Gracias a la posibilidades del internet, me he enterado de los pormenores de la gira parlamentaria de maricori machado por la latino-américa aun gobernada por la derecha.
Con el histrionismo de algunos bachilleres ridículos al exponer en cátedra, propio de ella, (histrionismo sumo más ridículo que el de muchos evangelistas). Ha denunciado la brutalidad del régimen; llevando por prueba sólo su rinoplastia y su collarín pret-a-porter; pues no mostró ningún video, porque los que tenía estaban borrosos y sólo los tontos podrían creer que prueban algo.
Primero pasó por Colombia y luego por Chile. En Bogotá alguien se tomó la molestia de darle una clase sobre la verdadera historia del terrorismo de estado en latino-américa y le contó que allí en Colombia a la izquierda política le han asesinado tres candidatos presidenciales, entre otras miles de menudencias, perdón muertos quise decir, y le dio las condolencias por lo de su nariz.
Ahora, tal vez en Santiago alguien le dé otra clase y le cuente que allí aun esta fresco el recuerdo que el Estadio Nacional se usó como campo de concentración, tortura y ejecución.
Tal vez, luego de conocer sobre las extremas experiencias ajenas, nazca algo de vergüenza en ella; y que sé yo, recuerde el cuentico aquel, de la tipa que se le rompió la tapita del tacón y no veía al pobre hombre que no tenía pies. Pero algo me dice que no será así y que fuera del país la gente se dará cuenta que en Venezuela hay idiotez no sólo en las telenovelas.
Siendo sinceros, yo puedo entender que alguien sea opositor al gobierno, en razón de las muchas fallas que éste tiene; críticas algunas en las cuales seguramente yo coincidiría. Pero tener a la precitada como paradigma de algo diferente a la estupidez o algo similar, es simplemente estupidez o algo similar, justificable tal vez por alguna extraña disociación. Dar loas o repetir como argumento algo que ella haya dicho, es como alabar la respuesta de la más hueca de las concursantes del miss venezuela.
