En defensa de la libertad

“La muerte de cada ser humano me disminuye porque soy parte de la Humanidad” decía el poeta John Donne. Así pues, por genocida que haya sido, el asesinato de Sadam Hussein no deja de afectarnos como seres civilizados.

Parafraseando al poeta irlandés pudiéramos decir que la desaparición de un medio de comunicación menoscaba en alguna medida la libertad de expresión. Hasta aquí estoy de acuerdo con periodistas tan respetables como Eleazar Díaz Rangel o Clodovaldo Hernández en cuanto a la inconveniencia de no renovar la concesión radioeléctrica a RCTV.

Pero ¿se trata simplemente de eliminar un medio critico contra el gobierno o hay algo más trascendente tras la medida de marras? ¿No deberíamos preguntarnos si la libertad de expresión puede usarse de manera perversa y sistemática contra la institucionalidad democrática?

Quien esto escribe ha sido un critico permanente de la blandenguería gubernamental y la inoperatividad de CONATEL ante la conspiración mediática en la que participa RCTV. Dicha conspiración se inició abiertamente antes del golpe de Estado de abril de 2002, el cual fue planificado, dirigido y ejecutado por los medios privados agavillados contra el gobierno constitucional.

Tras el fallido golpe, ese pueblo que, según nos quieren hacer ver, tanto aprecia a RCTV, asedió la sede del canal y si no lo incendiaron y saquearon fue porque Hugo Chávez convenció a la poblada para que no cobrara una venganza que, aunque no idónea, era al menos excusable.

Si bien el Presidente Chávez es un excepcional comunicador, el gobierno carece de una política comunicacional, materia en la que ha estado mal asesorado, si es que se ha dejado asesorar. Mucho más procedente que la no renovación de la concesión es la revocatoria de la misma por la permanente campaña disociadora y subversiva que mantiene en ascuas a los venezolanos. De paso, y para estar claros, considero que las campañas de Globovisión son las más perniciosas de la televisión privada. Si dependiera de mi, ya estarían fuera del aire, sin previo aviso, aunque la alta sociedad civil se batiera de la furia.

Debo añadir que tampoco estoy de acuerdo con la utilización que se le da al canal del Estado, VTV, cuya programación, si así se puede llamar, incluye transmisiones que resultan inadecuadas en la pantalla del canal oficial.

Soy periodista y fui empresario radiodifusor pero mis prerrogativas como tal no valen más que mi derecho, y el de todos los venezolanos, a vivir en un país democrático. Quisiera saber si en Colombia o en Perú, por citar solo dos casos, los gobiernos permiten que los medios radioeléctricos transmitan apologías de las FARC o de Sendero Luminoso. ¿Acaso no es lo mismo que ensalzar a los subversivos criollos, igualmente extremistas, aunque de distinto signo?

Por otra parte, guerra avisada no mata soldado. ¿Quién le recomendó a Chávez anunciar con seis meses de anticipación el cierre de RCTV? Si los gringos y sus lacayos hubiesen dicho medio año antes que ahorcarían a Hussein, la indignación hubiese sido generalizada. Por cierto, ignoro si al respecto se ha pronunciado el Secretario general de la OEA. Y, ya que lo menciono ¿de cuando acá la OEA critica a los gobiernos y defiende a los consorcios?

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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