Maduro es el designado por Chávez. Los demás pueden ayudar en otras funciones. A propósito del sacudón en el gobierno

Celebro la propuesta del presidente Maduro de efectuar un “sacudón” en el gobierno bolivariano. Creo que es una necesidad ante los reiterados fracasos que se han venido presentando en la gestión pública a más de 18 meses de la ausencia del presidente Chávez.

La inflación totalmente descontrolada, unida a una escasez que ya se parece a las que se presentaron en Europa durante las guerras mundiales, están generando un clima de gran inestabilidad política y de erosión masiva del respaldo popular hacia la revolución. Hoy nos atrevemos a afirmar que perderíamos cualquier elección que se presente en el futuro inmediato.

Como aún queda año y medio antes de las elecciones de Asamblea Nacional, pensamos que es tiempo suficiente para ejecutar el Golpe de Timón que ordenara el presidente Chávez el 20 de octubre de 2012, que obviamente tiene que ser hacia la izquierda revolucionaria, única forma de ser leal al legado del comandante.

Hugo Chávez habló muy claro el 8 de diciembre de 2012. Delegó en Nicolás Maduro las funciones de dirigente fundamental de la revolución. Sus palabras permitieron que el compañero Nicolás fuera electo presidente el 14 de abril de 2013. Pero el presidente Maduro no tiene porqué seguir gobernando con el mismo equipo que utilizó Chávez en sus 14 años al frente de la revolución.

En los hechos, Nicolás Maduro se deshizo desde un primer momento de fieles colaboradores de Chávez, como sucedió con Yadira Córdova, con el mismo Héctor Navarro, y con el defenestrado Jorge Giordani (como lo denunció este último en su célebre carta). Estos tres personajes fueron tan “hijos de Chávez” como los que permanecen en el Consejo de Ministros. Incluso, pudiera pensarse que estos tres “expulsados” fueron más “hijos de Chávez” que casi todos los ministros actuales. Si fuera por “derechos hereditarios”, tendrían más derecho que muchos de los actuales integrantes del ejecutivo.

Pero este escrito no es para defender a esa gente, sino para justificar la salida de todos los demás. El anunciado sacudón en el gobierno debería efectuar un desplazamiento de todos o casi todos los ministros actuales, incluyendo al vicepresidente. Si nos atenemos a los principios constitucionales de la democracia participativa y protagónica (artículos 66, 70, 72 y 95 de la CRBV), los dirigentes del Estado no deberían permanecer un tiempo excesivamente largo en sus funciones, sino que deberían alternar las responsabilidades dirigentes con el trabajo en las bases del partido y en las propias comunidades.

La muerte del presidente Chávez era de esperar que generara una crisis en la direccionalidad política de la revolución, debido al “hiperliderazgo” que el comandante asumió durante 14 años, y que el mismo reconoció en 2011 en una conversación con Juan Carlos Monedero. La alternativa más plausible era propiciar una verdadera dirección colectiva de la revolución, lo que implicaba ampliar, a todos los niveles, los espacios de participación y de decisión. Pero el rumbo que tomó Maduro fue en dirección contraria, de reducir aún más el círculo de poder.

En las semanas siguientes a la agudización de la salud de Chávez luego del 11 de diciembre de 2012, se produjo una especie de “golpe de palacio” en el cual un reducido sector bolivariano se autodesignó como “Alto Mando Político de la Revolución”, instancia que aún hoy, luego de más de 18 meses de haber sido creada, no se sabe si forma parte de la estructura del Estado o si es una “superdirección” encima de la dirección nacional del PSUV.

Tampoco se sabe quién decidió su conformación, ni quienes son todos los que la integran, ni su normativa de funcionamiento ni sus atribuciones. Aparentemente sus atribuciones son absolutas, según se desprende de las declaraciones públicas de quienes dicen ser sus integrantes.

Las recientes cartas públicas de Giordani y Navarro son una especie de protesta fuera de tiempo de esa marginación del poder que se efectuó contra ellos en diciembre de 2012. En todo caso, lo que interesa aquí es denunciar el carácter totalmente antidemocrático de ese pretendido “Alto Mando Político de la Revolución”, pues no está contemplado ni en las estructuras del Estado definidas en la Constitución Bolivariana ni en los estatutos del PSUV. Hasta ahora nadie se ha tomado la molestia de explicar su origen, ni sus fundamentos organizativos.

EL SACUDÓN QUE OFRECE MADURO DEBE SERVIR PARA DESMANTELAR ESE “ALTO MANDO POLÍTICO” Y VOLVER A RESPETAR LAS INSTANCIAS CONSTITUCIONALES Y PARTIDISTAS DEFINIDAS CUANDO CHÁVEZ ESTABA VIVO.

Es evidente que cualquier intento de mantener y profundizar el proceso de cambios revolucionarios iniciado por el comandante Chávez debe respetar las reglas de juego que el mismo presidente nos dejara para el buen funcionamiento del país bolivariano, debe respetar y ejecutar los principios de la democracia participativa y protagónica, debe atenerse a los fundamentos básicos de la democracia socialista.

En lo que respecta al PSUV, debería ser electa una nueva dirección nacional por la votación universal, directa y secreta de todos sus militantes.

