A Punta de Mata en su 77 aniversario

Los pueblos no solo son un nombre con una fecha de nacimiento, son también las huellas dactilares de un tiempo estampadas para siempre en la identidad de una comunidad cuya vida transcurre al fragor de los avatares de una cotidianidad en medio de la cual la vida se afirma y abre paso con sus triunfos y derrotas a cuestas. Tal vez, por eso, la conmemoración de una fecha tan sensible como la de su nacimiento no puede dejar de ser una ocasión especial para un encuentro con la memoria.

Punta de Mata no nació bajo el signo de la Cruz y de la espada que marco la fundación, poco más de trescientos años antes, de las poblaciones que le flanquean por el norte y por el sur respectivamente, a saber: Caicara (1728) y Santa Bárbara de Tapirin (1754). Nació en bajo el signo de un tiempo marcado por la explotación capitalista del trabajo humano y de las entrañas de la tierra, en un campo petrolero denominado Santa Bárbara (por encontrase localizada la concesión en los dominios de la población del mismo nombre). Por esa causa, Punta de Mata no nació llamándose así desde el día que la historia local indica como el de su nacimiento: un 15 de noviembre de 1940; fecha en la que la Compañía Consolidada del Petróleo instala un campamento de trabajo para comenzar la explotación de su primer pozo, identificado con las siglas SBN-N° 1: Santa Bárbara Norte Numero 1.

Las Compañías petroleras no vinieron a fundar pueblos sino a explotarlos, pero, aún así, y bajo ese influjo, pueblos nuevos nacieron bautizados con el jugo de las entrañas de esta tierra.

Pero no fue sino hasta después de brotar el petróleo del aquel pozo pionero (1941), constatando con ello la factibilidad de otros en adelante, que la Compañía comenzaría el proceso de mudanza de sus Oficinas principales, ubicadas en la población de Santa Bárbara de Tapirin, hasta el punto del campo Santa Bárbara donde iniciaría la construcción de una colonia laboral organizada en tres núcleos residenciales distinguidos como campos y diferenciados entre sí por la condición socio-laboral de sus residentes: Campo Obrero (donde residía el personal nomina semanal), Campo mensual (para el personal administrativo y supervisores) y Campo Americano (lugar de residencia de las oficinas y de habitación del personal gringo). Para 1944-45 esto ya era un hecho.

En el discurrir de ese trayecto, en los márgenes aquellos limites que demarcaban fronteras precisas para todo aquel que no fuere personal petrolero, al compas de oleadas migratorias jalonadas por la fuerza del salario, la ganancia y el lucro, venciendo la resistencia de la Compañía, de latifundistas y la represión policial, fueron surgiendo, uno tras otro, los núcleos poblacionales (Campo a juro, La Majagua, Campo Libre) que en su conjunto se identificarían posteriormente como Punta de Mata, la hoy capital del Municipio Ezequiel Zamora: el único pueblo de origen petrolero del Estado Monagas cuyo nombre no deriva de la denominación de un pozo o campo petrolero, como es el caso, por ejemplo de: Jusepin (fundado un 12 de mayo de 1938 a partir del pozo Jusepin N° 1 de la Standal Oil Company, hoy Exxon), o de Quiriquire (fundado en 1924 a partir del pozo Monep N° 1, pionero en la explotación petrolera en el Estado Monagas, posteriormente denominado Campo Quiriquire), sino de la tradición oral de la gente; el segundo municipio más poblado del Estado Monagas, también entre los de más alta tasa de crecimiento demográfico en el país y, lamentablemente, de los más azotados por una delincuencia organizada que ha segado la vida de varios trabajadores.

Pero es, también y ante todo, una comunidad cuya fisonomía ha ido esculpiéndose al fragor, no de fuerzas divinas sino del trabajo humano que está en la base de su origen, representado en aquellos hombres que siendo campesinos, muchos de ellos, pasaron a convertirse en proletarios y, a partir de la unión con humildes trabajadoras provenientes de otros estados de Venezuela (Anzoátegui, Sucre, Nueva Esparta) fundarían familias que, a la postre, constituirían la primera generación de puntemateños.

