Chávez: la tercera amenaza

En la pintoresca población de Davos, enclavada en el entorno
alpino, región fecunda en resorts donde la gente bella y famosa acude a
esquiar en parajes de ensueño, los más ricos del mundo se congregan
anualmente para intercambiar fórmulas que incrementen sus fortunas.

La Confederación Helvética resulta el país soñado para tales
actividades. En Suiza no hay pobres pues no los dejan entrar; tampoco
permiten que los extranjeros adquieran inmuebles y ni siquiera les dan la
nacionalidad si por mala - o por buena ­ leche (suiza, naturalmente), nacen
en su territorio.

Los suizos no hacen la guerra, pues son neutrales; tampoco
hacen el amor o lo hacen de manera programada para no tener problemas con el
incremento poblacional. Prefieren hacer dinero y para ello nada mejor que
los bancos suizos, donde cualquiera: jerarcas nazis, dictadores de toda
laya, gángsters, capos y carteles de la droga, deposita sus proventos en
cuentas cifradas en la seguridad de tenerlos a buen resguardo.

En Zurich, muy cerca de Davos, las transnacionales
farmacéuticas sacan provecho de cualquiera que se atreva a enfermarse,
mientras las procesadoras de leche en polvo envían sus latas al tercermundo,
para que los dueños de las vacas gordas se lucren con el hambre de niños
famélicos.

En Davos se determinó este año que sobre América Latina se
ciernen tres amenazas. La primera es la presunta escasez de fuentes
energéticas; la segunda el terrorismo internacional y la tercera Hugo Chávez
Frías. Naturalmente, como ciudadano de esta República Bolivariana, me siento
indignado de que a nuestro mandatario lo hayan colocado en el tercer puesto,
cuando por infinitas razones merece el primero.

Si yo fuera rico, un magnate o un potentado de talla
transnacional, consideraría que el Presidente venezolano es una plaga peor
que las leyes antimonopolio.

Chávez tiene el tupé de andar por el mundo en plan de buen
samaritano. Subsidia calefacción para los pobres en los Estados Unidos,
vende combustible a precios regalados en las Antillas, cambia petróleo por
vacas argentinas y le presta helicópteros a Evo Morales.

Lo más grave e inaceptable es que lo hace por amor al arte,
sin intereses ni cláusulas leoninas. Quien no propugne el lucro merece que
lo lleven a Guantánamo.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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