Escuchen pérfidos pitiyanquis colombianos la voz de aquel hijo llamado Vargas Vila

El neogranadino Florentino González, de los más acérrimos enemigos de Bolívar y comprometido en el atentado del 25 de septiembre de 1828 contra el Libertador, pedía a gritos que Colombia pasase a ser otra estrella más de la bandera yanqui. Todos los liberales colombianos siempre han pedido que EE UU los adopte. Mientras más el gringo les desprecia, mientras más les humilla y les escupe en la cara y les destroza el país (les arrebataron Panamá), más estos liberales le adoran y se le arrodillan. Dios mío, que tierra más plagada de infames traidores. Nunca, además, entenderemos por qué las FARC teniendo a tanto retenidos llegan y sueltan junto con la putica de la Ingrid a los agentes de la CIA. La imaginación no da para tanto. ¡Zape sapos!

No olvidemos esa política de entregar a sus compatriotas a los tribunales gringos para que allá sean juzgados. Que es como entregar el hijo al vecino para que éste lo castigue como le da la gana. No, Dios mío, no hay país más entreguista que éste. ¡Y son nuestros irremediables vecinos! Dicen que son nuestros hermanos, qué de Caínes: los que mataron a Abel, a nuestro Sucre. Los que llevaron a una muerte prematura a Bolívar. Ese país que nunca reconoció como a su hijo al poeta Vargas Vila, el que les decía: “montones de muertos, limitan los horizontes, como si la Eternidad no pudiera recibir en sus dominios, esta invasión inesperada; nubes de cuervos velan las nubes de los cielos, ocultándolas a los ojos de aquellos que los ven morir…” porque él que preveía la hora es de los grandes carnicero, tuvo que morir exiliado en Venezuela, porque nuestra tierra fue siempre la Jerusalén de todos los grandes neogranadinos. Y les gritaba a las piltrafas de sus políticos vendidos: “Washington, apuñalea a Bolívar por la espalda; y roba sus tesoros. Los yanquis, se entregan al reparto y, al despojo de la América Latina y, el mundo ignora este reparto hecho por los piratas de Cartago, creyendo en la derrota de Roma. El yanqui, ha escogido bien la hora… Esta hora trágica y, crepuscular, en que nadie puede ir en ayuda de los pueblos que devoran. Ha engordado con la sangre que fecunda la Tierra. Pueblo sin corazón, él, no tiene sino vientre. Él ha amonedado la sangre y las lágrimas de Europa, y, ha hecho de ese Infortunio, su Fortuna. El monroísmo, es, la consigna de ellos. Atracar, más que atacar, los pueblos débiles.”

Ahora esos lacayos permiten que se les monten cinco bases de la Fuerza Aérea y la Armada: en Apiay, en Malambo, en Palanquero, Cartagena y Bahía de Málaga. Todo en perfecta combinación con el Comando Sur para controlar cuanto se hace en Venezuela.

En bandido que coordinará todas las acciones de estas bases es el ex embajador en Venezuela, William Brownfield, seguidor de Bush en todas las decisiones golpistas en nuestro país. El pretexto sigue siendo la lucha contra el narcotráfico y contra la delincuencia internacional. Son como los altos del Golám para Venezuela. Brownfield, el mismo asesor político, entre 1989 y 1990, del Comandante en Jefe del Comando Sur, en Panamá.

Esos malditos, Vargas Vila, nunca te escucharon. Te odia, por eso no te leen ni jamás te han leído. Jamás habrían aceptado tu voz de rayo, tu voz herida y desgarrada cuando cantabas: “Cayeron sobre esos pueblos, como el pie de un paquidermo, y, aplastaron su corazón así, agoniza entre sus brazos la República Cubana, la República Dominicana, la República nicaragüense, y la República de Panamá; así murió ahogada en sangre la República Filipina; así estranguladas por la mano amiga de los republicanos del Norte; en Cuba, la protección conquista disfrazada; en Manila la batalla, conquista declarada; en Puerto Rico la posesión, conquista tolerada; en Santo Domingo, la ocupación, conquista descarada en Panamá, la intervención, conquista desvergonzada; siempre y, dondequiera la conquista. Y, a este despojo vil lo llaman: la Victoria.”

“Y, escritores, pensadores, diaristas de nuestra América Latina, noblemente engañados por el miraje lejano, han aplaudido este engaño pérfido, esta burla a la generosidad humana, este zarpazo de un tigre disfrazado de Tartufo; y, deslumbrados por la Victoria, se han convertido al culto de la Fuerza.”

“¿Por qué no mostrarles tal como es, esta oligarquía poderosa, más que la oligarquía de los Eupatridas, aristocracia moderna, salida del fondo de las minas de California y, de las huellas de Pensilvania, armada de cuarzos gigantescos, despreciando la grandeza de las viejas armaduras y, de los muertos caballeros, vergonzosa de su sangre plebeya, orgullosa de su civilización monstruosa, de la belleza tenebrosa, inquietante y, viril, de sus vírgenes auríferas, mito deseado, caso de oro, en que van a apagar su sed los hijos de las viejas noblezas europeas, decrépitas y, arruinadas?”


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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