Respetemos al alcalde

La ciudad está destruida y parece que todo tiempo pasado fue mejor, no basto con Edgardo Parra si ese pillo, un bachaquero de postín que no se llevó paquetes de harina o botes de aceite y si a la ciudad que debió gobernar con sabiduría o por lo menos con sentido común para beneficio de sus ciudadanos a él y a sus socios no les colocaron ropa naranja él toma daiquiri en su casa y como Nerón canta mientras mira la ciudad destruida y a sus habitantes sumidos en el desespero y el miedo, Edgardo Parra, sus colaboradores, su gestión fueron la primera bomba atómica que le cayó a una ciudad confiada en su fortaleza.

La otra bomba es la actual Cochiola un impasible, un crápula de la política, un mercenario espiritual que es la continuidad de Edgardo Parra en caída libre, la continuidad hacia abajo, lo poco que va quedando son números ¿cuantos huecos más en la calle, cuantas cloacas tapadas, cuanta basura acumulada, cuantas mentiras por minuto en la boca de este señor, cuantas calles tomadas por el comercio informal, cuantos edificios del centro de la ciudad invadidos por pillos exfuncionarios?

Me dicen algunos que no MALDIGA que esa palabra tiene una carga de espanto y entonces escucho una Zarzuela y noto que no es tan cierta tal afirmación y que de verdad Edgardo Parra y Miguel Cocchiola son solo un par de malditos que pueden convertir un convento en un burdel y al parecer entre tragos y consignas desean convertir una mariposa en mosca o en cucaracha y destruir el patrimonio de los ciudadanos, la ciudad veamos a partir del minuto 3.30 https://www.youtube.com/watch?v=fMV4qjk72G4

Lo cierto es que Edgardo Parra demostró que solo es un delincuente y que es un corrillo muy escuchado en la Capital del Estado Carabobo que sigue con sus tentáculos intactos y que desde las inmediaciones de la Plaza Bolívar de Valencia se mueven sus antiguos caporales como dueños de la ciudad, disfrutando de todo lo que no les pertenece, un imperio de pillos fue el legado de el “parrismo” a un pueblo indefenso.

Tendrá la ciudad que comenzar a buscar entre sus hijos e hijas alternativas distantes de las dos organizaciones políticas más presentes en el país para enfilar un destino distinto  y mejor, las organizaciones partidarias en Valencia que gobiernan Valencia demostraron que solo se convirtieron en bodegueros, administradores de la inoperancia y gerentes de la desgracia.

La ciudad donde nadie es culpable de una mala administración bachaqueros mayores impunes, dueños del mazo y de la parranda, falsas penas judiciales que entre el daiquiri y la borrachera se la pasan los que gozaron de la confianza de un pueblo de los humildes, de los intelectuales, de los sectores ilustrados y los trabajadores.

A  todos ellos solo les queda señalarlos como en La Dolorosa si como personajes de zarzuela, si como un clan, banda, grupo, manada, jauría de carroñeros y malditos que solo desean ver en la ciudad un animal muerto para comenzar su fiesta. Malditos sean.



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Yuri Valecillo


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