Entre laberintos

Un buen día, Zeus, retozando en sus dominios mediterráneos avistó a una bella doncella que gozosa disfrutaba de las plácidas playas de Tiro o de Sidón, amor a primera vista, rápidamente el supremo del Olimpo se metamorseó en un hermoso Toro blanco, para el encantamiento de tan bella joven, que resultó ser Europa, hija del rey fenicio, sin pensarlo mucho se la llevó a Creta “en gortina, Zeus se une con la joven junto a una fuente y bajo unos plátanos que, en memoria de estos amores, obtuvieron el privilegio de no perder jamás sus hojas”. De esa historia surge Minos, rey de Creta y su esposa Pasifae.

Pasifae, vivió también su pasión bovina, al enamorarse de un toro del rebaño de su esposo, y, que gracias a Dédalo, ingeniero ateniense quién le diseño un artefacto, con el cual pudo satisfacer su tórrido amorío, de allí el Minotauro y el Laberinto

Pero el laberinto se sigue reproduciendo en la cultura, con sus características, pero es un laberinto, en este caso venezolano, bien lejos estamos geográfica y cronológicamente de ese mundo Homérico, sin embargo culturalmente NO, por ello, con agudo razonamiento el filósofo Briceño Guerrero, apunta: “Al observarnos a nosotros mismos para reconocernos y saber quiénes somos, salta a la vista que somos europeos. Lengua y vestido, religión y arquitectura, arte e instituciones políticas, escuela y cementerio dan testimonio inequívoco de nuestra pertenencia al ámbito cultural europeo”. (1) .

El Toro está presente hasta en el refranero popular: ¿Dejarse coger por el toro? O ¡tomarlo por los cachos¡, esas expresiones parecieran resumir el gran dilema del quehacer político nacional, sobre todo en el lenguaje de la gente de a pie, en relación a numerosas tareas cotidianas pendientes en la vida gubernamental y ciudadana.

En el remoto tiempo aludido, el joven Teseo, hijo del rey de Atenas, con gran valor y talento, logró expugnar hábilmente el complejo crucigrama residencial del Minotauro, liberando a la comarca de aquel esperpento que solo se nutría de mancebos y doncellas.

En la realidad venezolana actual, no hay Teseos, ni Dioses olímpicos, ni Mesías, hay gente, pueblo, que hay que dejarlos de ver como simples habitantes, como cifras aritméticas electorales, sino como potenciación neuronal, COMO CIUDADANOS A TITULAR , siguiendo el mandato de Bolívar en el congreso de Angostura, para poder construir una verdadera República.

Lo otro sería repetir la larga y bochornosa historia, de inconsecuencias, protagonizada por la clase política civil. Y militar, una vez defenestrado y muerto El Libertador. Decenas de guerras a lo largo del Siglo XIX, siguieron extenuando, desarticulando, y exterminando a la escasa población que sobrevivió a la gesta independentista.

Hoy a finales de la segunda década del Siglo XXI, pareciera que estamos también en un laberinto. En 1999, la Clase política entregaba el poder al Presidente Chávez, ellos sabían lo que endosaban, cedían algo para avanzar luego, estaban confiados en su larga experiencia en el manejo de lo público y privado. Estaban democráticamente cediendo dos décadas de calamidades político-económicas,(la década perdida/consenso de Washinton) una nación maltrecha, desvencijada, y alguien tenía que pagar los platos rotos. Afortunadamente no siempre los tramposos y habilidosos aciertan.

Se encontró Chávez ante un mapa, donde había que trazar nuevas rutas sociales: El capitalismo había demostrado su inviabilidad social y humana y el socialismo real, había sido fagocitado por su opuesto, hasta la brújula entró en dudas por su ortodoxa y sospechosa direccionalidad; quedó el recurso del Socialismo del Siglo XXI, todos los caminos como en el llano, y Chávez, como buen llanero, conocía de las claves que en la inmensa llanura le permitían llegar a su destino.

Las claves políticas y sociales, para la Nación, al menos para construir un mejor camino, las dejó el Comandante, en numerosos discursos, entrevistas, documentos, eso que se generaliza como legado, sólo habría que ver si este fue leído, entendido y hecho consciencia, por los líderes responsables de la toma de altas decisiones.

El laberinto venezolano nos toca resolverlo a nosotros; sin embargo no podemos descuidar al Toro-Trump que hace cada vez más complejo el LABERINTO MUNDIAL, queriendo embestir a una buena parte del mundo. Pareciera que los presidentes norteamericanos, se comportan al igual que los antiguos pistoleros del oeste, que hacían una hendidura en la cacha de su colt 45, por cada contendiente que asesinaban (trofeo). En el caso presidencial contemporáneo la simbología es distinta, ahora son países liquidados los que enriquecen el currículo.

LA REVOLUCION ES CULTURAL

(1).Briceño Guerrero, JM/p, 15/Monte Ávila Editores Latinoamericana/Caracas 1993.
Nota: de ninguna manera este texto implica una postura de odio contra los toros, pues no hay que olvidar que el toro-vuelto buey, bastante útil ha sido para la sociedad, siendo en las antiguas culturas un animal sagrado, e incluso, integra el horóscopo.


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Rafael Castro

Especializado en Gestión Cultural. Colaborador y Fundador de Instituciones de la Cultura, en el Sector Público y Privado.

 racasce@gmail.com      @racas42

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