Lo fundamental para comprender la garra de la constelación de poder sionista sobre el gobierno estadounidense es cómo influye en el poder
Introducción: Una semana de humillación nacional
Desde el 4 hasta el 9 de marzo de 2012, 13.000 militantes israelíes convencidos de que la política exterior israelí es lo primero tomaron el «Washington político» (1) e impusieron el programa político de un gobierno extranjero (Israel) ante el clamoroso aplauso y aprecio de los legisladores y ejecutivos estadounidenses vasallos y cautivos que abarrotaban los salones y estrados humillandose ante los gestos imperiosos de sus amos israelíes, que estaban de visita. (2)
El encuentro anual del Comité de Asuntos Públicos Israelo-Estadounidenses (sic) (AIPAC, American Israel Public Affairs Committee) es la exhibición pública más vergonzosa del poder judío-sionista moldeando la política exterior estadounidense. El propósito exclusivo del AIPAC es garantizar el poder político y militar incontestable de Israel sobre una extensa zona que abarca desde el norte de África hasta el Golfo Pérsico. Ante el AIPAC desfilaron más de tres cuartas partes de los congresistas estadounidenses, además del presidente Obama y el vicepresidente Biden y totod alto cargo del gabinete que guardara algún tipo de relación con la política exterior estadounidense (incluidos Clinton, la Secretaria de Estado, y Panetta, el Secretario de Defensa). Todos repitieron en voz alta como loros el calendario político y las prioridades militares que el AIPAC había impuesto a Estados Unidos. (3)
El AIPAC: Una plataforma de lanzamiento para los dirigentes israelíes
La reunión del AIPAC es, a todas luces, no una reunión de «otro grupo de presión cualquiera»: (4) es la plataforma de lanzamiento utilizada por los máximos dirigentes políticos y militares de Israel para arrastrar a Estados Unidos a otra guerra de primera magnitud en Oriente Próximo: en esta ocasión, contra Irán. (5) Simon Peres, el presidente de Israel, inauguró la conferencia estableciendo el tono militar y el marco político para el presidente Obama, que intervino a continuación haciéndose eco con sumisión del lenguaje y el contenido del líder israelí. (6) Al día siguiente, el primer ministro israelí, Netanyahu, habló y marcó con contundencia la línea a seguir para librar la guerra de Estados Unidos contra Irán, (7) mientras millares de judíos estadounidenses destacados y respetables, que piensan que Israel es lo primero, daban docenas de saltitos sobre el terreno apoyando con fanatismo una guerra estadounidense; una guerra en la que pocos de sus hijos, parientes o amigos, si es que alguno, perderían la vida o alguna extremidad. (8) Fue el mismo Bibi Netanyahu quien en una ocasión opinó que el ataque del 11 de septiembre contra Estados Unidos beneficiaba a Israel porque vinculaba más estrechamente a Estados Unidos con los intereses israelíes.
Desdela guerra de 1812, que fue testigo de la ocupación británica y el incendio de Washington, la capital estadounidense jamás ha sido tan abiertamente humillada por una potencia extranjera. A diferencia de la corona británica, que entonces negoció un acuerdo de paz que permitía a los norteamericanos recuperar su soberanía y su capital, los dirigentes israelíes y su furibunda «quinta columna» exigen un acuerdo militar en el que Israel dicte las condiciones bajo las que Estados Unidos declare la guerra a Irán.
Los dirigentes israelíes no se han asegurado la sumisión de Estados Unidos por superioridad militar, económica o política de Israel. Tienen una economía raquítica, una ínfima parte del armamento nuclear que tiene Estados Unidos y menos aliados e, incluso, menos aprobación pública en la comunidad internacional. Pero sí tienen al menos medio millón de militantes sionistas fanáticos e incondicionales en Estados Unidos, entre los cuales hay miles de millonarios y multimillonarios leales que financian la campaña de ambos partidos, el demócrata y el republicano. (9) El AIPAC es la vanguardia de las tropas de choque de Israel en Estados Unidos. Los miembros del grupo de presión del AIPAC, muy disciplinado y muy bien organizado, invaden las oficinas de todos y cada uno de los congresistas armados con un guión legislativo meticulosamente elaborado por y para el Estado de Israel. (10) Han obtenido el compromiso pleno de la mayoría de los miembros del Congreso con el programa de Israel, en el que ondean al mismo tiempo los signos del dólar y las estrellas (de David). Como la historia ha demostrado sobradamente, el personal del Congreso o los legisladores que se atrevan a vacilar o a pedir tiempo para reflexionar, descubren enseguida que son víctimas de las amenazas y el acoso político del AIPAC, que suele garantizar la aquiescencia. Negarse a claudicar ante el AIPAC supone el fin de una carrera política en Washington.
El programa israelí (y, por consiguiente, el del AIPAC) consiste en desarrollar una guerra no provocada contra la soberana República Islámica de Irán, ya sea iniciada por Estados Unidos o en el marco de un ataque sorpresa israelí respaldado por Estados Unidos (11). Irán está hoy día en el punto de mira porque los demás oponentes a la colonización de Palestina por parte de Israel han sido destruidos en anteriores guerras estadounidenses respaldadas por los sionistas: las de Iraq, Afganistán y Libia, así como la actual guerra por poderes contra el régimen de Assad en Siria. (12)
Hoy día, los dirigentes israelíes insisten en que a Irán se le debería negar con violencia lo que más de otras 120 naciones practican en libertad: el enriquecimiento legal de uranio con fines médicos, comerciales y científicos. La propaganda israelí anterior, amplificada por los 52 presidentes de organizaciones judío-estadounidenses de primer orden, afirmaba en falso que Irán poseía armas nucleares o... estaba en vías de fabricarlas y, por consiguiente, planteaba una amenaza «vital» para los israelíes. Hasta la mera «capacidad» para enriquecer uranio con fines médicos (en un grado muchas veces inferior al necesario para un arma) se presenta como una amenaza de primer orden para el Estado judío. Mientras tanto, los 27 organismos de inteligencia estadounidenses (en sus «descubrimientos» anuales), y hasta la Agencia Internacional para la Energía Atómica, muy influida por Estados Unidos, no han encontrado ninguna prueba de que haya un programa de armamento nuclear en marcha... de ahí la necesidad de expresiones estrambóticas como «amenaza vital».
