Oposición, nariz y cerebro

La oposición se descompone en su búsqueda desesperada de comida descompuesta. Huérfanos de banderas, sus líderes suspiran cuando ven una bolsa negra en algún rincón o paraje. Saben que si denuncian el “hallazgo” de algo con mal olor, no importa lo que sea, se ganan la primera página de los periódicos y los espacios estelares de radio y televisión. Para un candidato antichavista a la Asamblea Nacional, hallar algo piche resulta más afortunado que encontrar un pozo de petróleo.

Por eso usted ve que los candidatos de la MUD andan siempre como husmeando, olfateando el aire. Buscan el tesoro escondido, que no es más que cualquier cosa en vías de descomposición. Candidatos sin discurso y sin ideas, alimentan su campaña electoral con el oxígeno amarillista que les suministran los medios con el escándalo de turno. Con la campaña alarmista del anunciado colapso eléctrico, se quedaron con un cable pelado en las manos.

En efecto, durante meses se anunció por todos los medios el gran apagón nacional. Guri colapsaría, las centrales termoeléctricas se fundirían y sobrevendría la parálisis completa del país, en medio de una bíblica oscuridad que, como diría Jorge Luis Borges, nos sumiría en la noche unánime. No es ciencia-ficción: allí están los titulares de los grandes rotativos y los videos de las entrevistas que cada noche la televisión le hacía a los “expertos”, cada uno de éstos más apocalíptico que el anterior.

Antes, se había anunciado el fin del “réeeegimen” por falta de agua. Los embalses bajaban sin solución posible. Los medios saciaban su sed de sensacionalismo con gráficas que, de verdad, secaban la garganta. La oposición gozaba una ola. AD, Copei, UNT y PJ volverían a la Asamblea Nacional por colapso eléctrico o deshidratación nacional. Sus candidatos no tenían que hacer mayores esfuerzos, todo les caería del cielo, como si lloviera café.

El gobierno del presidente Chávez le metió el pecho al problema eléctrico y con el apoyo del pueblo lo resolvió. No hubo el anunciado y por algunos esperado colapso. De igual modo, el racionamiento consciente del agua surtió su efecto positivo hasta la llegada generosa de las lluvias. Las falsas banderas de los candidatos opositores a la Asamblea Nacional fueron electrocutadas y quedaron bajo las aguas.

El descubrimiento de unos contenedores con comida descompuesta por parte de la Guardia Nacional, les dio un segundo aire. El gobierno no ocultó nada y procedió a investigar el asunto y a detener funcionarios. Nada, en el mal olor de lo piche, la oposición creyó haber encontrado el largo olor del éxito. Sus candidatos a la Asamblea sueñan con pollos podridos, cajas apestosas, contenedores hediondos y bolsas pestilentes. Por supuesto, no ponen la denuncia hasta que llegue el canal de su preferencia. ¿Saben cuál es? Una copeyana responde: “por el aroma yo lo sé”.

Con esto de los contenedores que aparecen todos los días por todas partes como en una novela de García Márquez, les terminará pasando lo mismo que con el colapso eléctrico y la sequía del milenio. Algunos medios ya empiezan a desdecirse porque “la comida podrida de ayer no era de Mercal sino de tal empresa privada” o “nos equivocamos con los pollos piches del último hallazgo” o “la porquería del barranco es de una transnacional”.

No es bueno andar buscando banderas en vertederos y rellenos sanitarios. Si quieren llegar a la Asamblea Nacional, los opositores no deberían guiarse sólo por el olfato. El cerebro también existe y su uso no entraña mayor riesgo.

earlejh@hotmail.com


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Earle Herrera

Profesor de Comunicación Social en la UCV y diputado a la Asamblea Nacional por el PSUV. Destacado como cuentista y poeta. Galardonado en cuatro ocasiones con el Premio Nacional de Periodismo, así como el Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal (mención Poesía) y el Premio Conac de Narrativa. Conductor del programa de TV "El Kisoco Veráz".

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