Políticos carroñeros

La carroña, para quien desconoce el término, es la carne pútrida, descompuesta obtenida de una animal muerto, incluyendo la de los seres humanos. Constituye una fuente de alimento para grandes carnívoros y omnívoros en la mayoría de los ecosistemas. La carroña está vinculada con el vocablo carroñero, el adjetivo para calificar el animal cuya alimentación se basa en la ingesta de carne de los cuerpos muertos de otros animales que aquel no cazó. Son ejemplos de carroñeros o necrófagos el buitre, la hiena, las águilas, el coyote, los halcones, el demonio de Tasmania, entre tantos. Así mismo la carroña se utiliza para denotar algo que está podrido o corrompido o que resulta ruin.

El hombre es un animal omnívoro además, es una especie del orden de los primates perteneciente a la familia de los homínidos. Dentro de esta especie existen otras subespecies que podríamos calificar como carroñeros, es decir se alimentan y engordan sus cuentas bancarias con la carne pútrida de otros seres humanos.

Los primeros homínidos carroñeros que me vienen a la pensadora son algunos comerciantes. Estos seres ruines no tienen piedad con la miseria y no les importa el dolor humano, hacen todo lo posible para aumentar sus riquezas a costa de las necesidades del prójimo. Generan escasez mediante la baja de producción de alimentos, así mismo la práctica reiterada del acaparamiento o monopolio de aquellos comestibles más necesitados, solo para forjar aumentos desmesurados de precios. Si a lo anterior le agrego el almacenamiento y distribución de mercancías que les permite acrecentar el costo de los productos, el lector se percatará de quiénes son los responsables de la criminal inflación que minimiza cada vez más el salario de los obreros y profesionales de Venezuela. Estos carroñeros no tienen misericordia con el prójimo, no les importa los problemas de salud que le acarrean a los niños la carencia de alimentos. Mientras más muertos mejor, así obligan a los afectados a buscar dinero para obtener sus productos a precios inflados.

Otros homínidos carroñeros son ciertos dueños de laboratorios, clínicas y algunos médicos traficantes de la salud. Se ha comprobado que existen industrias productoras de medicinas que generan enfermedades para luego vender el remedio que sanará el afectado. Además se ha probado que un alto porcentaje (60 %) de los medicamentos del mercado no tienen ninguna utilidad y los que sirven los venden a elevados precios, por una sola razón: para ellos la salud es un negocio. Lo mismo se puede decir de los empresarios de las clínicas, que en muchas oportunidades practican operaciones quirúrgicas innecesarias, solo para obtener grandes beneficios y si se muere el paciente, nada importa. Está claro, la industria médica (laboratorios y clínicas) viven de la enfermedades y no de la salud. No les interesa la medicina preventiva dado que sus ganancias menguarían. Un pueblo sano atenta contra los intereses de estos necrófagos, quienes viven del dolor y de los padecimientos del prójimo.

Podría hacer un tratado sobre otra de las subespecies de homínidos que califican dentro de los carroñeros como son los banqueros, los dueños del dinero, los responsables de la mayoría de las desgracias de los pobres y las familias de clase media. Estos carroñeros se valen de diversas argucias para evitar que los asalariados disfruten de sus sueldos y de las ganancias obtenidas por los artesanos y pequeños comerciantes. Son estos insensibles los que embargan apartamentos y casas produciendo desalojos de familias, sin importar la consecuencia de estos actos brutales. Podría escribir varios tomos sobre los banqueros y afines, pero me conformaré con llamarlos con el deleznable apelativo de infelices e inclementes carroñeros.

Unos de los homínidos carroñeros que son un verdadero "primor" son ciertos políticos. Estos grandes carajos si es verdad que se alimentan de los muertos, de la carne pútrida de sus semejantes sin importarle lo más mínimo las secuelas. Podría relatar sobre las innumerables guerras acontecidas a lo largo de la historia del mundo cuya responsabilidad ha sido y es de los políticos, los militares y los dueños de las industrias fabricantes de armas. Millones y millones de muertos están detrás de las actuaciones de estos carroñeros que alimentaron sus cuentas bancarias con los fallecidos, sin embargo, sus rostros impasibles nunca mostraron el menor remordimiento por las desgracias ajenas. Estos carroñeros carecen de escrúpulos, de sensibilidad hacia los problemas humanos, se jactan de sus hazañas. De seguro presumen del dinero gastado en la guerra el cual pudo usarse para resolver otros problemas vitales. Esto no les interesa y tampoco les incumbe los muertos, estos les sirven para alimentar sus cuentas bancarias.