Al alto mando de Israel se le ha ocurrido ahora un nuevo pretexto muy endeble para la guerra. El potencial de Irán para adquirir «capacidad de desarrollar armamento nuclear» (mediante su personal científico y técnico avanzado y sus centros de investigación) puede constituir un motivo suficiente para la guerra. (13) En otras palabras: Israel ha ordenado a sus 13.000 militantes del AIPAC que exijan a todos y cada uno de los congresistas estadounidenses que voten a favor de la declaración de guerra sobre la base del actual programa de enriquecimiento de uranio de Irán vinculado a usos médicos y de su sofisticado potencial científico e intelectual. Mientras tanto, el Mosad ha lanzado un programa no tan secreto de asesinatos terroristas de científicos iraníes: en sus hogares, despachos y universidades; sin ni una sola protesta de la prensa estadounidense «sionizada».
Los serviciales verdugos de Israel
El criterio más reciente de Netanyahu para la guerra (la capacidad iraní) cuenta con el apoyo ciego de las principales organizaciones judías en Estados Unidos (14). Los sionistas estadounidenses son los serviciales verdugos que están promoviendo un ataque militar agresivo y no provocado contra la patria (y los hogares) de 75 millones de iraníes. Dejémoslo claro: algunas declaraciones de los principales líderes religiosos judíos estadounidenses dejan ver impulsos genocidas manifiestos. El vicepresidente ejecutivo del Consejo de Rabinos Ortodoxos de Estados Unidos (Orthodox Rabbinical Council of America), Rabbi Herring, sugirió que Israel debería considerar «la utilización de armamento nuclear táctico en zonas que no estén muy pobladas o en el desierto [...] para demostrar a los iraníes que sus vidas penden de un hilo, que Israel no actuará sin hacer ruido». (15) El rabino no especificó si en su definición de «no muy poblados» se incluyen los núcleos de población de un cuarto de millón de habitantes o menos y, por tanto, si son objetivos apropiados para esta exhibición didáctica de devastación termonuclear, «simplemente para demostrar a los iraníes....». Recordemos que entre los fundamentalistas sionistas «no pocos dirigentes de organizaciones [...] querrían utilizar armamento nuclear táctico ahora mismo». (16)
Cuando Netanyahu dio la orden a los delegados del AIPAC de invadir el Congreso estadounidense y arrancar un compromiso de guerra sobre la base de la «capacidad» de Irán (para enriquecer uranio), no hubo debate ni disenso entre las «tropas de choque»; solo aprobación unánime y ciega de los ciudadanos estadounidenses judíos hacia su amo extranjero. Estos estadounidenses judíos respetables avanzaron hombro con hombro en bloques, derechos hasta los miembros del Congreso que aparecían en sus listas, con razonamientos enlatados en una mano y legislación ya redactada de autoría israelí encubierta en la otra. Presumen de haber convocado a una mayoría sustancial de representantes electos estadounidenses... ¡a favor de la guerra!
Si el poder de Israel en Estados Unidos se basa en el control férreo que ejerce el AIPAC sobre el Congreso estadounidense, el grupo de presión, por su parte, se basa en el poder de la constelación de poder sionista general infiltrado en cargos políticos y administrativos estratégicos, estructuras de partidos políticos y en el propio proceso electoral. Esto, a su vez, se basa en la influencia de los medios de comunicación sionistas vinculada al poder económico y financiero. El proceso democrático y representativo ha quedado absolutamente aplastado bajo este gigante corto de miras favorable a declarar una guerra en nombre de Israel.
Los ejecutivos y congresistas colaboradores del AIPAC
Aunque se ha hablado mucho de los ejercicios de influencia del AIPAC sobre el Congreso y el ejecutivo estadounidenses a través de los «grupos de presión», mejor denominadas «tácticas de intimidación y presión», gran parte de su éxito se basa en la matriz general de poder sionista que opera en el seno del gobierno, la sociedad civil y la economía. Cuando los agentes de presión del AIPAC se dirigen a los miembros del Congreso llevando en la mano las prioridades de política exterior dictadas por Israel, coordinan y encuentran una plataforma importante en los más de cuarenta legisladores electos sionistas que, por casualidad, ocupan cargos estratégicos, como los presidentes de comités del Congreso que se ocupan de asuntos de política exterior, en especial de políticas relacionadas con Oriente Próximo. Dicho de otro modo, la conquista del Congreso estadounidense por parte del AIPAC se lleva a cabo «por invitación». La relación es «recíproca». El AIPAC y los 52 presidentes de las principales organizaciones judías estadounidenses y diversos recaudadores de fondos movilizan dinero y activistas para contribuir a elegir a sionistas fiables para los cargos. Una vez en sus puestos, colaboran abiertamente redactando legislación favorable a Israel y garantizando que las «mayorías» voten «del modo correcto». (17)
Mark Cubowitz, director ejecutivo de la «Fundación para la Defensa de las Democracias» contribuyó a redactar la última propuesta de ley de sanciones (contra Irán)... (The Financial Times, 6 de marzo de 2012, p. 9). La «Fundación» es más célebre por haber sido promotora incondicional y ciega del programa de Israel. Dubowitz es uno de los muchos «legisladores» no elegidos que redactan y promueven leyes a instancias de Israel. La legislación para imponer sanciones a Irán, obra de Dubowitz, está concebida para insensibilizar y matar de hambre a 75 millones de ciudadanos iraníes con el fin de someterlos al posterior objetivo de Israel de alcanzar una supremacía incontestada en Oriente Próximo.
