La cosa da risa, por la impotencia, y el poco fuelle que hoy representa la oposición terrorista venezolana. No les funcionó la OEA ni el Grupo da Grima, ni las sanciones ni bloqueos, ni las histéricas contorsiones de la Unión Europea repartiendo premios a Leopoldo López, Edmundo González y Julio Borges, como quien reparte agua de azúcar. La sayona está muy de capa caída, a los terroristas y narcotraficantes se les está dando en la madre en Venezuela, y lo que hacen cada día es llevar palos y más palos. Aquí los gringos se han ido quedando enteramente solitos. Íngrimamente solos. Marco Rubio trata de ingeniárselas procurando sacar a flote el poder de intimidación del imperio, de sus amenazas, ese que pone a temblar a mandatarios blandengues y cobardes, pero aquí en la patria de Bolívar eso no funciona. Esas reacciones son productos de los últimos estertores de unos extorsionistas y malandros que no han podido ni podrán con nosotros. ¿Quiénes son capaces de creer tamaños mojones? Y lo que hacen es el ridículo, eso es a la vez signo de que algo gordo y feo están planeando, por lo que hay que estar muy alertas.
El imbécil la fiscal general de EEUU, Pam Bondi ha anunciado con harta pompa y burda ridiculez que "Maduro usa organizaciones terroristas extranjeras como el TDA (Tren de Aragua), así como el Cártel de los Soles y el Cártel de Sinaloa para traer drogas mortales y violencia a nuestro país". Qué declaraciones más mal amañadas, y se lanza sin medir sus payasadas que se aumenta la recompensa por la captura de Nicolás Maduro de 25 a 50 millones de dólares. Eso para ver si algún degenerado o loco se lanza a planificar un atentado. Pero en realidad, el verdadero propósito de estas declaraciones es hacer lo imposible por crear un cuadro de inestabilidad política y social en Venezuela, y procurar darles algún respiro a sus mercenarios dentro de Venezuela, Colombia, Guyana y Ecuador. El imperio no puede dejar de joder un solo instante contra un país que no se les arrodille, que no se entregue vilmente, y esté decidido a responderle con carácter todas sus miserables inventos y bravuconadas.
Viene y desempolvan aquellas acusaciones de Washington esgrimidas durante el primer mandato de Donald Trump, en 2020, por narcotráfico y terrorismo contra el presidente Maduro y con gran alarde agregan: "quien sigue bajo la lupa de la comunidad internacional por el fraude cometido en las elecciones del 28 de julio del año pasado".
De inmediato, el gran chulo y cabrón, el exmilitar fundador del ejército privado de mercenarios Blackwater, Erik Prince, salió de asomado, a meter su cuchara e hizo una gran contraoferta: «Que sea vivo o muerto», como aquellos carteles que se publicaban en el oeste gringo "DEAD OR ALIVE". Han vendido bien caro el cuento de la recompensa, pasaron en enero de este año, de 15 a 25 millones de dólares, y ahora lo duplican, pero al mismo tiempo viene la Chevron y hace negocio con el supuesto "narco y asesino y jefe del Tren de Aragua, Nicolás Maduro". Qué ridiculez es esa. Aquí los organismos de seguridad deben estar super alertas con cámaras por todos lados, porque el juego es otro. En la primera administración de Trump, éste se fue en blanco, con sus amenazas no logrando un carajo y ahora nosotros estamos muchos mejor preparados para proteger a nuestro presidente y a la vez para enfrentar sus actos terroristas.