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Tarek, un nuevo modelo de revolución

“Es contrario a las buenas costumbres hacer callar a un necio, pero es una crueldad dejarle seguir hablando”.

  Franklin Benjamín…

Hace  años, en mi época de estudiante en Caracas-Venezuela década de los setenta, pensaba que un revolucionario; era como la primera idea que se me venía a la mente, una persona que se preocupaba por el problema de los ciudadanos, y de la comunidad, y que llegado al poder iba dispuesto a hacer las cosas bien, y dispuesto por el bien de todos, intentando tomar por asalto el cielo.

Desde 1999 con el ascenso de la revolución bolivariana al poder, y todos los hechos posteriores sucedidos hasta hoy, cuando pienso en revolucionarios ya no pienso en Hugo Chávez, ahora veo  a muchas personas, jóvenes, profesionales, estudiantes, gente del pueblo llano dispuestos a sacar su opinión para la defensa de lo que consideran justo: A través de las redes sociales vía internet y telefonía celular, para denunciar  los problemas que aquejan, a sus , comunidades, gremios, colegios, instituciones publicas etc. que sienten y les duelen como seres humanos.

Lo cierto es que esta nueva clase de revolucionarios, su estilo es muy diferente a los clásicos de las revoluciones que tradicionalmente se conoce a través de la historia.

En la década de los setenta, no haber sido revolucionario era difícil para cualquiera estudiante, que no estaba pegado con el status quo de la época.

Era que las condiciones estaban dadas para serlo porque nuestro país era el inicio del hervidero social que se venía venir por la opresión de las oligarquías políticos-económicas, el abuso de poder, el tráfico de influencias, y el quebrantamiento del orden institucional, la guerra fría, la lucha ideológica entre los pensamientos de izquierda y de derecha; que fue el ingrediente de la lucha ideológica que hicieron que muchos estudiantes, obreros y campesinos, dejaran la lucha revolucionaria dentro del marco de la legalidad, y se fueran a las guerrillas.                                            

Apartando el legítimo espíritu de las ideas que inicialmente los guió, a participar en una guerrilla urbana, y rural que parecía más bien por la instalación de un régimen de orden totalitario que otra cosa.

Lo cierto es que, de una forma u otra, y sin valorar si esa decisión tomada en esos años era la correcta o no, esos revolucionarios, luego de convertidos en guerrilleros, querían cambiar las cosas, interrumpiendo el orden legal existente constitución de 1961, para establecer un nuevo orden social y de gobierno, mediante la insurrección guerrillera, con acciones de toma de comandos policiales y militares, acciones violentas y caos social; y la quema de vehículos semanalmente (Plaza de las Tres Gracias, y la entrada al Hospital Clínico en la UCV). En otras palabras, no se aceptaba el sistema imperante, y se quería instalar un nuevo sistema.

Pero hoy en el 2012, y en pleno siglo XXI muchos de esos revolucionarios parecen  haber aceptado el sistema, y lo que los tiene ahora arrechos, cansados, y frustrados son la nueva clase de políticos que hoy nos dirigen y los vacíos institucionales, que se están creando.                                                         

Hoy en día existe una sociedad más indignada que parece reconocer el sistema cuarto republicano en sus diferentes matices, ya que son más tolerantes con los diferentes pensamientos de la gente de izquierda, centro y derecha. Que hacen causa común en la defensa de los valores de una verdadera democracia socialista. Todos aborrecen la impunidad criminal y política, la corrupción y la ineficacia.

Esto lo traigo a colación por el reciente suceso del reten de la planta, con delincuentes presos con armas de guerra, ahí no vale discutir pensamientos de “derechas” ni de “izquierdas”, sino unir ciudadanos que antepongan los intereses del país a los intereses de los políticos ignorantes. A muchos les gusta hablar, pero hablan pura paja.

Exigen transparencia y rendición de cuentas a los ciudadanos honestos y trabajadores. Pero cuando protestan los reprimen, piensan en los derechos de ellos, hacen hincapié en no obstruir el tráfico cuando el hampa le dispara a la GNB desde los retenes.                           

Pero ahora existe una nueva clase de revolucionarios sociales más eficaces que no llenan de grafitis las paredes, que se expresan enérgicamente en las redes sociales, que es un arma letal, silenciosa y fuerte, para crear matrices de opinión.

Este comentario por analogía lo extrapolo, con la gestión del gobernador de Anzoátegui, por la realidad  que estoy viendo hoy en día, con los casi 400 correos electrónicos diarios que recibo de la sociedad extranjera y venezolana en su mayoría, y en especial la del Estado Anzoátegui, donde ahora un Revolucionario como Tarek William Saab, atiende a su pueblo utilizando las herramientas sociales del Twitter y el Facebook, y lo que preocupa es que muchos de la clase política parece no entender que la Revolución Bolivariana en Anzoátegui, vía redes sociales, esta llegando para quedarse, por la solidaridad que les transmiten al gobernador Tarek, que son mas que los rechazos, y los insultos de gentes desadaptadas. Que recibo por defender su obra de gobierno.

De las acciones de los habitantes de Venezuela, y en especial del Estado Anzoátegui se induce que no piden cambios del gobierno bolivariano nacional de Hugo Chávez, y regional de Tarek William Saab, ni buscan trabajo en el Gobierno, simplemente piden respeto, y eficacia en la solución de los problemas que afectan al colectivo, a sus instituciones, y a lo que es correcto.

Percasita11@yahoo.es



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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