Las actividades del AIPAC no se circunscriben al Congreso de Estados Unidos o al proceso electoral. Desde el gobierno de Reagan hasta el de Obama, el AIPAC ha suministrado sionistas comprometidos para puestos clave en el Tesoro, el Departamento de Estado, el Consejo de Seguridad Nacional y el círculo más estrecho de asesores del presidente sobre asuntos de Oriente Próximo. (18) La presión del AIPAC garantiza el nombramiento de sionistas en las ramificaciones del gobierno y ha desembocado en la creación de puestos administrativos especiales concebidos específicamente para promover el programa de Israel. Un buen ejemplo del éxito del AIPAC es el puesto de Subsecretario del Tesoro para asuntos de Terrorismo e Inteligencia. El cargo fue ocupado por primera vez por Stuart Levey, un sionista fanático cuyo único propósito era diseñar e instaurar sanciones estadounidenses (y posteriormente europeas) contra Irán. Quien le sustituyó en el cargo, David Cohen, un clon procedente también del AIPAC, es el autor de la legislación que impulsa sanciones de castigo contra Siria. (19)
Dennis Ross, conocido popularmente como «el abogado de Israel» y antiguo dirigente del AIPAC, fue nombrado asesor de los presidentes Clinton, Bush y Obama y fue el arquitecto del apoyo estadounidense al bloqueo de Israel para matar de hambre a Gaza, así como del bombardeo criminal de 1999 y la invasión asesina de Líbano en 2006. Ha suministrado «cobertura» a la construcción masiva por parte de Netanyahu de asentamientos exclusivos para judíos en territorios ocupados palestinos y de su cínico ardid de las «negociaciones de paz». (20)
Jeffrey Feltman, el actual testaferro del AIPAC en el Departamento de Estado, es la principal autoridad responsable de los asuntos de Oriente Próximo, en especial en Líbano, Siria e Irán. (21) El círculo más estrecho de asesores del propio Obama está dominado por partidarios incondicionales de Israel, entre quienes se encuentran David Axelrod como principal confidente y antiguo Jefe del Gabinete Presidencial, o Rahm Emanuel, con doble nacionalidad estadounidense e israelí y actual alcalde de Chicago. (22) Lo que sorprende es el ciclo continuo de liderazgo y actividad en organizaciones sionistas (el frente israelí), el ingreso en puestos de gobierno poderosos, el regreso a uno u otro grupos de estudio y reflexión pro-israelíes, «organizaciones ciudadanas», cargos electorales o prácticas privadas lucrativas.... todas en apoyo de los intereses de Tel Aviv.
El AIPAC y las 52 organizaciones de base
El poder del AIPAC en Washington depende del activismo de centenares de miles de sionistas estadounidenses afiliados a organizaciones bajo el mando de los 52 presidentes de las Principales Organizaciones Judías Estadounidenses (MAJO, Major American Jewish Organizations). Aunque existe un considerable solapamiento de miembros, los dirigentes de MAJO sirven abiertamente como correa de transmisión de Israel: difundiendo orientaciones políticas desde Tel Aviv hacia sus miembros, entre los que hay médicos, dentistas y agentes de bolsa de Nueva York, Miami, Kansas City, Los Ángeles o San Francisco y en todos los puntos cardinales del país. Cuando el AIPAC tiene «problemas» para conseguir la firma de un representante electo para alguna ley de sanciones contra cualquier país que sea blanco de Israel en ese momento, el legislador reticente se convierte en un objetivo prioritario de los notables sionistas y «recaudadores» locales, que le hacen una «visita» para convencerlo, si es posible, o amenazarlo con represalias, si es necesario. Si un legislador sigue negándose a ceñirse a las orientaciones de Israel, o considera que prestar servicio a una potencia extranjera es perjudicial para Estados Unidos, enseguida descubrirá que el AIPAC ha recaudado millones de dólares para financiar una campaña de difamación que conduzca a su derrota electoral. (23)
Junto con estos activistas «de base» de clase media y alta se encuentran los numerosos mega-millonarios y multimillonarios sionistas muy politizados, como Adelson, Saban y varias decenas más, que no ocultan ser fanáticos convencidos de que la política exterior israelí es lo primero y donan millones a congresistas dispuestos a subordinar los intereses estadounidenses a la lucha de Israel por alcanzar la supremacía en Oriente Próximo. (24)
Además de esta corrupción legal del proceso político, está el asunto del espionaje ilegal y el matonismo por parte de AIPAC, evidenciado recientemente mediante la demanda en curso interpuesta por uno de los dos autiguos altos cargos de AIPAC, Steven Rosen, sorprendido espiando para Israel (entregando documentos clasificados sobre la política exterior estadounidense hacia Irán). Rosen, que fue absuelto en un «juicio» enormemente manipulado, sostiene que el AIPAC animaba habitualmente a sus cargos a obtener documentos oficiales estadounidenses confidenciales para Israel. (25)
Y luego están los sionistas destacados que van por libre, que se enzarzan en actividades de matonismo político, violencia física y chantaje contra los críticos de Israel depravadas y con mucha publicidad. (26) Los difamadores más sobresalientes, como Abraham Foxman, de la Liga Anti-Difamación (sic), el profesor de derecho de Harvard Alan Dershowitz, Daniel Pipes o David Horowitz, manipulan legiones de matones acaudalados y respetables para presionar en las escuelas universitarias y universidades y a sus empleados para que censuren y despidan a los críticos con Israel. Estas organizaciones sionistas superan con mucho el alcance y la eficacia de las listas negras de una generación anterior de cazadores de brujas, como el senador Joseph MacCarthy, que comparados con estos no eran más que aficionados. Las payasadas recientes de Andrew Adler, director de The Atlanta Jewish Times y creyente también en que Israel es lo primero, formuló una petición al Mosad israelí de que asesinara al presidente Obama, (27) hecho que desembocó sin más en su dimisión como director después de varias semanas de ataques de nervios (pero sin ninguna investigación federal ni acusación de ningún tipo).
