Mas, con toda esa experiencia de perjudiciales divisiones en la izquierda venezolana y ahora con el gigantesco paso de haber logrado el poder (objetivo fundamental para cualquier revolución y, en especial para la socialista), sería una lástima y una falta imperdonable que cuanto podría ser un debate interno para la superación ideológica y política, lo estén convirtiendo en tirrias personales que serán inteligentemente aprovechadas por la oligarquía criolla y sus tutores internacionales que no duermen buscando la forma de aplicar sus herramientas tradicionales para acabar con Chávez y el proceso bolivariano. El imperio está claro en sus propósitos de dominación, no desde ahora, sino desde siempre, tal como lo explican en su cartilla desestabilizadora: “La guerra psicológica es el uso planificado por la nación o grupo de naciones, de las medidas propagandísticas y las medidas informativas, orientadas a los grupos enemigos, neutrales y amigos, a fin de influir en las opiniones, emociones, actitudes y conducta para apoyar la política y objetivos de esta nación o grupo de naciones” (Diccionario de 1953 de las FA de EEUU). Más claro no canta un gallo y no es de dudar que los enemigos del proceso, conociendo nuestras debilidades políticas e ideológicas y utilizando sus quintacolumnas, estén preparando el terreno para el asalto final…por eso, en lugar de tirrias, ojo e’garza camaradas , sólo la unidad de los auténticos revolucionarios salvará a esta revolución.
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