De un derechoso endógeno pobre diablo Sant Roz al revolucionario Jesús Borges

De entrada, señor Jesús Borges, aclárelo, ¿el hecho de Vanesa Davies y que Juan Barreto escriban en El NAZIONAL (en la mierda de Bobolongo), que Villegas lo haga en “Quinto Día”, justifica en modo alguno para usted, que Lina Ron lo haga en la suprema cloaca que dirigen Patricia y Rafael Poleo? Me parece que usted tiene buenas ideas e intenciones, pero su razonamiento es muy débil.

Hoy, domingo, 06 de abril de 2008, “El Nazional” le dedica otra señora foto a todo color a quienes hicieron la toma armada en el 23 de Enero. Cómo la SIP le sigue sacando punta a esta gesta. Pero vayamos a otros granos:

Señor Borges, fui de los grandes admiradores de Lina, me gustaba su manera directa y sin tapujos de decir sus verdades. A ella le agradezco el valor con que un día le sacudió en la cara de Mingo mi libro “Las Putas de los medios” (en el 2002). Cuando comenzó sus batallas, y era odiada y temida por los medios, yo a Lina le organicé un homenaje en la Facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes, ULA (en donde tienen el más grande expediente negro en mi contra). Aquella Facultad estaba asustada, porque pegué avisos, haciendo invitación para aquel acto. Pero Lina, por seguridad, no pudo venir. Así y todo hicimos el acto. Hablé en varias ocasiones con ella y con su esposo.

Es decir, señor Jesús, no le saco el cuerpo al enfrentamiento, sino que debemos tener mucho cuidado, no sea que nos cojan por inocentes, o por extremadamente listos o pendejos. Yo le recomiendo que vea con mucho cuidado la película de Gillo Pontecorvo, “La Batalla de Argel”. Ahí hay grandes enseñanzas para nosotros, los camaradas, porque a veces hacemos las cosas a los trancazos, y luego nos usan, nos marean y nos exprimen y no caemos en la cuenta. (Por cierto, las elecciones de ayer en el PSUV fueron como para coger palco, y a fuerza de quinos, arrimes, listas y tubos se nos han coleado miles de Wilmer Aguaje. Allí a los verdaderos luchadores sociales los mandaron para el carajo con las viejas prácticas adecas,… pero de esto hablaremos mañana.)

No es que no esté de acuerdo, señor Borges, con que nos preparemos militarmente, que cada día recuerdo lo que pasó en la guerra civil española, que el gobierno republicano se negó a darle armas al pueblo, y de allí provino en parte la gran desgracia. No, camarada, tenemos que estar preparados y alertas, y sobre todo para cuanto se pueda avecinar de esta derecha monstruosa, porque estoy convencido de que no va a ser un paseo lo que nos espera con flores, o agua bendita o de colonia.

Pero, considero, evitando causarle el menor daño posible a nuestro Presidente Chávez, porque todo apunta sobre él, y si a él lo joden, nos acercaremos horriblemente al foso de la desintegración y de la perdición total. Hay que ver lo que eran aquí los llamados grupos revolucionarios hace quince años. Un amasijo de despistados o vendidos. Yo no sé qué le pareció a ustedes todos esos inmensos titulares cantando victoria desde todas las Putas Mediáticas nacionales e internacionales por lo de la toma de la Casa Arzobispal y el sector del 23 de Enero. A mí, me dio una profunda arrechera, ver a “El País” o a “El Nuevo Herald”, batir palmas por la acción de ambas tomas, en las cuales no se hace ver que ustedes estén exigiendo justicia al mundo, sino que Chávez anda poniendo la cagada hasta con su propia gente por lo que se hace impostergable salir de él por el medio que sea.

No voy a cometer la bajeza de andar defendiéndome por lo que me critiquen. Allá que cada cual juzgue según los hechos. Pero, ¿por qué en lugar de esos hechos que al Presidente tanto le han preocupado porque no organizamos pelotones de ciudadanos de nuestras comunidades para vigilar y exigir sanciones a los especuladores y acaparadores como ocurrió con los colectivos revolucionarios en Chile? ¿Por qué no creamos cuerpos vigilantes contra los corruptos y en contra de los desaguaderos y destructores de nuestros bienes públicos, que causan estragos dentro del gobierno?