Lo que llama la atención en este aspecto es que mientras que los sionistas más respetables se desvinculan de los espías y los asesinos verbales del AIPAC, el poder de los israelíes partidarios de que la política exterior de Israel se imponga a cualquier otra cosa garantiza que estos gansos y matones raras veces sean acusados por sus delitos y jamás hayan ido a la cárcel. (28)
El impacto generalizado de la influencia y el matonismo sionista queda patente en la timorata auto-censura de la mayoría de los estadounidenses, que en privado manifiestan miedo y aversión ante los estadounidenses sionistas pendencieros, estridentes y abusivos que promueven una agenda extranjera. (29)
Israel, el sionismo y los medios de comunicación
Los medios de comunicación son un recurso político fundamental, que la constelación de poder pro-israelí aprovecha al máximo. Ni una sola editorial, televisión, película o emisora de radio importante esta dispuesta a suministrar una descripción equilibrada del conflicto israelo-palestino. (30)
No se informa del despojo por parte de Israel de la vivienda de millares de familias árabes y los ataques terroristas diarios de los militares y colonos sionistas contra los palestinos que protestan contra la confiscación de tierras. (31) Nunca se mencionan los centenares de armas nucleares del arsenal de Israel, mientras que las afirmaciones histéricas del Estado de Israel de que Iran representa una amenaza vital no nuclear se repiten y se magnifican ad nauseam. Los dirigentes de los 52 se saben a su Goebbels: una mentira repetida el número de veces suficiente se convierte en una verdad aceptada.
El sionismo y la capacidad de influencia
Lo fundamental para comprender la garra de la constelación de poder sionista sobre el gobierno estadounidense es cómo influye en el poder. Por ejemplo, una diminuta minoría afirma falsamente hablar por todos los judíos estadounidenses, que representan aproximadamente al 3 por ciento de la población de Estados Unidos. Sin embargo, basándose en esta afirmación, movilizan y recaudan fondos para elegir a los sionistas comprometidos que ocupan en torno al 10 por ciento de los sillones del Congreso y el Senado estadounidenses. Estos representantes, a su vez, gozan del apoyo de un diminuto cuadro de sionistas super ricos, cuya promoción les permite obtener el control de comités fundamentales que se ocupan de la política y la seguridad en Oriente Próximo.
La seguridad nacional se ha visto profundamente influida por el programa sionista-israelí: el ex Fiscal General de Estados Unidos, Michael Mukasey, y el Zar de la Seguridad Nacional, Michael Chertoff, han sido dos de los altos cargos más destacados a la hora de orientar la seguridad nacional estadounidense para que se centre en los críticos de Israel y en encerrar a ciudadanos musulmanes en redes estrambóticas de tramas terroristas falsas, mientras que en el interior del país la verdadera seguridad se ha resentido y los derechos civiles han quedado hechos jirones. El exceso de representación de los sionistas en el Tribunal Supremo estadounidense (3 de los 9 miembros) y la meticulosa selección reciente de jueces, como el juez Sotomayor, subrayan la profundidad del proceso en la medida en que se va extendiendo a la judicatura. (32)
La Constelación de Poder Sionista controla las políticas de Oriente Próximo tanto del Partido Demócrata como del Republicano, y de sus candidatos presidenciales, a través de sus bases de poder en el Congreso y en el partido político. El presidente estadounidense, a su vez, recibe presiones para garantizar el nombramiento de puestos políticos claves para los sionistas en el Departamento de Estado, del Tesoro y en el Pentágono. Su influencia en la clase dirigente de la política exterior permite que los cargos sionistas presionen a los aliados y a los clientes en Naciones Unidas y en la Unión Europea para que apoyen determinadas medidas, como el boicot y el castigo de Israel al gobierno electo de Hamas en Gaza y las guerras de Iraq, Afganistán y Libia.
Influencia es la forma en que Israel, un Estado infinitamente pequeño e insignificante con menos del 1 por ciento del PIB mundial, las exportaciones y las cuotas de mercado y que ocupa el 0,001 por ciento del territorio mundial, puede ejercer un papel tan desproporcionado en la remodelación de las fuerzas en Oriente Próximo. A través de sus influyentes sionistas estadounidenses, Israel ha manipulado a Estados Unidos para sumirlo en un lodazal de guerras en Oriente Próximo que cuestan a los consumidores de petróleo del mundo incontables miles de millones de dólares e impulsan a la economía mundial hacia la recesión.
El «impuesto del petróleo» de Israel: Las amenazas de guerra y el precio de la gasolina
Durante los tres primeros meses de 2012, el precio del petróleo aumentó un 15 por ciento (más del 30 por ciento desde el verano de 2011) debido en buena medida al discurso y la amenaza de guerra de Israel de lanzar una ofensiva contra Irán. Netanyahu, primer ministro israelí, el presidente Peres y el Ministro de Asuntos Exteriores Lieberman han reclamado reiteradamente a Estados Unidos que bombardee Irán porque, de lo contrario, advierten que Israel emprendería su propia ofensiva bélica contra la población iraní y arrastraría a Estados Unidos a otra guerra.