La historia es mucho más abarcadora, rica de contenido y compleja que este limitado relato. Por esa razón, y con la esperanza puesta en ello, en este aniversario 77 de Punta de Mata hacemos votos por la memoria de un pueblo que no debe ni puede perderse por efecto del impacto inclemente del tiempo y el de los complejos avatares de la vida cotidiana.

Hay cosas que se pueden y deben hacer en función de esto: una de ellas, ir en busca de esa primera generación de Puntemateños y Puntemateñas, hurgar en sus memorias y rendirle un sentido homenaje antes de ya no estén; otra, dotar a Punta de Mata de un registro fotográfico que muestre a las nuevas generaciones una semblanza de las distintas etapas de su formación, cosa que hasta ahora no tiene. Y en último lugar - y no por ello menos importante – reeditar los textos del fallecido cronista de Punta de Mata, Nicolás Aranguren, gracias a cuya labor hoy podemos aproximarnos y conocer hechos que de otra manera no hubiera sido posible. Los únicos textos que se conservan en la Biblioteca Publica Central de Punta de Mata, libran una tenacísima batalla contra el deterioro provocado por el tiempo y el uso por parte de una ciudadanía que debe esperar su turno cuando hay otros utilizándolos.

Reedición que es, a su vez, una cuestión de urgencia si, a parte de lo antes dicho, tomamos también en cuenta que aquella labor cimera del cronista que la muerte truncó, la desidia y la flojera posterior no han podido continuarla a cabalidad. Apelamos a las autoridades municipales, especialmente al camarada Raúl Brazón ("Chequelo"), para que esta batalla por la memoria tenga en él a un Comandante en Jefe.

No podemos dejar de apuntar dos acontecimientos políticos inscritos en la historia de nuestro pueblo: 1°) fue el primer municipio en la historia del país en el que un Alcalde fue revocado de su cargo (1993); 2°) en el año 2004 las bases del chavismo, luego de fuertes protestas, echaron por tierra una candidatura a Alcalde impuesta por la cúpula estadal del Movimiento V Republica y en su lugar impusieron la del candidato que ya ellas habían respaldado. Pero a estos hechos debemos sumar un acontecimiento más reciente que, sin duda, tiene que ser de gran significación para no pocos trabajadores y trabajadores honestos –y en no pocos casos maltratados- de Pdvsa Punta de Mata (y del Oriente del país): el golpe del Ministerio Publico contra la trama gansteril instalada en la Dirección Ejecutiva de Exploración y Producción Oriente de Pdvsa, específicamente en la División Punta de Mata.

A Punta de Mata la custodian gigantes metálicos que arrojan fuego sin descanso día y noche y que rugen como dragones, con grandes plantas hidrocarburiferas a sus pies. Como para que nadie olvide las huellas de un origen y la forma en la que cambian las cosas cuando su fuerza telúrica irrumpe. Tal como cambiaron para muchos cuando esos gigantes volvieron a aparecer con la Apertura Petrolera para no dejar ni las ruinas en paisajes donde antes hubo fincas y la vida silvestre florecía al compás de los juegos y el trabajo. Pero la vida no hizo sino continuar, tomando otros contornos, siempre bajo el signo de la explotación capitalista. Imposible olvidar aquello, porque crecimos deletreando los nombres Consolidada del Petróleo, Sinclair, Mitojuan, Creole… al tiempo que conviviendo con uno de aquellos primeros obreros petroleros de la Consolidada del Petróleo en 1940, a quien cupo el honor de ser el primer trabajador petrolero jubilado en esta jurisdicción: el señor FELIPE LOPEZ. El abuelo materno de quien esto escribe y de un montón de hombres y mujeres más. El tiempo pasa. Ya no está entre nosotros. Pero eso es otra historia. Lo importante es que está la memoria.

¡Feliz cumpleaños 77 Punta de Mata! ¡Viva la Clase trabajadora petrolera! ¡Viva la Revolución Bolivariana!

fmarin2005@yahoo.com



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