La pelota como metáfora imperial

Las 3 bases del béisbol, las 7 de Colombia y las 918 del mundo

Para llegar al home y para felicidad de quien hace la carrera (anotación en el béisbol) se necesita pasar por tres bases anteriores: la primera, la segunda y la tercera. Cualquier bisoño niño dominicano conoce esta regla del deporte más arraigado en toda la cuenca caribeña y en el norte americano.

Ciertamente, para este objetivo el corredor debe golpear la bola hacia algún terreno sin defensa o con algunas otras estrategias de engaño hacia el picher o el cacher, o intuir por dónde viene y qué tipo de lanzamiento utilizará. El fin justifica los medios en el béisbol: robarse una base significa ganarle el tiempo al adversario mientras éste piensa qué hacer; en fin; en el béisbol, triunfa quien sabe engañar, quien administra mejor la información, quien golpea con más efectividad en el terreno del adversario, para que, precisamente, el corredor tenga absoluta inmunidad en el tránsito que lo llevará a casa. (El objetivo no es quedarse en ningún lugar, sino golpear al contrario para que en el terreno conquistado no exista obstáculo).

Como buenos estrategas de la pelota imperial, ni Bush ni Obama han manifestado deseos de quedarse indefinidamente en el suelo de Irak tal como lo hacían los antiguos colonizadores del dieciocho y del diecinueve. Los 170 mil soldados yankis, sencillamente pisarán el home en cualquier momento, pues ansiosos estarán por anotar la carrera del gane, que no es otro sino la conquista de la riqueza petrolera de la antigua Mesopotamia. Ganar la serie mundial para la tierra prometida americana, sencillamente.

El béisbol es una metáfora del descubrimiento; de la exploración. Del que sabe pegar duro para conquistar un objetivo. La doctrina del Destino Manifiesto en un juego de conquista de tres bases. (Dijimos que la base número cuatro es el hogar donde se llega justificando la ulterior razón de la existencia).

Algunas veces los bateadores no llegan a casa, pues la regla del out los saca del camino. Hasta 1975 en la serie de Vietnam 58 mil peloteros de pasaporte americano no pudieron pisar el home. En la serie de Corea se quedaron en el camino, entre la primera y la tercera, unos 44 mil patriotas y en la Segunda Guerra 413 mil fue el costo del pueblo joven norteamericano para que los yankis del nuevo imperio conquistaran hasta hoy los apetecibles puertos europeos y todos los puertos del Pacífico.

Juego de bases de un pueblo sin nombre y formado para la guerra es pues el béisbol concluimos. Pero en Irak y Afganistán los nuevos exploradores del siglo XXI tienen 106 bases con algo más 250 mil soldados esperando remolque desde la inicial, en una empantanada situación que ha cobrado la vida de más de 4 mil efectivos, en un extraño juego donde su manager (Bush) lo declaró vencido desde un barco en el Atlántico antes del out 27 hace ya algunos años.

513 es la cifra de las bases militares en la culta y ocupada Europa con cerca de 83 mil soldaditos estacionados en tercera –se dice OTAN- esperando el toque de pelota para anotar la desesperada carrera que hace falta para ganarle el play off a los “atrasados” talibanes* de Afganistán. *Unos barbudos medievales que también saben jugar pelota.

Como símbolo de quien inicia un viaje hacia un lugar remoto, los bateadores de los Yankis de Nueva York golpean durísimo los continentes de Asia y Oceanía con 284 bases militares y unos 68 mil soldados que miran con ojos de perro hambriento a los intransigentes coreanos del norte y más allá en el llamado oriente medio, a los diabólicos iraníes.

En América del sur, además de la renovada y ambulante Cuarta Flota, hay 15 bases militares, (Colombia tiene el glorioso record de tener 7 nada más, le siguen Perú con 2 y con 1 Honduras, Costa Rica, El Salvador, Aruba, Curazao y la de Guantánamo). Aquí regresamos al principio con el fin justificando los medios de la ficción terrorista y narcotraficante recitada por los preocupados voceros de la nación que el divino destino escogió para el desarrollo del capitalismo más avanzado; no obstante, sabemos el propósito: controlar los cuantiosos recursos energéticos y de biodiversidad que alimentarán la vida futura del planeta por cientos de años.


al-fredone61@hotmail.com


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Freddy Martínez


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