Casi todos los analistas políticos y los expertos en cuestiones de petróleo coinciden en que los picos de los precios del petróleo son consecuencia de la semilla de guerra que siembra Israel, pues los principales especuladores internacionales del petróleo apuestan a que un ataque israelí contra Irán provocará una interrupción importante en la producción y transporte de crudo en Oriente Próximo y provocará escasez mundial. (33)
Los 52 presidentes de la MAJO se han sumado a la histeria de guerra haciéndose eco y adornando las afirmaciones de Israel de la amenaza nuclear iraní (o de la «creciente capacidad» de amenazar a Israel en el futuro). (34)
Solo durante los tres primeros meses del año, el incremento del precio de la gasolina (o, mejor dicho, el impuesto de guerra con que Israel grava a los consumidores y conductores) cuesta casi 20 centavos más por litro o, lo que es lo mismo, cuesta 9 dólares más llenar un depósito de unos 60 litros. Esto constituye el tributo que la constelación de poder sionista ha impuesto a los consumidores estadounidenses con su ímpetu por que haya otra guerra en nombre de Israel. Ningún político estadounidense se atrevería a analizar esta cuestión, y menos aún a hablar y decir a las clases sionistas charlatanas y a sus «adorados líderes» que dejen de ser los proxenetas de la guerra si no quieren correr el riesgo de interrumpir la entrega a Israel de 3.000 millones de dólares anuales de parte de los contribuyentes estadounidenses.
Economistas destacados han afirmado que la escalada de los precios del petróleo (causada por la belicosidad de Israel) frena el crecimiento y empuja a Estados Unidos de nuevo a la recesión... con un coste de muchos millones más de puestos de trabajo. (35) Si añadimos las pérdidas que sufre el consumidor como consecuencia del elevado precio del petróleo a las sufridas por la producción económica mundial, los meros tambores de guerra de Netanyahu, Lieberman, Peres y el AIPAC costarán a la economía mundial centenares de miles de millones en el transcurso del año.
Cualquier mención al impuesto del petróleo que Israel impone al presupuesto de las familias estadounidenses suscitará acusaciones escandalizadas de antisemitismo por parte de sionistas respetables, así como desagradables amenazas por parte de sus cómplices y matones. Cuando Obama ejecutó su infame acto de sumisión para complacer a los delegados del AIPAC y a sus invitados israelíes, en mitad de las aclamaciones por la reafirmación que hizo de la lealtad incondicional de Estados Unidos al Estado de Israel, también pidió calladamente a Israel que bajara el tono de los gritos de guerra al menos hasta después de las elecciones de noviembre debido a las consecuencias que tiene sobre el precio de la gasolina del votante estadounidense. (36)
El elevado precio del petróleo esta lesionando las posibilidades de reelección de Obama. El electorado estadounidense quizá no entienda el coste real de la sumisión de Obama a Israel, y tal vez no tenga conocimiento del impuesto que Israel impone al petróleo, pero está haciendo a su presidente putativo responsable del dolor que sienten ante el surtidor. Solo hay una cosa que Obama quiere más que el apoyo sionista, y son los votos de un electorado estadounidense exprimido económicamente, que se vuelve contra él en masa a medida que aumenta el precio de la gasolina.
Conclusión
La semana del 4 al 11 de marzo de 2012 pasará a la historia como una semana de humillación nacional; un momento en que legiones de sionistas estadounidenses fanáticos conquistaron Washington; en que la totalidad del gobierno, encabezado por el presidente Obama, se postró ante las autoridades de un Estado extranjero... en el corazón de Washington D.C. Cuando el presidente y el primer ministro de Israel mandaron a sus legionarios en el extranjero a que marcharan sobre el Congreso estadounidenses e introdujeran sus endebles pretextos de guerra contra Irán en las mismísimas narices de unos legisladores serviles, el simplista y estúpido mensaje fue: Bombardead Irán porque pronto puede tener... «capacidad» nuclear. Si se les pregunta qué es capacidad, citan a sus adorados líderes de Tel Aviv, entre los que se encuentran el Ministro de Asuntos Exteriores Avi Lieberman, semi-analfabeto (y antiguo gorila de club nocturno), el corrupto Bibi Netanyahu y el callado y diabólico Simon Peres, según los cuales los iraníes pueden «enriquecer uranio»... una capacidad que tienen desde hace mucho otros 125 países.
Es con una arrogancia suprema como los seguidores del AIPAC y los 52 presidentes penetran en el gobierno estadounidense con el fin de servir a un gobierno extranjero. Ninguno se molesta en ocultar su afiliación pasada, presente o futura con el Estado de Israel. Están respaldados por académicos sionistas prestigiosos, cuyas tendenciosas justificaciones de la guerra ya han enviado a miles de soldados estadounidenses a una muerte prematura o a las salas de los hospitales y clínicas de veteranos del ejército de todo el país. Nos han vendido la argumentación de que sirviendo a los intereses del Estado de Israel servimos a Estados Unidos. De esto solo se deduce que quebrantar la ley y actuar como agente clandestino en nombre de una potencia extranjera, transferir documentos oficiales altamente secretos a agentes del Mosad de la embajada israelí y amenazar a los estadounidenses que critican o se oponen a Israel son actos de patriotismo. (37) El analista de la marina Jonathan Pollard, el maestro de espías estadounidenses encarcelado por la causa de Israel, es aclamado de forma generalizada en Israel como coronel honorífico del ejército y héroe; los dirigentes de las principales organizaciones sionistas están volviendo a presionar a Obama para que ponga en libertad a este traidor.
