Aprovechemos la división en torno a la estatua de Colón

Ya ocurrió. Ya cayó la estatua a Cristóbal Colón. El "Monumento a Colón en el Golfo Triste" de Rafael de la Cova se quedó sin su protagonista.

Estas son unas cortas líneas que quiero dirigir a Aipo, ABA, Anmcla y las otras organizaciones e individualidades que protagonizaron esta acción simbólica tan importante, que se parece un poco al 4 de febrero de 1992: fue ilegal, se le consideró anárquica y en contra de la Constitución, pero contó con la simpatía, el apoyo y la solidaridad de muchos, incluyéndome.

Es injustificable en mi opinión el fuerte despliegue mediático que se ha hecho desde este lado del proceso en contra de las acciones ocurridas el martes, siguiendo la línea que impuso Globovisión. Si bien una gran parte del sector bolivariano desaprueba la forma cómo ocurrieron los hechos, no es menos cierto que la agresión contra una estatua de Guaicaipuro ocurrida durante las guarimbas, o contra la tumba de Alí Primera ocurrida hace poco, no han recibido desde nuestros medios ni la décima parte del despliegue mediático que recibió esta agresión contra el invasor genovés.

Sobre esos dos casos, no hubo larguísimos y reiterados editoriales de La Hojilla, ni comunicados de Fundapatrimonio, ni ataques desproporcionados e injustificados por parte de la Policía Municipal, ni personas presentadas ante la Fiscalía, ni ruedas de prensa del Minci. De hecho, en el caso de la estatua de Guaicaipuro, muchos apenas nos estamos enterando HOY, siete meses después de ocurrido el hecho.

Claro que no hemos analizado la otra cara del asunto: sin querer, se hizo quedar al gobierno en ridículo. Si simplemente se hubiera derribado la estatua y se hubieran retirado, el asunto tal vez no hubiera tenido mayor trascendencia excepto la que podría darle Globovisión por algunos momentos. Pero al arrastrarse el trozo de bronce por las calles durante dos horas, y querer llevarla al Teatro Teresa Carreño, es donde -en mi humilde y tal vez equivocada opinión- se comete el verdadero error, pues de alguna manera se desafió al gobierno establecido: el nuestro.

¡Pero ya basta de buscar culpables! Quienes nos alegramos por la caída de la estatua así lo asumimos. Ahora, tenemos que dar un paso adelante, luchar por la libertad de los compañeros apresados, y luego integrarnos con el otro sector del proceso que, si bien estuvo en contra del tumbar la estatua de esa forma, sin embargo sí está a favor de luchar por los derechos del pueblo indígena venezolano y aprueba el quitar las estatuas que glorifican de alguna forma a Cristóbal Colón, haciéndolo de una forma legal.

Personalmente he sido testigo, en semanas recientes, de las luchas que surgen entre diversos sectores del proceso que se confrontan por diversos motivos: por un candidato, por una idea, por una táctica. Y duele ver cómo hermanos que lucharon hombro a hombro el 13 de abril, durante el paro de diciembre de 2002, o más recientemente en el referendo, ahora se están atacando entre sí con insultos, insinuaciones y acusaciones. De repente dos hermanos que antes luchaban juntos se acusan de "escuálido", "contrarrevolucionario", "vándalo", "delincuente", "burgués",
"sifrinito" o quien sabe qué otros calificativos.

Esas actitudes las he visto con particular fuerza en las discusiones en torno a la triste estatua, para alegría de los verdaderos contrarrevolucionarios. Dos personas que están de acuerdo en quitar la estatua se insultan sólo porque difieren en cómo quitarla: uno quiere hacerlo con firmas, y el otro con una cabuya. ¡Hasta cuando!

Señores, todos estamos del mismo lado, si bien la forma de luchar puede ser distinta. En este caso, pienso que los protagonistas de los hechos del 12-O no tienen qué reconocer ningún error que no han cometido, pero sí pueden aprovechar la amplia publicidad que ha recibido este asunto para iniciar una AMPLIA CAMPAÑA PARA:

(1) Continuar exigiendo la liberación de los 5 imputados por los hechos del 12 de Octubre.
(2) No permitir la reinstalación de la estatua de Colón en Plaza Venezuela, usando todos los medios legales disponibles.
(3) Pedir el cambio de nombre del Paseo Colón y la instalación de una estatua dedicada a los luchadores indígenas.
(4) Pedir la sustitución de todas las estatuas dedicadas a Cristóbal Colón a nivel nacional, usando los canales legales.
(5) Apoyar iniciativas similares, como la de Conive contra la estatua de Colón en El Calvario, o la de otros grupos indígenas que piden cambiar el nombre del Paseo Colón de Puerto La Cruz (hecho que pasó debajo de la mesa incluso para nuestros medios).

Lo dejo para la discusión.


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Luigino Bracci

Estrecho colaborador y antiguo miembro del equipo editor de Aporrea. Bracci es un celoso defensor del Software Libre y de la libertad de expresión.

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