¿Se acuerda de las pantaletas el muermo Pablo Auren?

(ENSARTAOS.COM) Empezaron con pañuelitos de colores en la cabeza, más tarde en shores y con patinetas en las marchas domingueras, luego repartieron pantaletas y después se desataron y mostraron los kulantros hasta por CNN.

Pero todo vino de aquellas pantaletas que se puso a repartir frenéticamente el profesor de la universidad de Carabobo, Pablo Auren, por los cuarteles, y que hoy se sabe fueron donadas por las matronas del Este. En cada casa de un general las propias esposas de éstos, colocaron al lado del bastón de mando, una pantaleta que a lo mejor había pertenecido a doña Helena de Zuloaga, o a misia Carmela Azpurua de Tinoco, o a la doñita Cuquita Mendoza de Parra, o a la matrona de Teresita Bottome de Vogler, o a la madame Marcelina Palacios de Granier, ... Pantaletas negras con encajes dorados, pantaletas con faralaes, pantaletas acolchadas, pantaleta cuello tortuga, con cierre o con dos huecos descomunales. Pantaletas talla XXXLLL. Generales que habían estado al servicio en el Comando Sur de EE UU, que habían realizado cursos en la alta Escuela de las Américas, que habían trabajado para la CIA, no podían soportar aquellas olorosas y relumbrantes prendas colgando al lado de sus medallas, de sus soles, insignias o presillas. Que ofensa tan grande para un alto oficial de sobrados reconocimientos, como por ejemplo, el general Raúl Alejandro Salazar Rodríguez.

No señor, aquello no podía continuar y era necesario demostrarle a sus mujeres que sí eran bien machos, y que no se iban a calar más al “centauro de Sabaneta”, al “bocón del samán de güere, al nieto del asesino Maisanta”.

Pablo Auren pasará a la historia como El Héroe de las Pantaletas, que gracias a él un montón de generales se creyeron realmente cobardes, y se alzaron contra Chávez. Gracias a Auren por presión de unas mujeres encharretadas que cada vez que sus maridos se sentaban a comer le sonaban las cacerolas, y que cuando se iban a vestirse, en lugar de calzoncillos le colocaban las sugestiva prendas femeninas, gracias a ello, digo, vino lo del 11-A, y ahora esa fulana rebelión en la Plaza Francia. Todo ya explicado en el Manual del Perfecto Golpe de Estado, de la CIA. Una vez que derroquen a Chávez, la Plaza Francia será la Plaza Auren, y en lugar del obelisco se colocará una descomunal gorda de Botero en pantaletas.

DE LAS PANTALETAS A LA PLAZA FRANCIA

Luego de las pantaletas que produjo el 11-A, se ha llegado a este lío en la Plaza Francia, con el protagonismo bestial de los Poleos. Los medios poderosos nombraron a Rafael Poleo su peón, y el tío se ha desmadrado. No tiene desperdicio lo que declaró don Rafael Poleo el 29 de octubre, que por cierto el día 30 ningún periódico recogió sus declaraciones. Primero, claro, lo de su guerra civil que cree puede provocar cuatro pelagatos civiles y unos militares desarmados, sin coraje, y surgidos por arte de magia del cajón de las pantaletas de Pablo Auren. ¿Van a ir a una guerra civil los liberados sifrinos de la Plaza Francia, los mismos, que el 13-A dejaron el pelero? No nos jorobe, don Rafael. Estos sifrinos creen que la guerra será con intendos, con ametralladoras siderales, con los juegos de Dethmatch Classic Shortcut. Ya nos imaginamos al Comandante Poleo montando en un tanque MX, con esos cascos amariconados que se encasqueta el Alfredo Pena, levantando barricadas y acarreando municiones en el frente. Y doña Patricia (que en los 400 metros planos en Miraflores le ganó a Marta Colomina), vestida de generala, como Blanca Ibáñez, como una Adelita con bastante metralla, al lado de cañones sin retroceso 106 mm, con fusiles 5.56, AT-4 o CSR Carl Gustav de 84 mm. Y un poco más allá, las espléndidas Juanas de Arco Ángela Zago y Ruth Capriles, ambas sobre bellos corceles de fuego.

Patricia Poleo comandando el pelotón de las iracundas matronas del Este, cuyos gonfalones fueron las sábanas de las pantaletas que por los cuarteles repartió Pablo Auren. La guerra civil, donde ocuparía un formidable lugar Pablo Medina, quien todavía conserva las armas que del Fuerte Tiuna se llevó Bracamonte.

Imaginemos al muñeco e´torta (viejo) Carlos Fernández, avanzando en motoneta blindada hacia las guaridas chavistas concentradas en Puente Llaguno.

