Y el “cacerolazo” acabó con too…

“Aguila no caza moscas”.

Hugo R. Chávez F.

“No me digáis nada, hermano… que todavía estoy aturdío”, me dijo Anacleto, meneando la cabeza como si se quisiera destapar los oídos. “Las viejas encopeta’as decidieron no dañar sus Wear Ever, ni sus Rena Wear, que, según ellas, ya no se consiguen en el país, y las ollitas baratas, que compraron la vez pasada pa’ cacerolear, ya no aguantan un golpe mas. Además no suenan tan duro como las otras”.Y con una gran sonrisa y mucha ironía continuó: “Es que la convocatoria al cacerolazo de protesta, en contra del sistema biométrico, tuvo tanta acogida, que todavía ando medio sordo por el estruendoso ruido de las olletas en todo el país”.

Todos sabemos que a los barcos los conducen a puerto seguro un capitán con una buena tripulación. Pero, sin un buen capitán y una buena tripulación, ¿qué puede pasar? Porque así anda la oposición, como un barco fantasma sin rumbo y sin guía. No pueden decir que no han tenido tiempo para re-estructurarse, porque llevan quince años acomodándose. Ah, pero ¿como van a tener buenos resultados si viven peleados entre sí y poniéndose zancadillas? ¿Quién es su verdadero líder? Además, no se han preocupado de presentarle al país un proyecto mejor que el que hay, porque sólo andan ocupados en sus más viles intereses de protagonismo y candidaturales. Y eso que las próximas elecciones son en el 2019. Es decir, ¡pasao’mañana!

Cuando analizamos la actitud y actividad, de los miembros de la MUGRE con los partidos que la integran, podemos darnos cuenta que no pegan una. Da risa ver a un personaje como Fernández Daló, secretario ejecutivo temporal de la MUGRE, que acompañó la rueda de prensa de “tío choro”, en la que le esquilmaron las prestaciones sociales a los trabajadores, durante el gobierno de Caldera, salir a hablar de los derechos de los venezolanos. Aunado a esto, su posición contra el sistema biométrico, que ha implementado el gobierno en contra del bachaqueo y del  contrabando de extracción, es algo sospechosa. “Tomemos el cacerolazo como una calistenia para la lucha que viene” dijo descaradamente. “Para los del Gobierno no hay captahuellas, solo para el pueblo. Todos a cacerolear”, invitó la MUGRE a través de la red social Twitter y señaló: “Nos racionan el agua, la luz y ahora nos dirán qué y cuándo comprar lo que necesitamos. Todos a cacerolear”. El pueblo les respondió “¡Coman mamey!”.

El venezolano ha entendido que el gobierno está tomando las medidas que cree necesarias para vencer la guerra alimentaria que propicia la oposición. La captahuella podría ser un mecanismo controlador que nos permitirá a todos encontrar, en los supermercados, lo que ese mecanismo impidió que otros se llevaran en grandes cantidades para alejar el pan de tu mesa. Sin embargo, este ni ningún otro mecanismo serán suficientes mientras existan PENDEJOS, BOBOS, TARADOS y ESTÚPIDOS de ambos sexos, haciendo cola, ante el puesto del revendedor, es decir, en el “Bachaquero Mall”, para comprarle un kilo de azúcar, harina precocida o arroz, a precios especulativos. Estar en contra de ese mecanismo es estar a favor de quienes tienen bastante real como para acaparar y esconderte los productos alimenticios.

Ahora la encuestadora Hinterlaces, según la majunchería, que no es toda la oposición, es “Madurista”, porque le muestra al país el resultado de sus consultas, conocidas como “encuestas”. En la última, Schemel señala que la causa principal del fracaso del cacerolazo opositor se basa en que (sic) “los venezolanos no están buscando un ‘culpable’ sino un ‘héroe’ que resuelva; un líder que gobierne; un líder fuerte que gobierne y que señale el rumbo; un presidente que se ponga las pilas, que tome decisiones y que anuncie el nuevo porvenir; un padre que brinde estabilidad emocional, esperanza y confianza”. “El presidente Nicolás Maduro es el único líder visible y reconocido del país; su desempeño recibe toda la atención del país y es la única referencia para salir de la crisis. Venezuela es presidencialista y personalista. El es la figura principal, la que resuelve. No hay liderazgo compartido”. Schemel agrega que (sic) “el 82% de los ciudadanos reclama un nuevo liderazgo opositor y su capacidad de convocatoria e identificación se ha reducido a sólo el 18% de la sociedad venezolana. Hoy la oposición no es una alternativa”. ¿Qué tal?

Unos conocidos, opositores ellos, me decían que el que crea que la MUGRE lo va a sacar de este gobierno, habría que llamarle “creyón”, porque esa es la misma gente que hundió al país y mató el intento democrático, con sus acostumbradas “trampas politiqueras” por los cargos. Ahora con las máquinas “captahuellas” y el nuevo sistema electoral, referencia para muchos países,  no pueden hacer lo que otrora. Si esto ha funcionado para evitar fraudes electorales ¿por qué no va a servir para una lucha que nos favorece a todos, en contra del contrabando de extracción, el acaparamiento, la reventa y la usura? De momento sólo les interesa andar en campaña y quedar en las listas para las elecciones de diputados a la Asamblea Nacional el próximo año.

Quienes se estaban frotando las manos, pensando en el negoción que iban a hacer vendiendo ollas, olletas, sartenes y pare de contar, se quedaron con los crespos hechos, especialmente aquellos que se surtieron de todo tipo de cacerola barata con la esperanza de venderlas bien caras. Ellos ya entendieron que, las encopetadas y las opositoras de clase media alta, no van a usar sus piezas finas para darle el gusto a un grupúsculo de imberbes del “yo no fui”, así como que ya la majunchería, que no es toda la oposición, no tiene poder de convocatoria. Se les cayó el negocio.

Por eso, el “gran cacerolazo nacional” convocado por la MUGRE, “y que” para protestar sonoramente, por el racionamiento de comida en los supermercados y expendios de medicamentos de las redes públicas y privadas, resultó un verdadero fiasco. Me recordó aquel famoso tango que decía: “Silencio en la noche, ya todo está en calma, el músculo duerme, la ambición descansa”. Con la pequeña diferencia de que las ratas no descansan de noche. En lugar de las cacerolas, la noche del jueves pasado sólo se escuchó un silencio ominoso, como prueba del fracaso. ¡O sea!

Se que lo he dicho muchas veces, pero voy a repetirlo todas las veces que sea necesario: los venezolanos no queremos guerra, ni más enfrentamientos, no queremos más odio ni desesperanza; no queremos una oposición que se “oponga” a cualquier medida que aplique el gobierno, aunque sea para beneficio de todos. Los venezolanos queremos vivir en paz a lado de nuestros seres queridos y verlos progresar. Y sobre todo, decirles que si no les gusta el mensaje presenten buenos argumentos del por qué. Pero que no la paguen con el mensajero, como han hecho hasta ahora, porque el pueblo ya conoce a sus verdugos y siempre les repetirá: ¡No volverán, no volverán!

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Luis Semprún Jurado

Profesional, productor audiovisual, co-productor y co-moderador del programa radial El Ojo de la Ciudad en Maracaibo, estado Zulia

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