¿Políticas neoliberales en estado terminal?

Nota de Aporrea: Antonio Morillo
Debido a la terrible crísis financiera, producto de la deuda externa de los países del hemisferio. durante la década de los ochenta, América Latina fué objeto de estudio de economistas, teóricos y académicos neoclásicos,

Estos estudios dieron como resultado el llamado “Consenso de Washington”, término acuñado por el economísta inglés John Williamson, durante la década de los 80, para referirse a programas de reajuste macroeconómico, que utilizaban los organismos financieros internacionales. Posteriormente, estas reformas macroeconómicas se vertieron en un documento que se derivó de las conclusiones de una Conferencia en el Instituto Internacional de Economía de Washington, convocada por el propio Williamson, los días 6 y 7 de noviembre de 1989, en la capital de los Estados Unidos de América.

La conferencia tenía como propósito analizar el estado de situación de estas políticas de ajustes. En ella participaron el Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Banco Interamericano de Desarrollo, Instituciones Financieras y de Comercio de los Estados Unidos, así como funcionarios responsables de políticas económicas gubernamentales de países de latinoamérica.

Fueron diez los puntos en donde hubo un gran margen de acuerdos, entre otros: reducción del gastos público, que el tipo de cambio lo determine la fuerza del mercado, liberalización de la importaciones, inversion extranjera directa sin trabas y privatizaciones.

Más tarde, los teóricos del “Consenso de Washington” intentaron darle fuerza, respaldo y mayor legitimidad internacional a esta políticas, con la propuesta de la creación de una zona de libre comercio para el continente, la cual fue lanzada en la I Cumbre de las Américas celebrada en Miami, en diciembre de 1994, y a la que denominaron ALCA.

Resultados de estos planteamientos: en 1980, 120 millones de habitantes vivían en índices de pobrezas, para el año 1999 cerca de 220 millones se encontraban en esa situación.

Pues bien, para nuestra sorpresa nos encontramos con un artículo publicado recientemente en el diario Wall Street Journal, en donde uno de los más entusiastas promotores del Consenso de Washington, Ricardo Hausmann dice: “Reformas profundas, crecimiento pésimo”, “algo tiene que andar mal con las teorías del crecimiento”, “nuestra teoría era que el obstáculo al crecimiento era la falta de reformas”, “las reformas llegaron y los resultados fueron decepcionantes”, refiriéndose a las políticas sugeridas en la época.

El reconocimiento público de Hausmann, acerca del fracaso de las políticas neoliberales establecidas y las dificultades para la implementación del ALCA, sin duda no son hechos fortuitos, sino el producto de la insostenibilidad de un modelo que, de acuerdo a las cifras manejadas por todas las instituciones y comisiones estudiosas del desarrollo económico, no dió los resultados prometidos y además sumió a los países en una profunda recesión.

Por otro lado, los resultados obtenidos por américa latina y en particular Venezuela, durante el año 2004, que de acuerdo al informe de la CEPAL, el sub-continente creció 5,5%, destacándose el espectacular crecimiento de Venezuela de un 18%, evidencia que un modelo alternativo puede ser viable y estas cifras seguramente llevaron a Ricardo Hausmann a admitir el falló de las políticas del “Consenso de Washington”.

El retardo y las dificultades del ALCA, el reconocimiento de Hausmann y el crecimiento y las proyecciones favorables de la economía venezolana y de américa latina, sumado a la existencia de acciones y propuestas alternativas al pensamiento del “Consenso de Washington”, no son situaciones aisladas, sino que todas parecen converger en un solo punto: pudíeramos estar en presencia de la etapa terminal de las políticas neoliberales.






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