Para que se produzca una guerra civil en Venezuela, un bando debe tener muchos gorilas y el otro un cuerpo ideológico profundo y serio. El chavismo está preparado para resistir y para dar su vida, los gorilas tienen un montón de cabeza rapadas y sifrinos que viven practicando tiro al blanco y karate, pero que tienen el coco demasiado vacío. Aquí no hay en la derecha un Ramiro Ledezma Ramos ni un José Antonio Primo de Rivera; aquí la derecha lo que cuenta es con un Humberto Celli, gran jugador de caballo, y quien se pasó veinte años en el Congreso leyendo revistas hípicas. Es tal la pobreza moral de los que se reúnen en la Plaza Francia que no tienen un solo líder que los cohesione y que les presente un camino honesto y serio para sus aspiraciones.

Poleo piensa que los militares esos uniformados, pueden liderar una guerra civil, cuando ya están fuera de circulación en sus propios cuarteles, y ya todas las guarniciones los desconocieron. Imaginemos pues a estos militares comandando escuadrones de sifrinos y a viejas histéricas, que es lo que tienen, pero y quién puede contra los centenares de barriadas de Caracas bajando de los cerros.

Se ve además que los gorilas de Altamira tienen otro trompo enrollado: recolectar las firmas, declarar el paro indefinido y salir a soliviantar algunos cuarteles, para ver si por enésima vez la pegan. ¿Pero y con qué culo se sienta la cucaracha, pues los países latinoamericanos no aceptaran violentar el orden constitucional? No lo va aceptar el pueblo venezolano, y ahora mucho menos Brasil, como dentro de poco, y tajantemente tampoco Ecuador, ni México, República Dominicana. Así que, gorilas a vuestras jaulas.

Imagínense que la fulana Carta Interamericana justifique la desestabilización de un país, porque un grupo de caprichosos generales se concentre con unos sifrinos, y una horda de matronas histéricas en una plaza. Entonces en cada una de estas naciones nuestras, tan perturbadas, se formaría la rehostia, y el pobre César Gaviria no se daría abasto para coger arrecheras en cada lugar de los que tendría que visitar, tratando de calmar los ánimos.

Poleo asegura que Chávez no cuenta con el respaldo del 70 por ciento de la población, y lo dice muy fresco, porque seguramente ese 70 por ciento está con él o con la Coordinadora Democrática. De ser esto cierto, entonces la Coordinadora Democrática tendría un 95 por ciento de rechazo, porque los hechos del 10 y del 13 de octubre lo demuestran. Otro de los inventos, digno de los titulares de su periódico, es cuando dice que Gaviria no es nadie, que le tiembla a Chávez porque éste se enfurece, que quien realmente decide en todo esto es EE UU. Hay que tener en cuenta, que Poleo es portavoz de los medios por decisión de Gustavo Cisneros, y don Gustavo es el que está llevando el caso de Venezuela ante los Bush. Pero a don Gustavo también se le está acabando la gasolina, por el gran desprestigio que tiene sobre todo en Europa, ahora cuando se ha descubierto una conversación telefónica en la que da la orden para que se salga de Chávez de manera violenta.

De lo que se está claro es que los gorilas tienen plata a raudales, allí en Altamira. En Altamira de momento se sienten mejor que en sus yates, que en sus casas de campo o vacacionando por Disneylandia. En Altamira se sienten héroes, y las viejas ricas (que no ricas viejas) les dan besitos, les llevan flores y les piden autógrafos. ¿Para qué carajo servirá un autógrafo de estos tíos que lo único que han hecho en sus vidas es ir a una plaza para que lo protejan los poderosos medios de comunicación? Y como hay entre ellos muchos mulatos, pues creen que están mejorando un poco la raza. A lo mejor levantan a una tía con dos cojones, bien buena. Están alojados en un buen hotel, bien atendidos, cama, buena comida y buen licor. Todo eso corre por cuenta de la internacional del golpe a cargo de don Gustavito quien sigue estos acontecimiento por la pantalla de su celular. Don Gustavo ha determinado, según fuentes fidedignas, que se vaya hasta el final en lo de los “tres platos”, esto es: recolección de firmas bajo estado de tensión permanente y de violencia callejera; seguidamente, desconocimiento del gobierno por negarse a reconocer la “voluntad popular”, y después el tercer zarpazo mediante un levantamiento, contando con unos altos oficiales que aún están en sus cuarteles, y que ya han sido comprados. Don Gustavo tiene otra vez la champaña comprada, y el Thanksgiving lo piensa celebrar, junto con sus colegas de las demás televisoras, en su casita de la Florida. En esta ocasión será con una cosecha muy fina de modo que la espuma y el sabor salitroso de la champaña no contenga ese gusto acre a sangre que tuvo el 11-A.