La actuación documentada de los principales sionistas que han ocupado cargos públicos en Estados Unidos durante las dos últimas décadas ha sido una catástrofe absoluta. Los que se han proclamado mejores y más brillantes han llevado al país a las peores catástrofes económicas y militares de la última centuria. Fue Alan Greenspan, cuando era jefe de la Reserva Federal, quien desreguló el sector financiero y optimizó las condiciones para las mega-estafas y el frenesí especulativo que hizo caer a la totalidad del sistema financiero. Fue su sustituto, Ben Bernacke, quien promovió que billones de dólares de los contribuyentes estadounidenses en fondos de rescate financiero salvaran a sus compinches de Wall Street y los volvieran a poner en circulación, en los últimos dos años, para que repitieran su orgía especulativa... y quien permitió a compatriotas tan tribales como Schwartzman que obtuviera 213 millones de dólares de beneficios en el año 2011. (38)
Fueron Fred Kagan, Paul Wolfowitz, Doug Feith, Llibby Abrams y Ross, así como sus menos visibles lugartenientes, quienes empujaron a Estados Unidos a librar guerras en nombre de Israel en Afganistán e Iraq, mientras al mismo tiempo no dejaban de augurar confiadamente «victorias rápidas y de bajo coste» (incluso espectaculares). Jamás semejante cohorte de mediocridades salidas de las universidades de la Ivy League ha generado colectivamente tantas políticas catastróficas en un periodo histórico tan breve sin que en modo alguno se les parara, se les metiera en vereda o se les hiciera responsables o culpables por su actuación. Es evidente que estas catástrofes políticas no fueron consecuencia de un intelecto defectuoso o falto de una educación de élite. Su aparente ignorancia de las realidades históricas, políticas, económicas y militares era consecuencia de sus atroces lealtades sionistas con el Estado de Israel, cuyos verdaderos intereses suscribían. Esta falta de responsabilidad garantiza que el proceso continuará hasta que Estados Unidos, como república, sea destruida por las masas de ciudadanos engañados.
Para justificar una guerra contra los adversarios regionales de Israel, estos mediocres ciegos han distorsionado la realidad del nacionalismo árabe. Fue con una arrogancia y un racismo tribales supremos como consiguieron que los árabes jamás ofrecieran una resistencia prolongada a sus gigantes imperiales. Creían precisamente lo que su ideología/religión tribal les decía: ellos eran un pueblo elegido (al margen de estudios genéticos). Ellos eran los inversores o especuladores con mayor éxito financiero. Ellos asistían a las universidades más prestigiosas e impartían clase en ellas. Si, de vez en cuando, un filántropo sionista destacado como Bernard Madoff cometía un delito (y de hecho fue a la cárcel) fue porque, como sus compañeros tribales Milken, Boesky y Pollard... no sacó un billete de ida a Israel en el momento oportuno.
Cuando un país como Estados Unidos está en declive, no es por la rivalidad exterior. El descenso de la competitividad no es más que un síntoma. Es por podredumbre interna. El declive se produce cuando una nación es traicionada por dirigentes cobardes que se arrastran y se humillan ante una minoría de mediocres matones entregados a un Estado extranjero sin escrúpulos ni integridad moral.
El último libro de James Petras es The Arab Revolt and the Imperialist Counterattacks (Atlanta: Clarity Press, 2011), 2ª edición.
Notas
(1) Para ver todos los detalles de las actividades diarias y la información acrítica ofrecida por los principales medios de comunicación, véase The Daily Alert, portavoz oficial de los 52 presidentes de las principales organizaciones judío-estadounidenses, en especial entre los días 4 y 6 de marzo de 2012.
(2) Véanse los vídeos deñ AIPAC y la lista de oradores en http://www.aipac.org, 2 de marzo de 2012 e informes posteriores.
(3) Nota de prensa de la Casa Blanca sobre la declaración de Obama de que la relación de subordinación de Estados Unidos a Israel es «sagrada», 4 de marzo de 2012.
(4) Es una alusión a Noam Chomsky, cuyo irrisorio esfuerzo por minimizar la influencia de la constelación de poder sionista es rechazada de forma generalizada y refutada una vez más por la observación más superficial de los hechos, promesas y genuflexiones de todos los máximos legisladores estadounidenses de la reunión con el AIPAC.
(5) Las declaraciones públicas de Netanyahu y su discurso ante el AIPAC quedaron debidamente grabados, amplificados y apoyados por The New York Times, The Wall Street Journal y, en especial, The Washington Post (6 de marzo de 2012). Netanyahu apeló explícitamente a que Estados Unidos ataque militarmente a Irán en nombre de Israel aduciendo la «capacidad» de Teherán de fabricar armas nucleares. Según Netanyahu, «no podemos permitirnos esperar mucho más...». Oficina del Primer Ministro, 5 de marzo de 2012.
(6) The New York Times, 5 de marzo de 2012.
(7) Oficina de los Primeros Ministros, tal como aparece citado en The Daily Alert, 6 de marzo de 2012.
(8) Vídeos informativos diarios del AIPAC, 6 de marzo de 2012.
(9) Por ejemplo, solo uno de los numerosos multimillonarios, el zar de los casinos Sheldon Adelson, ya ha aportado «decenas de millones de dólares» para influir en las actuales elecciones presidenciales. Haaretz, 29 de febrero de 2012. Otro multimillonario israelí que también es de los que piensan que los intereses de Israel deben prevalecer sobre cualquier cosa, Haim Saban, adquirió la principal plataforma de televisión en lengua española en Estados Unidos, UNIVISION, y a continuación se dedicó a promocionar propaganda sensacionalista israelí sobre una «conquista» irano-islámica de América Latina.
