Sí gobernador Rangel, pero para hacer política revolucionaria se requiere algo más

Uno no quiere pasar por aguafiestas pero no le dejan alternativas. Y como uno es así, llorón, nunca falta en Aporrea mama que no pellizque, con el riesgo de que le llamen insolente. Yo no sé si cuando usted señor Francisco, redactó ese artículo que aparece hoy en este portal y habla de oposición tendría en mente la oposición de derecha o la oposición de izquierda. Porque, déjeme decirle, a veces la izquierda también se opone. Y hablar en genérico y meter a todos en un solo saco, trae confusión, y eso no es bueno. Todo lo contrario.

Todos vimos, cuando, delante de Chávez, usted fue protestado por el pueblo (por lo menos esa parte del pueblo que se tomo la molestia de acompañar a su presidente). Que el presidente se haya hecho el Willy es harina de otro costal, pero toda esa gente que estaba allí, no me vaya a decir que son de derecha. También ha sido uno de los más cuestionados de la lista de candidatos a gobernadores presentada por el Partido, en infinidad de artículos por este portal y otros medios. No tanto así con Hugo Cabezas y sin embargo, fíjese usted, ha renunciado. Si fue obligado a ello por el partido, no nos consta, no se puede poner en duda sus declaraciones, en todo caso, ha asumido ante el pueblo trujillano una digna actitud. ¿Vamos a esperar que el pueblo bolivarense se pregunte, como el personaje del gran Leo: ¿¡hasta cuándo Gómez!?

Si la oposición de derecha a usted no lo quiere, eso está muy bien. De lo contrario no estarían haciendo su trabajo y se negaría a sí misma. Cosa extraña es que los empresarios (de FEDECAMARAS, por cierto, los mismos del golpe, recuerda) lo quieran mucho y lo consideren “un aliado”, a diferencia de la oposición de izquierda que no desea seguir teniéndolo como gobernador y ha tenido que postular a otro candidato de izquierda, con todo el riesgo que eso acarrea para la Revolución Bolivariana, aunque la historia siempre termina dándole la razón al pueblo.

General Gómez, en una revolución llamada socialista, cuando esto sucede hay que ponerse a pensar.

También deberíamos aprovechar la oportunidad para hacer un par de precisiones, ya que al no tener la misma formación (usted militar y yo civil) la comprensión de los términos manejados tal vez difiera. Primero, creo que, después de 14 años de Revolución Bolivariana, todo dirigente con responsabilidad -sea cual fuere su nivel-, debe estar sujeto a la crítica del colectivo, es más, a la denuncia, por muy dura que sea. Sin eludirla, queriéndola incluso, propiciándola, porque será una oportunidad más para despejar cualquier duda y hacer de su gestión una plataforma de transformación y educación popular en la contraloría social y en la incorporación de la gente a la administración del estado. Hacerse el ofendido, apelar al honor mancillado etc., etc., no parece lo más conducente, son conceptos obsoletos de una moral burguesa y no revolucionaria que antes de sumar, resta a la discusión de altura que usted alega desear. Usted ha dicho que se requiere moral para hacer política, bien, pero para hacer política revolucionaria se necesita tener moral revolucionaria y eso sólo se demuestra gobernando al pueblo, OBEDECIÉNDOLO. Segundo, la cuestión no es tener una gestión “tangible”, el asunto es: ¿tangible para quién? Yo creo que, en tantos años, algo debe haberse hecho, que esté a la vista, que sea palpable, pero preguntémonos ¿lo que se haya hecho ha sido en función del pueblo?

Dejemos que el pueblo bolivarense responda.

Saludos

Jutor2000@gmail.com


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Juan Torres Rodríguez


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