La Desesperación de un tigre acorralado (¿?)

¿Cómo tratan otras naciones a un tigre acorralado?

Con una gran dosis de prudencia, podría decirse. Aunque Estados Unidos ya no puede imponer sus modos en casi ninguna parte, sigue siendo capaz de infligir grandes daños si decide dar un coletazo. Irán puede desafiar a Estados Unidos con aplomo, pero intenta ser cauteloso para no humillarlo. China puede sentirse plena de vigor, segura de que se fortalecerá más en las décadas venideras, pero maneja con prudencia a Estados Unidos. Hugo Chávez puede torcerle la nariz al tigre abiertamente, pero Fidel Castro, más viejo y sabio, habla en un tono menos provocador. Y el primer ministro italiano, Romano Prodi, toma de las manos a Condoleezza Rice mientras emprende una política exterior encaminada a fortalecer el papel mundial de Europa, independiente de Estados Unidos.

Dice un sabio dicho que, “cuando se acerca el momento de la destrucción, se pierde el buen sentido”. Y así queda demostrado por la actitud villana y pueril de un imperio que para mantenerse en su decadente sueño de grandeza, hace lo imposible y comete todo tipo de tropelías, con el fin de justificar lo injustificable en su ya decretada muerte política y en su aparatoso e inevitable derrumbamiento del modelo capitalista salvaje.

Hoy vemos con estupor e impotencia lo que pretende hacer el imperio estadounidense (tigre acorralado) contra el pueblo de Irán. Con la connivencia de sus aliados cipayos en el que no podía faltar la vieja Europa –cual caimanes de un mismo pozo— la anuencia servil de Francia, Gran Bretaña y el sionismo internacional (Israel), convienen con frenesí y locura de ir por el petróleo de Irak, so pretexto de asestarle un demoledor golpe al régimen de los ayatolas. O mejor dicho, apropiarse por la fuerza de uno de los reservorios de hidrocarburos más grande e inmensos del planeta.

La principal arma para "derrotar a Irán" ya está lista: se trata de una bomba "superpotente" de efecto penetrante que pesa 14 toneladas, capaz de destruir objetivos en búnkeres subterráneos de gran profundidad. El Pentágono ya la tiene en su arsenal, lista para su misión de destruir las instalaciones nucleares iraníes, según declaraciones dadas a la cadena Fox por el general Thomas McInerney, ex jefe adjunto del Estado Mayor de la Fuerza Aérea de EEUU.

Al borde del paroxismo y en una arrogante y desafiante actitud, McInerney este prepotente militarcito de papel dice: "El presidente Ahmadineyad no tiene en Irán nada que no podamos destruir", señaló el general en retiro durante una entrevista en la cadena Fox, que cultiva una especial vinculación con los halcones sionistas de "derecha" que controlan la Casa Blanca, empezando por Bush.

Un conjunto de analistas dentro de EEUU estima que después de la experiencia de Irak hay que descartar una invasión militar, dado que Irán es una potencia militar que ha desarrollado una red defensiva estratégica infinitamente superior a la del Irak de Saddam Hussein.

Según se desprende del testimonio del "extrovertido" general norteamericano McInerney a la Fox, EEUU intentará no sólo demoler el poderío militar de Irán y poner fin el programa nuclear de este país, sino también convertir su territorio en un laboratorio para ensayar nuevos tipos de armas, como sería el caso de la "súper-bomba".

En el resto del mundo, los gobiernos de todas las tendencias le prestan cada vez menos atención a cualquier cosa que Estados Unidos diga o quiera. Cuando era secretaria de Estado Madeleine Albright dijo que Estados Unidos era “la nación indispensable”. Esto pudo haber sido cierto alguna vez, pero ciertamente no es verdad en el aquí y el ahora. Hoy, el tigre está acorralado...

No es todavía plenamente el “tigre de papel” del que hablara Mao Tse Tung, pero es cierto que va en camino de ser exhibido como un tigre agazapado, a la defensiva.

joseagapo@cantv.net


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Jose Agapito Ramirez


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