(10) Notas de prensa del AIPAC, del 7 al 10 de marzo de 2012.
(11) Una investigación de The Daily Alert realizada entre el 4 y el 9 de marzo revela que no hay un solo artículo que analice la alternativa de un acuerdo diplomático con Irán, mientras que más de una docena de artículos contienen llamamientos a la guerra.
(12) Para documentación y detalles sobre el decisivo papel de los legisladores sionistas en la declaración de la guerra estadounidense contra Iraq, véase mi obra The Power of Israel in the United States (Atlanta: Clarity Press, 2006).
(13) The New York Times, 1 de marzo de 2012.
(14) Los 52 presidentes de las organizaciones judías más importantes suscribieron repetidamente el pretexto de guerra de Netanyahu. Véase The Daily Alert, 6 de marzo de 2012.
(15) Citado en http://Mondoweiss.net, 2 de marzo de 2012.
(16) Ibíd.
(17) Entre los agentes sionistas fundamentales del Congreso se encuentran los representantes Berman, Cantor, Harman, Lieberman, Ros-Lehtinen y Levin, así como sus adláteres cristianos McConnel y Pelosi, entre otros que aparecieron en el festival de guerra del AIPAC. Folleto promocional del AIPAC, 2 de marzo de 2012.
(18) Véase The Power of Israel in the United States (op. cit.)
(19) Véase «On Bended Knees: Zionist Power in American Politics», en James Petras, War Crimes in Gaza and the Zionist Fifth Column (Clarity, Atlanta 2010).
(20) The Power of Israel in the United States, op. cit.
(21) Aunque Ross ha dimitido formalmente, todavía es un asesor clave de Obama sobre asuntos de Oriente Próximo. Véase Haaretz, 27 de enero de 2012.
(22) Uno de los agentes sionistas fundamentales es Jeffrey Feltman, ayudante del Secretario de Estado para Asuntos de Oriente Próximo. Desempeñó un papel fundamental en el apoyo del bombardeo de Israel del Líbano en 2006 durante su mandato como embajador, calificando a Hizbulá de «organización terrorista». Dictó la política de Fouad Siniora, el gobernante cliente de Estados Unidos. Feltman prestó servicio en Israel en dos ocasiones. Estuvo destinado en Gaza, donde colaboró con el ejército israelí ocupante. Trabajó con el embajador estadounidense ultrasionista Martin Indyk respaldando la posición de Israel en el falso «Proceso de Paz» desde 2000 hasta 2001. Otros sionistas en puestos clave son Jack Lew, actual Jefe del Gabinete del presidente Obama; David Plouffe, asesor; Dan Shapiro, embajador en Israel; Steven Simon, Jefe de la Oficina de Oriente Próximo y África del Norte en el Consejo de Seguridad Nacional; y Eric Lynn, asesor político sobre Oriente Próximo. La Biblioteca Virtual Judía es una División de la Iniciativa Estadounidense-Israelí 2012.
(23) Entre los sionistas destacados que prestaron servicio en cargos estratégicos del ámbito de la política exterior del gobierno de Obama se encuentran Rahm Emanuel, Jefe del Gabinete del Presidente; David Axelrod, Asesor; James Steinberg, Subsecretario de Estado; y Richard Holbrooke, Enviado Especial a Pakistán y Afganistán (fallecido).
(24) Varios estudios calculan que los judíos constituyen aproximadamente el 25 por ciento de los 400 estadounidenses más ricos de la lista Forbes; más de la mitad son colaboradores de Israel o de organizaciones o causas sionistas. J. J. Goldberg, en su libro sobre el poder judío, calcula que el 45 por ciento de la recaudación de los demócratas proviene de judíos pro-israelíes. (Jewish Power: Inside the Jewish Establishment. Reading, Addison-Wesley, 1996.)
(25) Steve Rosen, un alto cargo directivo de AIPAC, junto con su colega Keith Weissman, reconoció entregar documentos confidenciales a la embajada israelí. Rosen posteriormente demandó al AIPAC por despedirle a él y a Weissman y por negarse a pagar sus gastos legales; afirmó que el grupo de presión solía aprobar las recepciones y entregas ilegales que hacían sus empleados de información secreta del gobierno estadounidense citando numerosos documentos de AIPAC para respaldar sus argumentos. The Jewish Daily Forward, 15 de diciembre de 2010.
(26) El propietario y director de The Atlanta Jewish Times, Andrew Adler, instó a Netanyahu a pedir a los servicios secretos de espionaje israelí, el Mosad, que asesinara al presidente Obama, Haaretz, 21 de enero de 2012. El rabino Michael Lerner, un sionista moderado crítico de Israel, ha sido objeto de cuatro ataques en su domicilio en los últimos dos años, mientras los sionistas fanáticos le acusaban de ser «un judío que se desprecia a sí mismo». Las principales organizaciones sionistas se distancian de la violencia física al tiempo que califican a los adversarios y críticos de Israel con la etiqueta difamatoria de «antisemitas», lo que ha generado precisamente el clima político que anima a los más desequilibrados entre su público a incurrir en actividades violentas. Los principales ideólogos sionistas han sido extremadamente activos induciendo a escuelas universitarias y universidades a despedir a los críticos de Israel, como sucedió con la imposibilidad de que la DePaul University renovara el contrato de académicos con muchas publicaciones como Norman Finklestein. Los profesores Walt y Mearsheimer, autores de una obra erudita sobre el lobby israelí, fueron objeto de ataques violentos por parte de dirigentes sionistas estadounidenses, entre los que se encuentran A. Foxman, de la Liga Anti-Difamación (sic), además de recibir una crítica superficial por parte del sionista de izquierdas Noam Chomsky. Estas peroratas racistas de ultrasionistas como David Horowitz o Pamela Geller contribuyeron a hacer reventar en Noruega al asesino de masas islamófobo y sionófilo Anders Breivik.
