Tenemos que impedir que nos acorralen DEFINITIVAMENTE, que nos rodeen, que nos cojan y que luego nos den muerte. Tenemos que impedir a toda costa que le vayan a hacer al presidente Nicolás Maduro lo que le hicieron a nuestro Comandante Chávez. Nunca se había visto en este mundo una guerra tan atroz contra un país como la que nos están haciendo, por lo que urge por tanto una respuesta contundente, antes de que se llegue a una incontenible desesperación.

Claro, amamos la paz, pero entonces ellos con eso lo que hacen es reírse, mofarse. Tenemos en los corazones armados un poema de pureza, un sueño de amor y de lucha ultra bondadosos. Ellos se ríen de eso. Nuestros enemigos no conciben para conseguir sus propósitos sino el crimen y el terror.

Ellos mataron a Chávez porque en nada se parecía a ellos: no era un bufón como ellos, no era un hipócrita ni un avaro ni un cínico ni un chulo ni un vividor de la política de partidos como ellos. Porque siempre veía la verdad cara a cara, y eso les horrorizaba.

Evidentemente que hay que tener tres o cinco millones de milicianos entrenándose todos los días, y mantenerse alerta si los gringos optan por el ataque directo, bélico, contra nosotros. De momento la guerra que sufrimos no es con metralla ni misiles ni bombas, sino de otro tipo, menos costosa para ellos pero m{as horrible para nosotros. Pero el imperio no está lejos, está ahí al lado, en ese "hermano", Caín, que se llama Colombia. Vayan tomando nota.

Históricamente un país en revolución, fuertemente asediado, oprimido desde afuera, bloqueado como estamos nosotros, con ataques feroces desde la frontera, con guerra económica también dirigida desde el "hermano Caín", no puede sobrevivir mucho tiempo. Se verá ahogada, asfixiada en todos los terrenos donde más sufre el pueblo: la alimentación, la salud, la paz, el sosiego, … Vayan tomando nota.

Planteamiento fundamental: Nosotros estamos sufriendo horrores en esta guerra y nuestros enemigos están fresquecitos en sus oficinas de Nueva York, Madrid, Miami o Bogotá, manipulando el valor del dólar (provocando inmensas cantidades de muertos de manera silenciosa, y diciendo ellos que somos nosotros los que les matamos adrede), saboteando nuestro sistema eléctrico nacional (más muertos), bloqueando ahora los buques que transportan comida y gasolina a nuestros puertos (cuántas víctimas o damnificados), enviando drones para tratar de matar a nuestro presidente (pánico, horror, angustia), urdiendo planes para montar guarimbas (quemas de chavistas, negros,.. muchos crímenes impunes en nombre de la libertad…). Es decir, los que nos hacen esta atroz guerra no sufren ninguna pérdida visible inmediata, no tienen bajas que se puedan cuantificar de cara a los medios de comunicación del mundo, que paguen las consecuencias de sus actos monstruosos (amparados por el pensamiento dominante de la llamada civilización occidental), como sí ocurrió, por ejemplo, con la guerra de Vietnam o con la invasión a Bahía Cochinos en Cuba. Vayan tomando nota.

Debemos contraatacar muy fuertemente donde a ellos les duela también, que asuman sus responsabilidades de esta guerra, y que sepan que sus crímenes no van a quedar impunes; que todo tiene sus consecuencias.

Tantas indulgencias con estos asesinos nos está llevando a una agonía indecible, que ya no queremos seguir sufriendo. Que es mil veces preferible morir dando la vida en una batalla frontal, que ir muriendo de mengua, a crédito.

La clemencia con tantos asesinos es parricida. No podemos subordinar la salvación pública a las invenciones y acuerdos con los que nos están llevando en masa al matadero.

Tenemos que actuar. Apliquemos una estrategia que ponga en agitación al continente todo. Hay que sublevar a todos los pueblos contra estos nuevos esclavistas y conquistadores. Hay métodos y capacidad de lucha para ello. Pensemos, actuemos, tengo la fórmula…