¿No será posible que traigan a Samán pa’ Maracaibo?

Ha pasado mucho agua debajo del puente, vivimos otros momentos,  no tenemos a Chávez físicamente, la economía venezolana no encuentra su cauce, y esa especulación que avasalla nos mantiene vivo en la memoria el trabajo en contra de este flagelo que hizo Eduardo Samán, una labor que la gente echa de menos, porque desde que salió del Gobierno no hacemos sino ver a los comerciantes cobrando lo que les da la gana a los clientes indefensos.

Según se puede observar en las redes sociales la especulación es en todo el país, sin embargo, yo sólo hablo con la experiencia que vivo en Maracaibo, estado Zulia, donde a pesar del trabajo que dicen hacer, no se siente la efectividad de la Sundde.

Aquí no se ve que le hayan tocado un pelo, por ejemplo, a las importadoras de repuestos usados, ni a las ventas de partes de vehículos nuevas ni a los ferreteros; a veces se escucha decir que le cayeron a una tienda, pero esas acciones se pierden ante la gran cantidad de comerciantes especuladores. Ya lo he dicho otras veces, la mayoría por no decir todos, venden con sobreprecio en Maracaibo.

Va uno al mercado y pregunta por los artículos que fabrican las empresas que firmaron con el Gobierno revolucionario los precios justos como la Samsung, y se tiene que un aire acondicionado de 12 mil BTU, cuando se consigue, pasa de los 18 millones de bolívares y no ocurre nada. Los especuladores venden por las nubes sin temor a que les apliquen la ley.

Acerca de los celulares se tiene que Movistar hizo el aumento de las tarifas que nunca pudo con Chávez en el poder y, en cuanto al precio de los equipos, mantienen el asombroso incremento de cuando decían que importaban con el escandaloso dólar paralelo, y no han bajado a pesar de la Sundde y los llamados del Gobierno a la cordura.

Con los alimentos subsidiados de la cesta básica, hay otra contradicción, se la pasan buscando a los “bachaqueros” y una buena mayoría de estos contrabandistas revenden su mercancía a la vista de todo el mundo, en sitios como aquí en Maracaibo los populares mercados Las Pulgas y Los Plataneros, y tampoco pasa nada.

Los comerciantes especuladores en esta ciudad parecen invencibles y, de acuerdo, como se observa la situación, ya sólo resta pedir que nos traigan a Samán, eso sí, con las manos libres, que lo dejen hacer, no como la última vez que después que lo llamaron lo maniataron  y no lo dejaron trabajar.

Ni siquiera dos salarios mínimos remontan la cuesta de esta especulación, el dinero de la quincena se queda corto para la alimentación sin mayores pretensiones de las familias venezolanas… Siento que nos tienen acorralados los comerciantes inescrupulosos, y el Gobierno  a pesar de las medidas que toma para solucionar la cuestión, no logra vencerlos.

              



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Alberto Morán


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