(27) Véase el editorial del día 20 de enero de 2012 de The Atlantic Jewish.
(28) El director de The Atlantic Jewish Times que pidió el asesinato de Obama no fue acusado de ningún delito federal contra la seguridad. El coronel Ben-Ami kadish, espía sionista confeso que robó planes secretos de armamento nuclear estadounidense para Israel, no pasó ni un solo día en la cárcel, aunque pagó una multa de 50.000 dólares por entregar decenas de documentos a Israel. Véase Grant Smith Foreign Agents, Institute for Research Middle East Policy (IRMEP), Washington, 2008. Sobre el espionaje del AIPAC, véase IRMEP, 6 de febrero de 2012.
(29) No se puede ignorar que el ambiente enrarecido de las revistas de investigación científica de alto nivel ha sido politizado; más indignante es la censura de un estudio de inmunología genética (realizado por un equipo de científicos de renombre internacional) que demuestra la estrecha relación genética, cuando no la identificación, entre los judíos y palestinos de Oriente Próximo. Se aconsejó a las bibliotecas universitarias de todo el mundo que «arrancaran» (con los ojos cerrados) el ofensivo estudio de las páginas de la revista, Human Immunology, para que semejante información no socavara la raison d'être racista de un Estado exclusivamente judío. (Véase Journal axes gene research on Jews and Palestinians, Robin McKie, Guardian-Sunday Observer [Londres], 25 de noviembre de 2001, y Human Immunology 62 [9]: 889-900).
(30) Una reseña de reportajes y editoriales nuevos de The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal, publicada por The Daily Alert durante el congreso del AIPAC, revela una estrecha sintonía entre la posición militarista extrema del gobierno israelí y los dirigentes del AIPAC. Véase Steve Lendman, «New Times Promoting War on Iran», 3 de marzo de 2012.
(31) Durante el mes de febrero de 2012, el ejército israelí y los colonos judíos paramilitares armados realizaron 145 ataques contra palestinos, matando e hiriendo a docenas de ellos, demoliendo casas, apropiándose de millares de hectáreas de terreno y desarraigando a infinidad de familias. The Wall and Settlements Information Center, Autoridad Palestina, 1 de marzo de 2012. Ni The New York Times, ni The Wall Street Journal, ni The Washington Post informaron de estos delitos israelíes contra civiles palestinos.
(32) Entre los clientes actuales de Chertoff se encuentran los fabricantes de los «escáneres corporales» intrusos y detestados en todo el país que se emplean en los aeropuertos estadounidenses. También desempeñó un papel clave en la liberación y repatriación de una docena de agentes israelíes del Mosad detenidos en Nueva York y Nueva Jersey en las 24 horas posteriores al ataque terrorista del 11 de septiembre. Tres de los nueve jueces, Ginsberg, Breyer y Kagan, son sionistas que no están dispuestos a cuestionar la usurpación del poder de declarar la guerra del gobierno y la promoción de la tortura y la rendición. Los otros están asociados a la Iglesia Católica. Desde el nombramiento en 1990 (por parte de George Bush, padre) de un especialista constitucional muy respetado, David Souter, ni un solo juez de afiliación protestante (que, por número de practicantes, es la religión mayoritaria en Estados Unidos) ha sido nombrado para el Tribunal Supremo debido a su «falta de fiabilidad» (expresión en clave para referirse a que defienden los derechos civiles y la Constitución). El reciente nombramiento de la juez Elena Kagan, cuya deslucida trayectoria académica no impidió al ultrasionista Laurence Summers que la nombrara Decana de la Escuela de Derecho de Harvard, resalta los mediocres criterios utilizados en la alta judicatura. El nombramiento más reciente de Sonya Sotomayor para sustituir al brillante (y desde el punto de vista sionista, «poco fiable») J. P. Stevens fue promovido con contundencia por el Tribunal Supremo aduciendo sus estrechos lazos con Israel, que comenzaron con el primero de sus (muchos) viajes «de liderazgo» a Israel (véase The Jewish Chronicle - Life story Israel trips tie Sotomayor to Jews, Ron Kampeas - 26 de mayo de 2009).
(33) The Financial Times, 6 de marzo de 2012, p. 9.
(34) Howard Kohr, director ejecutivo de AIPAC, durante el beligerante y virulento discurso que pronunció en la reunión, superó incluso el llamamiento explícito que hizo Netanyahu en favor de un ataque militar inmediato contra Irán. Véase el informe diario del AIPAC, 16 de marzo de 2012.
(35) La mayoría de los expertos coincide en que el incremento del precio del petróleo ha obstaculizado la «recuperación económica» y en que, si sigue aumentando, sumirá de nuevo al mundo en una recesión profunda.
(36) En el discurso de Obama ante la reunión del AIPAC resaltaba la petición a los dirigentes israelíes de que bajaran el tono de su retórica militar, vinculando con claridad el precio del petróleo con el discurso belicista israelí.
(37) Véase Grant Smith, «AIPAC Directors Use of Classified Missile Data, Harmed National Security - US State Department», The Business Wire, 6 de febrero de 2012.
(38) The Financial Times, 1 de marzo de 2012, p. 17.
Artículo original: http://petras.lahaine.org/?p=1892 - Traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez
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