El negocio es crear otro vacío de poder, que es el método más acorde para países inestables como el nuestro. Ya el general Enrique Medina Gómez recibió un curso intensivo sobre guerra frontal para contener al lumpen, dictado por Miguel Henríque Otero, Carlos Fernández, Fausto Masó y Manuel Felipe Sierra. Plomo a la barriga será la orden. Habrá que sacar hasta los chopos de la época del Mocho Hernández, pero que no quede un solo chavista vivo. La orden será: tierra arrasada. Luego del Golpe, y siguiendo el estilo de las hordas hitlerianas, serán incinerados todos los símbolos del chavismo, en un gran acto cívico en la plaza Francia. Luego vendrá la orden de contener a los desaforados presidenciables de la Coordinadora Democrática, entre los que se cuentan: Carlos Ortega, Luis Miquilena, Carlos Fernández, Guaicaipuro Lameda, Pablo Medina, Andrés Velásquez, Antonio Ledezma, Rafael Marín, Enrique Mendoza, Omar Calderón, el mismo Rafael Poleo, Ramón Escobar Salom, Herman Esgarrá, Eduardo Fernández, Américo Martín, Elías Santana, Liliana Hernández, Leopoldo López, Julio Borges, Liliana Ortega, Ángela Zago. Será una dura lucha, pero no queda otro camino.

LAS PLAÑIDERAS DE LA COORDINADORA

El señor Rafael Poleo luego de su entrevista con César Gaviria, creyó que iba a mover a lágrimas a la gran audiencia diciendo que el montón de viejas histéricas de Altamira habían estallado en llantos al ver que Gaviria se ponía duro. Si uno no supiera que no hay cosa más falsa en el mundo que las lágrimas de unas viejas histéricas. Qué vaina tan ridícula fue esta confesión de Poleo, y cómo él se estaría riendo por dentro, un tipo tan inescrupuloso y que se habrá cansado en su vida no sólo de ver llorar mujeres histéricas sino también de darles palo. A Bolívar cuando lo rodeaban un montón de viejas histéricas pidiéndole la libertad de sus maridos, las mandaba... ya saben ustedes donde. De todo este show, esta ha sido una de las cosas que más ha causado risa. Como si la política se hiciera a base de lágrimas de cocodrilo. Por eso Gaviria se puso mosca, y cuando estaba dando la rueda de prensa, preguntaba: “¿Es usted periodista?” Ya había visto la jarana del gallinero de las matronas histéricas del Este el día anterior y que habían sido metidas allí por Poleo.

HORRIBLE IRRESPETO AL SEÑOR GAVIRIA

El montón de histéricas sin hombres, corrieron al Hotel Meliá, donde el señor Gaviria dio una corta rueda de prensa. Estas vejucas esperaban que Gaviria, sin ton ni son, condenara al gobierno de Chávez imponiéndoles condiciones de ultimátum como las aquí viven realizando Carlos Ortega o el muñeco e torta viejo, Carlos Fernández. El señor Gaviria las mandó a hacer gárgaras. Y haciendo gárgara se quedaron en el Meliá, que estaban ahogadas gritando como gallinas cluecas cacareando desde un palo.

TOMA TU LUMPEN, MIGUEL HENRIQUE

La violencia de los últimos tres años la han insuflado los medios. Nada subleva más que la mentira, que la infamia, la calumnia, la farsa reiterada, enfermiza y virulenta. Cuando El Nacional, el día 14 de octubre del 2002, llamó en su editorial, con bajeza inmunda, lumpen y miserables borrachitos con la carterita de ron en el bolsillo, a la gente que el día anterior había asistido a la marcha de Chávez, estaba escupiendo a la cara de millones de personas decentes, humildes y trabajadoras de este país. Es así como El Nacional pasa a asumir un rol de Fuerza Armada. Esta violencia es peor que sacar una pistola y disparar; peor que asesinar a mansalva y destruir con sevicia un cuerpo, porque llena de brutal oscuridad el entendimiento. Solo comprende de la locura de la revancha, del enfrentamiento y de la destrucción como única vía para salir de Chávez. Por estas mismas mentiras arteras y bajas, acudió en diciembre del 2001 la gente de Catia a protestar al frente de este diario. Inmediatamente los cuatro canales del Apocalipsis se encadenaron e hicieron ver que “las turbas del terror chavistas querían incendiar El Nacional”. Luego del asqueroso editorial del 14, Miguel Henríque Otero se disculpa, y agrega un “aunque ustedes no lo crean”. Es decir, hay que tener en cuenta lo que es el tío: “aunque yo sea un asco, que estoy empeñado en una guerra de terror junto con el resto de los poderosos medios venezolanos para destruir el orden democrático y cagarnos en esta república; aunque yo desprecie a ese vulgo que sale allí todos los días con una boina roja y una banderita bolivariana respaldando al truhán de Chávez, a ese capataz inmoral y sucio, a esa rata, a ese matón, a ese mentiroso contumaz, con su comandita de agentes cubanos y guerrilleros colombianos,... a ese pandillero de repugnante verruga y pelo malo, vil centauro de Sabaneta,... aunque ustedes no lo crean: yo pido una disculpa. ¿Qué para qué sirve?, pues, allá ustedes, todos hijos de la gran p..., recogelatas, mandingas, cabrones del gran satán y serviles buhoneros del estado, y ladrones todos. Allá ustedes.” RIP.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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