¿Para qué sirve la ONU?

Tenía razón mi comandante Hugo en su discurso ante la ONU sobre la necesidad de darle un nuevo giro a dicho organismo internacional. El mismo que supuestamente debe velar por los derechos de todos sus miembros, además, su compromiso de hacer todo lo posible por el mantenimiento de la paz, en aras de un mundo mejor. Lamentablemente las evidencias de sus resoluciones y decisiones sobre ciertos temas, o mejor dicho, de sus “indecisiones” dan mucho qué pensar.

La historia nos recuerda que la fuerza del movimiento sionista, las complejas influencias, hoy conocidas como “loby”, concitaron a Inglaterra en 1917, que se había apoderado de estos territorios, a formular la famosa declaración Balfour, mediante el cual el Reino Unido se comprometía, en términos bastantes vagos, a “reconstruir” en Palestina el estado de Israel. Si el lector busca en una hemeroteca los periódicos de la época se sorprenderá que no fue fácil la salida de los ingleses de la llamada “tierra prometida”. Actos terroristas cometidos por los sionistas contra los funcionarios de Su Majestad, una lucha fratricida entre ingleses, judíos y palestinos que costó numerosas víctimas, caracterizaron el intento de los hijos de Israel de apoderarse de las tierras ajenas. Hasta que finalmente los gobernantes de la pérfida Albión decidieron, en el año 1947, dejarle la “papa caliente”, es decir, el caso palestino, a la asamblea general de la ONU. Por 33 votos contra 13 y 10 abstenciones la asamblea general de la ONU aprobó una ilegal e injusta moción a favor de la partición del territorio en disputa en dos naciones: un estado judío y uno palestino.

Actualmente percibimos que aquella decisión no constituyó sino un puro ejercicio de retórica, por no decir pura habladera de pendejadas. Actualmente descubrimos con asombro que el estado de Israel, en su afán terrófago y genocida, pretende acabar con el pueblo palestino. Cada día, mediante los llamados asentamientos judíos, Israel se apodera de los territorios que le fueron concedidos por la ONU a Palestina en aquella injusta repartición. Estos asentamientos no son más que una forma de ocupación, amparado en el poder armamentístico del estado de Israel con el apoyo de EE.UU. Sobre la insolente violación de los acuerdos del organismo internacional solo quedan declaraciones irrelevantes del secretario general de turno pero que no obliga a los sionistas a terminar con la ocupación de Palestina. Mientras tanto, millones de palestinos niños, mujeres y ancianos viven expatriados en situación precaria en los llamados campos de refugiados. Y la ONU, simplemente calla.

La justificación de la cruenta invasión a Irak por parte de EE.UU fue otra muestra de la incompetencia de la ONU. Se probó hasta el cansancio que en dichos territorios no existían armas biológicas ni químicas, que no había posibilidad de que los hijos de Mahoma declararan una guerra bacteriológica contra ningún país vecino y sin embargo, el organismo internacional hizo “mutis” antes tales evidencias. Los bombardeos de la OTAN contra la indefensa Irak coadyuvaron a que las empresas norteamericanas prepararan sus ejecutivos para robarse el crudo del territorio invadido. Nuevamente los muertos se convirtieron en estadística, el surtidor de petróleo se abrió y las ganancias de las compañías norteamericanas y europeas aumentaron. Algo que asombró al mundo pensante fue el silencio odioso de la ONU cuando en año 1950-1951, durante la retirada norteamericana de la China, el organismo internacional encargado de velar por la paz mundial se hizo el loco ante la fotografías presentadas por los chinos. Allí se mostraron insectos y jaulas que patentizaban la guerra bacteriológica lanzada por las fuerzas de de Mac Arthur contra los compatriotas de Mao. También la ONU permaneció silente ante la insensata guerra química contra la heroica Vietnam donde millones de seres sufrieron los efectos del napalm, convirtiendo hermosos bosques y campos de arroz en tierras áridas. Y lo más cruel, las muertes y lesionados de miles y miles de vietnamitas que no tenían nada que ver con esa maldita guerra. Imposible olvidar el envenenamiento, causado por agentes de USA, de miles de cerdos en Cuba para matar de hambre a un pueblo en el afán de los gobernantes de USA de acabar con la revolución del comandante Fidel. Y la ONU, impertérrita, si te conozco no te he visto.

