Colombia: y que la muerte los separe

El matrimonio Uribe-Chávez parece católico y, al menos en el caso del acuerdo humanitario para liberar a los rehenes en poder de las Farc, será hasta que la muerte los separe.

Ese matrimonio que se celebró cuando Uribe designó a Chávez facilitador del acuerdo, y éste se llevó a Piedad Córdoba a que le acompañara, ha sido declarado indisoluble por Francia y Suiza, dos de los países con los que Uribe quiere casarse otra vez en un nuevo acto del sainete ‘liberation now’ que el propio Uribe se encarga de abortar porque Uribe, como en el caso de la propaganda que enseña a la mujer a defender su derecho a tener hijos sólo cuando le de la gana a ella y no al marido, no quiere por el momento parir con Chávez el acuerdo humanitario.

En su gira por Europa, los medios uribistas pregonan el triunfo de lo obvio: que fue recibido con estruendoso aplauso y asfixiantes abrazos, y quizás algunos furtivos besos, por la “Madre España”. Valiente gracia que un país, cuya figura cimera es un fascista; su ícono un Don Mediocre y su jefe de gobierno un pusilánime, aplaudan, abracen y besen al hijo natural que en Latinoamérica más se aproxima a un reconocimiento del exterminio con que la “Madre Patria” sentó sus reales patas en las gloriosas testas de nuestros ancestros primitivos.

En Francia la cosa fue distinta: allí también los medios explotaron el reconocimiento de lo obvio: que Sarkozy dijera a Uribe que no compartía la propuesta de Chávez de retirarle el calificativo de terroristas a las Farc… “mientras no cambiaran de actitud”. Pero esos medios callaron dos cosas importantes: que Francia al mismo tiempo le exigía a Uribe retirar sus inamovibles de los que tanto se ufana para entrabar el acuerdo humanitario y que, por otro lado, le aceptaba retornar al campo de país facilitador, si el gobierno le garantizaba libertad y autonomía en las decisiones que se tomaran en ese propósito.

En Suiza, pasó lo mismo: rechazo a la propuesta de Chávez… “mientras las Farc no cambien de actitud” y autonomía para integrar la comisión facilitadora con la que Uribe intenta desesperadamente reemplazar a Chávez y Piedad.

Pero Davos fue la tapa: esta mañana de enero 25 a las 6:30 escuché en la W al canciller francés decir muy firmemente que Chávez es una ficha importante en la liberación de los secuestrados y que, como tal, debiera ser invitado por el gobierno de Uribe a integrar la comisión. Y la noche anterior, como atando cabos, vi al director de Voz Proletaria, quien tiene por qué saberlo, revelar que las Farc están confeccionando otra lista de secuestrados o rehenes, que para mi son tan lo uno como lo otro, entre quienes estarían con prelación los más enfermos y las mujeres, para liberarlos. Y seguramente no pensarán entregárseles a Uribe ni a Zapatero, Aznar o el rey Don Nadie, sino a Chávez y Piedad.

Como yo cruzo los dedos en primer lugar por la suerte de esos infelices que se pudren en la selva ruego, imploro y rezo porque Chávez no se vaya a deschavetar más contra Uribe por estos días porque no es bueno, ni decente ni de caballero humillar al vencido.

oquinteroefe@yahoo.com


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Octavio Quintero


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