Y en lo atinente a la estructura del Estado, la CRBV define claramente las estructuras que permiten el normal desempeño del poder ejecutivo. Cualquier modificación de esas estructuras son responsabilidad de la Asamblea Nacional discutir las reformas constitucionales que permitan un mejor funcionamiento de los poderes públicos.

MADURO ES QUIEN TIENE “LEGITIMIDAD DE ORIGEN”, POR HABERLO DESIGNADO CHÁVEZ COMO MÁXIMO DIRIGENTE DEL PROCESO Y HABER SIDO ELECTO PRESIDENTE EN ABRIL DE 2013. El resto del denominado “alto mando” pueden ir a desempeñarse por un período en las bases populares, como trabajadores en las empresas públicas, como integrantes de los consejos comunales y comunas. Ya con anterioridad muchos han recomendado esto como recetas y propuestas para combatir y evitar el poder de la burocracia.

Incluso sería conveniente una modificación en la propia directiva de la Asamblea Nacional, para que diputados bolivarianos con mensajes más sólidos y propuestas de trabajo vinculadas a las comunidades y movimientos sociales asuman la conducción del poder legislativo.

Todo esto puede hacerlo Nicolás Maduro como Presidente de la República y máximo líder del PSUV. No lo puede hacer más nadie. Sólo él. De las decisiones que tome Maduro depende sin lugar a dudas el rumbo que tomará el proceso revolucionario en Venezuela. LA EVIDENTE Y ANUNCIADA AMENAZA DE RETROCESO EN LOS LOGROS DE LA REVOLUCIÓN, LA REFORMA NEOLIBERAL QUE SE VIENE APLICANDO POR DEBAJO DE CUERDA, LAS PÉRDIDAS DE CONQUISTAS POPULARES QUE NOS DEJARA EL PRESIDENTE CHÁVEZ, SOLO PUEDE DETENERSE CON EL “SACUDÓN” QUE MADURO TIENE QUE EJECUTAR CONTRA SU PROPIO GOBIERNO, CONTRA UN EQUIPO CUYAS EJECUTORÍAS ESTÁN HUDIENDO LA REVOLUCIÓN.

Estamos seguros que esos cambios serían respaldados por todo el pueblo chavista. Caiga quien caiga, como le gustaba decir a Chávez y como ha repetido muchas veces el mismo Nicolás. Los cambios permitirían aplicar una serie de medidas urgentes para estabilizar la economía del país, propuestas por reconocidos revolucionarios como Manuel Sutherland, Carlos Lanz, Víctor Alvarez y otros:

  1. Reforma del impuesto sobre la renta, poniendo a pagar a los más ricos, y reducción del IVA, que pecha exclusivamente al pueblo trabajador.
  2. Monopolio por el estado del comercio exterior, evitando la especulación en divisas y precios que ha realizado la burguesía parasitaria criolla en estos 15 años.
  3. Nacionalización de la banca privada, expropiando a los bandidos que se han enriquecido a costa del erario público.
  4. Expropiación de las empresas de comunicación que han sido adquiridas recientemente por boliburgueses, y su pase bajo control de sus trabajadores en cogestión con el estado (Globovisión, Cadena Capriles, Canal I, El Universal, Coquivacoa TV, Versión Final, Aventura TV, etc).
  5. Cierre temporal de la frontera para combatir con fuerza el contrabando de combustible y alimentos.
  6. Combate firme contra los responsables del contrabando de extracción, imputando a militares y funcionarios implicados en el mismo, decomisando todos los vehículos que sean detenidos en flagrancia.
  7. Publicación de la lista de empresas que estafaron a Cadivi y al Sitme, y nombres de los funcionarios implicados en ello. Castigo ejemplar contra todos estos delincuentes de cuello blanco, aunque tengan mucho peso dentro del chavismo.
  8. Aumento general de salarios para compensar el alto índice de inflación que ha pulverizado los ingresos del pueblo trabajador.

El pueblo venezolano espera ansioso y preocupado por estas decisiones fundamentales que tienen que tomarse en las próximas semanas.

! COMUNA O NADA!

Maracaibo, Tierra del Sol Amada. 06 de julio de 2014.



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Roberto López Sánchez

Roberto López Sánchez (Caracas, 1958). Profesor Titular de la Universidad del Zulia (LUZ) con ingreso en 1994. Licenciado en Educación (LUZ, 1994). Magister en Historia (LUZ, 2005) y Doctor en Ciencias Políticas (LUZ, 2013). Actualmente dicta 6 materias en la Licenciatura de Antropología en LUZ: Historia de América; Historia de Venezuela; Intercambios Económicos; Poder y Movimientos Sociales; Culturas Afroamericanas; y Modo de Vida e Identidad Nacional. Ha dictado seminarios a nivel doctoral y nivel maestría en universidades venezolanas; y seminarios de Historia de Venezuela en universidades de Chile y España. Actualmente coordina la Unidad Académica de Antropología. Ha dirigido proyectos de investigación a través del CONDES-LUZ, y CLACSO. Línea de investigación: estudio de los movimientos sociales. Ha publicado más de 50 trabajos científicos. @cruzcarrillo09

 @cruzcarrillo09

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