Mis cosechas

Cada semana tengo el honor de compartir junto a ustedes, mis lectores, temas de interés nacional e internacional. Conversamos sobre asuntos de relevancia que de alguna u otra forma pueden aportar valor y me permiten informarles las acciones que como servidor público, y también como venezolano, como padre y cabeza de familia, vengo realizando.

En la Asamblea Nacional estamos cumpliendo la responsabilidad que nos asignó el pueblo de Nueva Esparta avanzando con la discusión y aprobación de leyes importantes para la región y el país, proponiendo normas que nos ayudan a impulsar nuestra economía (como la Ley de Zonas Económicas Especiales), ordenar los asuntos sociales y políticos nacionales, y garantizar el bienestar y desarrollo de toda la población.

En nuestro bello estado insular avanzamos también junto a los vecinos, las instituciones y nuestro Partido Socialista Unido de Venezuela en la resolución de asuntos cotidianos, promoviendo y apoyando siempre la organización popular, el trabajo mancomunado, la articulación de los ciudadanos con el Gobierno y los diferentes emprendimientos de nuestra gente para lograr beneficios individuales y colectivos.

Es un orgullo ver cuánto hemos crecido, el excelente resultado que está dando la activación del 1x10 del Buen Gobierno, de las Brigadas Comunitarias Militares (Bricomiles) para la recuperación de las infraestructuras educativas y de salud. Seguimos demostrando día a día cómo en unión cívico-militar-policial podemos lograrlo todo. Estamos cosechando victorias, trabajando por lo nuestro y los nuestros, protegiéndolos. Enseñándole al mundo cómo podemos y debemos vivir en paz.

Y hablando de cosechas quiero contarles además el avance de este proceso hermoso de producir, de cosechar la tierra, que emprendí hace unos meses con mi familia. Iniciamos con coco, ají, maíz y estamos trabajando también con plátanos. Quisimos e hicimos: ¡Estamos cultivando!

Poco a poco cosechamos los productos básicos para los besitos de coco, las cocadas y cachapas con las que trabajamos. Hicimos una exitosa y hermosa actividad que llamamos "El Cachapazo". Qué gratificante poder mostrar con hechos lo que podemos lograr con determinación, esfuerzo, constancia y compartir además con nuestros hermanos el producto de esa grandiosa labor.

No cabe duda. El trabajo productivo es una extraordinaria oportunidad de crecer, aprender, enseñar y recrear; de vivir y dar vida.

Es un verdadero placer y doy gracias a Dios y la Virgencita del Valle por esta experiencia que estamos viviendo. En mayor o menor escala todos podemos sembrar, producir. Anímense, no se arrepentirán. Un fuerte abrazo.



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Dante Rivas


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