Cuando un viejo dirigente socialdemócrata habló por primera vez sobre "rancia burguesía, lechuguinos, petrimetres y ultramontanos", de inmediato sospechamos el inicio de una feroz batalla dentro de los opositores y poco después los hechos han confirmado, que existen dos elites (generacionalmente bien diferenciadas) que pugnan por la jefatura del antichavismo.
No aspiramos que ninguna de estas elitess abandone y nos acompañe en el proyecto soberano, sino que defendemos intransigentemente la dignidad de las personas y los derechos humanos, incluso a favor de nuestros peores adversarios.
Nuestra ética revolucionaria nos dicta rechazar matrices mediáticas e insinuaciones malsanas contra la vida privada de los actores políticos (de cualquier color). Estado civil, falta de hijos o identidad de género no son datos para evaluación electoral y por ello marcamos distancia frente a quienes, dentro de la guerra sucia recien iniciada en el campo opositor, incitan a la crucifixión moral de sus propios aliados.
Constitucionalista y penalista. Profesor universitario.
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