Pero no solamente Cuba ha sido mártir de la guerra bacterióloga y de una invasión armada, también fue víctima del más inhumano y despiadado embargo que por más de 50 años ha sido sometida una población por parte de los gobiernos de los EE.UU, tanto demócratas como republicanos. Un embargo ilegal que transciende sus fronteras que prohíbe a otras naciones negociar con la isla caribeña, a riesgo que la empresa que ose romper el embargo reciba multas o el congelamiento de sus cuentas bancarias en USA. No sólo es una sanción de tipo económico que va mas allá del aspecto crematístico, dicha norma repercute en la violación descarada de los derechos humanos de los cubanos que tienen derecho a la alimentación y a las medicinas, que por el efecto del embargo no pueden llegar a Cuba. La tragicomedia no se hace esperar. Desde hace varios años los países miembros la ONU, en resoluciones reiteradas y ampliamente mayoritarias, le ordenan al imperio suspender el embargo a Cuba. Sin embargo, sus gobernantes se mueren de la risa ante la osadía del organismo internacional de desafiar los mandatos de los grandes consorcios norteamericanos. Lamentablemente, los cascos azules de la ONU no podrán hacerle frente al mortífero poderío militar de USA para imponer el fin del aciago embargo. Por lo tanto, es mejor callar y los cubanos, que se jodan.

Qué triste espectáculo está dando la ONU ante la flagrante violación del derecho internacional por parte de los EE.UU. Sorprenden las actividades de espionaje denunciada por uno de sus jóvenes espías contra sus amigos y enemigos, aliados y no aliados; creo que ni el papa, ni el Dalai Lama, ni el mismo secretario general del organismo internacional se escaparon del voyerismo del premio nobel de la paz. El laureado Obama se apoya en la “ley patriota” para justificar sus acciones de “intrusión” para combatir el terrorismo. De esta manera les demuestra a los habitantes del planeta que las leyes norteamericanas tienen carácter universal y que los agentes 007, con licencia para matar, dejaron de ser una fantasía hollywoodense para convertirse en una penosa realidad. Y pensar, que los cinco héroes cubanos están penando en las ergástulas de USA, simplemente porque el imperio no supo hacer su trabajo dentro de su propio territorio y así evitar que los gusanos mayameros prepararan atentados terroristas dentro de EE.UU contra el pueblo cubano. Y la ONU, ante tan descarada violación de los derechos internacionales permanece calladita. Podría ser que salgan a relucir algunos secretos (cuitas) de sus funcionarios, obtenidos mediante el espionaje de los agentes 007 de USA. Qué triste papel el de los presidentes y primeros ministros europeos. Hasta los reyes y reinas de las vetustas monarquías que todavía rigen en la anciana Europa están asustados, presintiendo que algún desliz (infidelidad es decir “cachos”) podría estar escondido en un archivo de la laptop o de la tableta del premio nobel de la paz y en cualquier momento salgan reseñados en la revista Hola.

Tenía razón mi comandante Chávez, se debe revisar el objetivo de la ONU, modificar sus estatutos, cambiar de lugar la sede del organismo internacional y examinar el poder de veto del Consejo de Seguridad, integrado, en su mayoría, por las antiguas naciones colonialistas productoras e importadoras de armas. Es paradójico, que el premio nobel de la paz dirige la nación donde están radicadas empresas privadas encargadas de fabricar el más deletéreo armamento (naval, aéreo, nuclear, químico y biológico) que mantiene en constante amenaza a la paz del planeta, así mismo es allí, en EE.UU, donde está ubicado el emblemático asiento del organismo internacional. Me pregunto y entonces ¿para qué carajo sirve la ONU?


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Enoc Sánchez


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