Protesta de señoritos

El descontento de un pequeño grupo de la población no se había hecho esperar en aquel país ubicado por allá lejísimos, tan lejos que al viento le daba pereza llegar, y se cuenta que hubo un tiempo que sus habitantes no se enfermaban, ni se morían porque las enfermedades se quedaban a mitad de camino y fueron muchos los que vieron a la muerte recostada de una mata de mango con la lengua de corbata y con unas ganas de devolverse que se le chorriaban por todas partes. En esa lejana tierra, acostumbrada a guerrear desde sus inicios, se había pasado por todo, incluyendo, la colonia, la independizacion del yugo que los tuvo sometidos por largo tiempo hasta nuestros días, donde habían habido las manifestaciones más increíbles, desde las más insignificantes quemas de cauchos, hasta las miles de huelgas de hambres por causas justas e importantes, como también había habido varias guerras civiles y unos tantos golpes de estados, huelgas de ollas vacías, vulgarmente llamados cacerolazos, y cuanta versión nacional de protesta se hubiese ingeniado el pueblo para poner de manifiesto su descontento. Durante los gobiernos anteriores habían habido paros de todo tipo y por cualquier vaina, hubo paro de policías, de gallinas negándose a poner huevos y hasta el sol, en ocasiones que se peleaba con la luna, montaba sus guarimbas dejando los días grises y en penumbra. Se cuenta que en una oportunidad que hubo una huelga de sepultureros que congestionó los cementerios porque la cola de muertos en espera de su última morada fue tan grande, que a los curas, a las monjas y a los obispos no les quedó otra opción que no fuera la de apelar a María Leonza, a El Negro Felipe, al Divino Niño, a José Gregorio Hernández, a La Tres Divinas Personas, a brujos, a curanderos y afines para que metieran sus manos poderosas reviviendo los cristianos que aún no habían podido alcanzar el tan ansiado “Descanso en paz”.

El día esperado amaneció bien bonito y el sol con bambalinas de colores en los rayos se encargó de meterle alegría por los diferentes huecos a la tiniebla, el viento andaba vuelto loco espelucando a la gente, quienes independientemente de ciertas eventualidades, le había colocado remiendos a la sonrisa para lucirla lo mejor que podía todos los días.

Algunas tiendas donde se distribuían binoculares, largas vistas e instrumentos afines, desde muy temprano se vieron abarrotadas, y ya para la mitad de la mañana no les quedaba ningún instrumento que tuviera la virtud de permitir atravesar el más allá de las fronteras del horizonte a través de los grandes adelantos de la óptica, de los espejos y de los reflejos. Otras tiendas que hicieron su agosto fueron las expendedoras de productos de belleza, de maquillaje, de hidratantes, de productos anti-estrías y de rejuvenecedores.

Todos estaban listos, sólo restaba esperar la hora ansiada para que los señores, señoritos y otras no tan señoritas, descontentos, sobre todo, los jóvenes manipulados por los dinosaurios políticos, volcaran la bilis contenida, el odio represado y todas las maldiciones contra aquellos que los tenía contra las paredes del odio y de la arrechera, Todo estaba listo para aquellos que se creían lo mejor de la bolita del mundo, pero que ahora los cubría el desengaño, porque lo que ante sólo era de ellos, actualmente los excluido de toda la vida lo reclamaban como parte de sus pertenencias, porque los menospreciados de siempre habían tomado relevancia histórica y ya no estaba permitido mirarlos como si fueran unos bichos raros, porque los que para estos señoritos, señorones, hijos e hijas de papá durante toda la vida habían sido una vergüenza nacional, ahora les estaban latiendo en la cueva.

Se Había requeterepasados los pormenores y ni el más mínimo detalle se dejó pasar por alto. Era el día de la nueva protesta nacional, que por lo innovadora, sería muchas las ronchas que se le escarapelarían al sordo y ciego gobierno del rrrrrrregimen, protesta que daría mucho que hacer en el mundo poniendo en evidencia la tiranía, el desatino y la ineptitud de los dirigentes patrios. Serían muchas las toneladas de tinta que se gastaría a nivel mundial en la mediatica prensa escrita y muchas las ondas sonoras y visuales que transmitirían a nivel de radio y TV del planeta la divinidad de aquella protesta, en fin, seria un momento histórico para los medios manipuladores y distosionadores de la verdad.

Faltaba poco, escasos minutos para agarrar la paciencia por el rabo y bataquearla contra el suelo, poco tiempo faltaba para que arrancara el momento esperado. De repente, sin explicación ninguna hubo un apagón general en todo el país, apagón que duró desde las 9 y 50 minutos de la noche hasta ese otro día a las 9 y 50 minutos de la mañana, 12 horas exacta que el país permaneció en tinieblas, tan así que a todos se les apagó las ganas, la tan cacareada protesta de traseritos al aire, la máxima innovación de protestar que había adoptado la oposición, por supuesto importada del norte, la cual consistía en mostrarle el culo al mundo por las ventanas y donde fuera posible a las 10 de la noche había sido desmontada sin contemplación por el rrrrregimen opresor con el certero e inteligente apagón.

Una vez mas el sector de la oposición se había quedado con los crespos hechos, con el culo hermosamente divino, pero con la miseria humana y el odio atragantado, con la bilis nublándoles el brillo de los ojos en espera de nuevos lineamientos enviados por sus asesores del exterior…


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William Torcátiz

Ingeniero, Poeta, Musico, Chavista. Analista Mayor de Conformación y Seguimiento de Empresas Mixtas Internacionales de PDVSA.

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