Ahora, si ustedes son extraordinariamente revolucionarios, muchísimo más que Chávez (porque gente de ustedes me han escrito horrores contra Presidente considerándolo menos que una vil cucaracha), pues entonces asuman que están en guerra declarada contra él y contra la derecha, a muerte. Eso es perfectamente válido, pero no pretendan que se les proteja y que se les dé toda clase de garantías para sus acciones contra sus enemigos. Eso sería extremadamente cómodo.

Mire señor Jesús, permítame, contra mi gusto y parecer, añadirle otras prendas de este pequeño-burgués que le responde a su mensaje: llegué a escribir para “El Nazional”, para “El Globo”, para “El Universal”, “El Nuevo País” y el semanario “La Razón”, entre otros periódicos nacionales. Tuve un programa de radio (“Plomo Parejo”) y otro de televisión en Mérida durante dos años, y todo eso se fue a la mierda el 11 de abril de 2002. Nunca más me animé para escribir ni para colaborar para esos medios, y entonces me dediqué a mis libros, que claro, los tuve que pagar yo mismo porque nadie me los hubiese publicado: “Las Putas de los medios”, “Obispos o demonios”, “Los verdaderos golpistas”, “Maldito Descubrimiento”, “Las Jineteras”, “Gustavo Cisneros: Una falacia Global”, “La CIA en Venezuela”, “Del forro de la boina”… En el año 2000, unos delincuentes del MVR que todavía hoy andan embutidos en sus trajes rojos rojitos, ordenaron el allanamiento de un diario en Mérida, por un artículo mío en que el les llamaba “soberanos burros y maleantes”. Al mismo tiempo Alan Brewer Carias junto con un bufete de Mérida tomaron acciones para dejarme en los huesos quitándome hasta el Lada en el que me desplazaba. Ambos señorones se buscaron los mejores bufetes para demandarme, e impedir que siguiera pensando. Ese MVR conformado por joyas como Luis Miquilena (a quien ataqué con saña y sin pausa hasta que le vi el hueso), Luis Velásquez Alvaray (uno de los jeques emeverristas de Mérida) y como cien quinta-columnistas más, metidos hasta los calcañales en esa organización, me hicieron la guerra.

Tengo a veces la desgracia de no equivocarme cuando ataco a ciertos santos de la revolución. A veces prefiero callarme y no pensar.

No hago gran cosa, tiene usted razón, aquí en Mérida: voy tirando como puedo, ejerciendo ad honores, claro, la coordinación de la Universidad Socialista del Pueblo, dando cursos sobre socialismo y pensamiento bolivariano en las barriadas, en los campos, en las comunidades, con nuestras pocas luces y verdades. Ninguna gran cosa, y no sé si lamentable, porque no aceito un FAL o una 9 mm o no le echo plomo cerrado a la ultra-derecha, ni huelen a pólvora mis prédicas. Me arrecho también como ustedes y en verdad que me gustaría salir con un fusil por allí. Pero escogi y acepté este camino, y de momento no veo otro. A lo mejor ustedes consiguen definir otra salida más expedita y más contundente, dándonos con sus acciones ejemplos dignos de ser emulados, porque quien sabe si reúnen ustedes lo más valeroso, lo más exigente y puro, lo más representativo de la más ardorosa dignidad que bulle desde siglos en nuestros corazones. De ser así, adelante entonces, señor Jesús. Adelante, y que ustedes, que pizca alguna tienen de pequeño-burgueses, asuman lo que tengan que asumir; por mi parte les dejo abierto el campo para que procedan y liberen de una buena vez a esta país de las mil camisas de fuerzas que nos exprimen, que nos oprimen y aherrojan entre mil barras malditas de lacayos. De ser así enhorabuena. Adelante, carajo, camaradas.

jrodri@ula.ve


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

 jsantroz@gmail.com      @jsantroz

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