¿A dónde fue el periodismo de calidad que hacíamos?

Nuestros medios son anacrónicos en el tratamiento de la información. (Federico Álvarez, 1976)

Ahora, cuando el ex militar y cineasta Oliver Stone se preguntó en Nueva York “¿A dónde fue el periodismo de los años 60, el que llevó al escándalo del Watergate y mostró la verdadera cara de la guerra de Vietnam?”, yo también me pegunto ¿Qué se hizo de aquel periodismo venezolano de calidad, al menos el que un buen grupo de periodistas hacíamos, profundizando cada día para hacerlo mejor, lo que nos permitió obtener diversos reconocimientos?

El problema es serio y con más de un elemento crítico. Uno de ellos es que la mayoría de las empresas de comunicación (impresos, televisión, radio y páginas digitales) están en manos de la Derecha criolla y se oponen dura y diariamente a la revolución bolivariana.

El segundo elemento radica en que un alto número de esas empresas periodísticas cambió la calidad de los mensajes que preparaban sus reporteros y entregaba a los lectores, un modelo de comunicación empresarial importado (u ordenado), basado en la mentira, eso que Oliver Stone denomina “fake news”, es decir, noticias falsas.    

El tercer punto radica en desconocer el talento y colocar a sus periodistas y/o estudiantes a escribir lo que ellos quieren que se escriba y no las verdades de los hechos que acontecen. Es muy conocido el hecho de que en un conocido periódico, intervenían las columnas de un periodista para escribir la mitad de ellas con informaciones tendenciosas.

De acuerdo al propio Stone, la llamada revolución de colores de Ucrania habría sido producida por EE.UU –según sus sospechas-, quien además la financió con el propósito de echarle la culpa a Rusia y, a la vez, justificar la vida de la OTAN, lo que nos proporciona el cuarto elemento como es la utilización de los medios por un ente externo a los fines de desestabilizar un país. Muchos ejemplos hemos visto en Venezuela y el último de ellos, es el de la utilización de una agencia informativa para descalificar a diversos funcionarios venezolanos, entre ellos, al actual Vicepresidente Tarek El Aisami, otros ministros y militares.  

Un quinto elemento tiene que ver con el encadenamiento empresarial para mentir: Una noticia es preparada y editada en EE.UU., repetida en España,  retorna a Latinoamérica y finalmente publicada en Venezuela. Como siguen viendo el talento como desperdicio, las empresas de diversos países suelen publicar la información tal cual como salió inicialmente elaborada.

Un sexto problema tiene que ver con la reducción de las nóminas empresariales y el desconocimiento de los contratos colectivos para dar lugar a contrataciones individuales. Esto se está volviendo común, mientras un séptimo hecho está dirigido a romper la estructura, eliminarla si es posible, de las instancias gremiales de los periodistas, como ha estado sucediendo con el Colegio Nacional de Periodistas y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, SNTP.

Es interesante destacar que, se dice que quienes vienen manejando las directivas de ambos gremios en la actualidad, intentan decir que la Plataforma de Periodistas y Comunicadores de Venezuela intenta crear un sindicato paralelo, lo cual es un chisme nefasto pues su real propósito es rescatar al SNTP para que se convierta en una verdadera herramienta de transformación.

Hay dos denuncias en la Fiscalía contra directivas pasadas del SNTP –asunto de dinero-, por lo que mal podría la Plataforma estar pensando en otra cosa que no sea corregir los daños que ha recibido nuestra instancia gremial y convertirla en un verdadero sindicato que vele por el bienestar de sus afiliados.  

De hecho, es comentario común entre los periodistas, el hablar de una cuenta en el banco Caracas  de la isla de Puerto Rico, por el orden de más de 80 mil dólares, que tiene el SNTP, suma de la cual quedaría unos cuarenta mil dólares.

Eso no sería problema, lo que dicen es tener dudas de su origen, de si ese dinero fue entregado al SNTP por alguna ONG de USA o tuvo otro origen, con el fin de ejecutar férreamente su oposición a la revolución bolivariana.   

¿En qué se han convertido los gremios de la prensa ¿ Simplemente son especie de mini partidos de la oposición que, algunos imaginan podrían estar recibiendo dinero del exterior a través de las diversas organizaciones no gubernamentales que utiliza el gobierno estadounidense.  

Compartimos con Oliver Stone esa gigantesca preocupación por el mal periodismo que se está haciendo y de su fracaso, no solo en Estados Unidos, sino en varios países de Europa y Latinoamérica. En Venezuela, hay que gritarlo, también hay un periodismo fracasado, que no tiene dignidad, identidad ni es soberano.

Un periodismo que perdió el sentido de la investigación, el rescate de lo local, el sentido de ser crítico, de ser intermediario entre el gobierno y la sociedad, ese periodismo que debe ser vocero de las comunidades agraviadas injustamente, un periodismo del rescate social.

¡Lamentablemente dejó de existir!

Ahora lo que vemos es un periodismo genuflexo, de mentiras, una carta seriada que repite a diario “fake news” que les envían desde el exterior y otras fabricadas en casa. Comentan que ese periodismo que hacen, es como un heraldo de las desgracias para las sociedades latinoamericanas.

¡Unos medios mentirosos, pues!



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Pedro Estacio


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