Orlando Urdaneta: aquí te envían saludo tus "pu... militares…"

  1. Aquel ser envejecido pero de muy mal envejecimiento, echando temblores, escupitajos, grititos cadavéricos escudados en las lejanías del Norte donde todos se creen bien machos, como lo hacen todos ellos,… es decir con una carga de burdos y rancios tumores y temores (menopáusicos vaporones) e histéricos envanecimientos, típico de los eunucos a quienes sólo les queda eso: GRITAR…, ellos que desearon hartos desgarros y muertes, y que ahora allá en Miami, los añoran con rabia, eso el no haber logrado que su gente, los suyos (los de siempre), los que deben por la gloria de los elegidos y sabihondos de su clase, haber arrasado, haber aniquilado a todo un país, ese pueblo que había llevado a la presidencia a Hugo Chávez… Y ocurrió que al fracasar el 13 de abril de 2002, huyeron despavoridos, el mismo Orlando Urdaneta dejando un reguero de gruesa cagalera en la estampida, que bien le cabe a la perfección el adjetivo rata con el que él califica tan airosamente desde su cálido y muy bien protegido hogar en Miami, a todos los chavistas. Haciéndose por lo tanto y a la vez, acreedor de todos los epítetos y escupitajos que lanza contra Venezuela.

  2. Estas son partes de sus palabras: "¿Díganme ustedes cuánto costaba meterle un tiro a ese guebón de… Hugo Rafael Chávez Frías…? (el 11 de abril de 2002) Ustedes no se imaginan todo lo que nos sacrificamos durante un año… de conspiraciones, de reuniones, de abandonar a la familia, DE DEJAR DE HACER PASEOS, VIAJES… no tienen idea de todo lo que sacrificamos…".

  3. Que le metieran el tiro otros, él NO. Aunque en verdad, él muy bien pudo haberlo hecho, sin duda, imponerse por sobre sus propias "putas" encharretadas todas, de aquella hora y disparar sobre la humanidad de Chávez. Lo tuvo ahí bien cerca; él estaba entre el grupo que lo llevó a Fuerte Tiuna, él junto con su primo, un oficial de alto rango. Él estaba allí junto con el hoy cardenal Baltazar Porras lanzando sus escupitajos y cagurrias oraciones, pero todos a la vez anegados de pánico.

  4. Esta gente del tipo del señor Orlando Urdaneta, en todo el universo de su clase, llaman SUFRIR (SACRIFICARSE) el perderse un viaje o un paseo, un sarao, una comida, un agasajo, un chequecito ad honoren, un reconocimiento, una partida de dominó o un arrocito, … Todos son idénticos en el sentido material de la existencia, los enloquece el sensualismo o los divertimentos de las mariqueras gringas, y hasta ahí les llega todo lo que buscan y aspiran en este mundo. RIP.

  5. El señor Orlando Urdaneta, la noche del 11 de abril de 2002, estuvo en Fuerte Tiuna junto con unas cien de esas putas elevadas a generales, que eran bien suyas, todas suyas en aquella hora, bien manejables al gusto de Fedecámaras o de la embajada gringa, decididas a hacer lo que en la Cuarta siempre se hacía a las órdenes de los partidos AD y COPEI, a las órdenes de aquella Comisiones de la Defensa del Congreso Nacional entre los que reinaban matronas (matraqueros y bellacos) como David Morales Bello o Reinaldo Leandro Mora. Esos sí se acaparaban a su gusto todas las burdeles cuarteleros que querían.

  6. Viendo el video de este deprimente mayamero, que dirán cuanto éste los incluye dentro de su protuberante prostibulario, harem de bandidos al servicio de los Carlos Andrés Pérez, de los Jaime Lusinchi, Caldera, … los Iván Carratú Molina, Néstor González, González, Manuel Heinz Azpúrua, Carlos Peñaloza, Molina Tamayo, Fernando Ochoa Antich, Guaicapuro Lameda,…

  7. Dice con "virilidad" asiliconada, don Orlando: "Con militares o sin militares. Los militares son putas de nosotros. Ellos van hacer lo que digamos. Cuando nosotros salgamos salen. Cuando nosotros paremos paran. Créanme que es así. Lo han demostrado hasta hoy las putas de Castro, las putas de Chávez, las putas de Maduro. Que sean las putas de nosotros y después decidimos si queremos seguir teniendo burdeles por todo el país. No me importan si mañana son militares los que le arrancan el gobierno a esas ratas, putas siguen siendo, putas todos,…".

  8. Todo ese burdel que deambula por Miami con aquellas charreteras y presillas echadas al olvido, pura chatarra dorada, y que nunca les sirvieron sino para robar, chantajear y asesinar a pobres diablos. Que en verdad esos abúlicos generales de aquella república vil y ultrajada, que se creían que eran guerreros, soldados, pero que en fin, sólo mandaban a pendejos porque siempre fueron unos sometidos a políticos cretinos y a mandatos de unos bestiales gringos.

  9. Le queremos recordar a este Capitán América, héroe de mil gloriosas batallas domingueras, al don Orlando Urdaneta, que durante la rebelión del 4 de febrero de 1992, a 1 de la madrugada, sus orondas putas en Fuerte Tiuna, todos altos oficiales, estaba presos en un descampado por jóvenes rebeldes, y éstas tus guerreras. Don Orlando, todas deslumbrantes meretrices, ocultaron sus presillas para que no los reconocieran. El almirante Elías Daniels estaba allí preso, sin insignias, habría que determinar por qué se las quitó siendo connotado oficial con fuertes nexos con el partido COPEI. La mayoría de los generales detenidos habían escondido sus soles, presillas y galones, esas tus cortesanas, don Orlando.

  10. Esa madrugada, algunos de estos altos jefes se habían despojado de sus soles y habían escondido las presillas como si estuvieran en una acción antiguerrillera para que no se les reconociera, cuando el que los había puesto preso los tenía perfectamente identificados. Hundían con los tacones en la grama de la Comandancia del Ejército las insignias metálicas, ahí cerca de La Prevención. De modo que, por ejemplo, Daniels, con su camisa beige, estaba de paisano, sin las caponas de almirante en su camisa, como tampoco con su guerrera en un evento de trascendencia mundial. La forma en que estaba vestido el almirante Daniels llamaba la atención porque parecía más un steward (mesonero de nave inglesa), que un Vicealmirante, Inspector de las FF AA. Esa era la purita verdad de tus héroes, esos que nunca más volverán, don Orlando… Ahí tienes, pues, a tus gallinas, qué podrás decir ahora…



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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