Los signos colectivistas de estos tiempos (democracia protagónica y directa, “decisiones desde las bases”, propensión de organizaciones cada vez mas horizontales), lamentablemente todavía no han generado en el movimiento de los trabajadores la superación del representativísimo, ni los cambios radicales que conduzcan a reorientar la practica sindical, ya que el peso de la vieja cultura CETEVISTA, clientelar, cupular, corrupta, economicista y defensiva, todavía es enorme. Al punto de que los liderazgos, “corrientes” y factores existentes en el movimiento obrero venezolano, aun las que se definen socialistas y revolucionarios, se parecen al viejo Sindicalerismo Adeco. Esto es sencillamente una sana autocrítica.
Desde Sirtra Salud Dtto Capital, apostamos a que la ruptura con ese viejo y degenerado modelo sindical y el advenimiento de uno auténtico, solidario, colectivista y socialista, surja fundamentalmente desde las bases del proletariado. Sirva esta introducción para intentar abordar el tema de la Contratación Colectiva, no en su sentido jurídico- laboral, ni como critica a la ficción del “acuerdo entre clases”, propugnado y exaltado por la “moderna” democracia burguesa y sus leyes, para enmascarar la explotación al trabajo humano, génesis del capitalismo. Sino como algo más sorprendente y aberrante, es decir la critica a la Contratación Colectiva, como instrumento de poder y dominación desde la propia clase trabajadora.
Lo primero que debemos asumir concienzudamente, es que el sindicato o mejor aun el movimiento sindical, se ha convertido en una suerte de poder constituido que ejerce su dominio sobre el movimiento de trabajadores, que es sin duda la expresión genuina del poder constituyente de estos. Por ello es tan necesario hacer esta distinción. Y esto es así, por efecto de las perversiones generadas por la ley del valor, la que ha distorsionado los propósitos supremos y originales de hermandad, de unión y solidaridad del sindicalismo, convirtiéndolo también en una vulgar mercancía y en un instrumento meramente defensivo y políticamente inocuo para el régimen capitalista que lo asimilo como parte de su engranaje, pero a la vez en un modus vivendi parasitario desde la misma clase, de la cual se generan castas, que el propio Marx definía como la aristocracia obrera. Aclaramos que reivindicamos el sindicalismo en su esencia original, por eso consideramos imprescindible replanteárselo para que tenga vigencia y pertinencia histórica y política, para que sea de verdad un instrumento de la revolución socialista.
Pero entrando otra vez en el tema de las Contrataciones Colectivas, decíamos que estas no solo se han convertido en un medio de lucro de la “aristocracia obrera”, sino en instrumento de estas para ejercer poder sobre su propia clase.
Preguntémonos ¿tiene sentido revolucionario y democrático ,que una Directiva Sindical, por muy mayoritario que sea su sindicato, se apropie y “secuestre” las Convenciones Colectivas, que son realmente propiedad de los trabajadores y de sus familias? ¿Legalizar el mito de la Directiva Sindical como “supremos representantes” de los trabajadores, no es hacerle el juego al representativísimo burgués, degenerando al sindicato en sus propósitos originales, esto puede llamarse un sindicalismo socialista? ¿El proyecto de la nueva ley del trabajo convalida u omite estas aberraciones?.
Estamos seguros, que si se revierte la actual conducta de monopolización y secuestro en la administración de las Convenciones Colectivas, por parte de la Juntas Directivas de los sindicatos, federaciones y gremios. El sindicalismo ya no seria un Modus Vivendi, ni un ventajismo, ni un privilegio para algunos, sino un autentico apostolado socialista y revolucionario.
¡Sin Trabajadores no hay Socialismo!
¡Proletarios del mundo... uníos!
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