«Hace unos 10 días aproximadamente, de la Casa Blanca llamaron al Palacio de Miraflores y tuve una conversación telefónica con el presidente Donald Trump», sostuvo Maduro. La llamada ocurrió en un contexto de fuertes tensiones bilaterales, exacerbadas por el reciente despliegue militar de Washington en el Caribe.
Maduro calificó el tono del intercambio como de «respeto y cordialidad» y manifestó su apertura a futuras negociaciones. «Si esa llamada significa que se están dando pasos hacia un diálogo respetuoso de Estado a Estado, bienvenido el diálogo y la diplomacia», precisó.
El mandatario venezolano declaró que el evento había sido reseñado ampliamente en la prensa, pero explicó su decisión de no ofrecer detalles. Atribuyó su postura a su experiencia como excanciller y jefe de Estado, prefiriendo la «prudencia diplomática».
«A mí no me gusta la diplomacia de micrófono. Cuando hay cosas importantes, en silencio tienen que ser, hasta que se den«, alegó Maduro, justificando la reserva sobre el contenido de la conversación.