Lo que está sucediendo en Venezuela les permite a los habitantes de todo el planeta advertir la forma, al igual que los buitres, de cómo se asocian los necrófagos para desgarrar la carroña. Ya lo han hecho muchas veces y no les importa hacerlo de nuevo. Ya consiguieron el mayor carroñero, el "macho alfa", Donald Trump, quien dirigirá el desgarramiento de un pueblo. Uno de sus aliados, el gobierno español, que pareciera retornar a la época de las crueldades de Zoazola, Antoñanzas, Cerveriz y Monteverde, cuando ellos asolaron este país, lo cual dio origen a la proclamación del "decreto de guerra a muerte (1813). Otros de sus compinches, el Reino Unido y Bélgica, retrocedieron a las prácticas de la piratería del siglo XIX, que con la anuencia de sus gobiernos, se permitía, abordar a los barcos españoles para robarle el oro sustraído de América. La única diferencia es que el oro y el dinero depositado en sus bancos no provienen del hurto, sino que es el ahorro de un pueblo producto de las riquezas de Venezuela. Atras quedó el derecho y la diplomacia internaiconal, el robo se consagró en el ámbito mundial cual verdaderas mafias.

No cabe duda que las antiguas potencias España, Francia, Alemania y Bélgica retornaron a sus prácticas colonialistas y no se percatan de que sus aspiraciones de dominar el mundo finalizaron al finiquitar la segunda guerra mundial, a mediados del siglo XX. Y EEEU parece no darse cuenta que la América del Sur dejó de ser su patio trasero y es la voluntad de los pueblos la que decide el destino de su nación.

Lamentablemente en Venezuela hay carroñeros que actúan bajo la égida del "macho alfa" de norte. Es la hiena Donald quien dirige la manada de una cuerda de degenerados necrófagos que quieren apoderarse de las riquezas de Venezuela, son los viejos imperios, los mismos que devastaron África, América, Asia y Australia. No debemos voltear muy lejos, los ejemplos lo tenemos cerca en el tiempo en Libia, Irak, Siria, Afganistán y Yemen. Millones de muertos dan testimonio de lo que son capaces de hacer estos seres inhumanos, ayer dirigidos por Obama, Aznar y Tony Blair y hoy, contra la patria de Bolívar, actúan otros carroñero pero de la misma especie, esto son Donald, Pedro Sánchez y Theresa May, esta trilogía de criminales será la responsables de la desgracia que la suceda a nuestro país.

Nuestro carroñero Juan Guaidó se recordará en la historia de Venezuela, no como un héroe, sino como un infame traidor que se prestó para que, mediante una alianza internacional, los venezolanos seamos víctimas de la mayor agresión y despojo que se haya visto en la historia de América. Es el gobierno de Donald y sus aliados los que le estás dictando a este homúnculo carroñero lo que debe hacer con relación a la política venezolana. Espero que no debamos contabilizar los venezolanos que perezcan en una conflagración, simplemente para alimentar el ego y las cuentas bancarias de Guaidó.

Mi deseo más ferviente es que prevalezca la templanza y la cordura de los millones de venezolanos(as) y no tengamos que vivir las desgracias de una guerra. Que ningún habitante de la patria de Bolívar mantenga bajo los escombros de su casa el cadáver de un familiar y mire con tristeza y dolor de cómo se pudre ante la imposibilidad de rescatarlo y enterrarlo.

Es perentorio meditar sobre lo que sucede actualmente en Venezuela y no alimentar a los carroñeros insensibles que solo viven de las desgracias. Para finalizar copiaré palabras de Simón, que creo que podrán servir para superar estos momentos aciagos: "Por ardua que parezca esta empresa, no deben detenernos los obstáculos: otros infinitamente mayores hemos superado y nada parece imposible para hombres que han sacrificado todo por conseguir la libertad…No basta que nuestros Ejércitos sean victoriosos; no basta que los enemigos desaparezcan de nuestro territorio, ni que el mundo entero reconozca nuestra independencia: necesitamos aún más, ser libres bajo los auspicios liberales emanados de a fuente más sagrada, que es la voluntad del pueblo". Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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