Contra el poder

Se puede llegar más bajo en la deformación del periodismo

Varios factores inciden en la deformación del periodismo, dejándonos un escenario desolador que no se compara con lo que puede venir si no se corrigen y se encaran algunos vicios y actitudes hipócritas. No existe ninguna política gubernamental o iniciativa gremial que frene el monopolio en los medios de comunicación, en la concentración del capital y medios de comunicación. Este fenómeno económico es un arma letal contra la independencia del periodismo y cuando dispara, el periodismo muere de forma inmediata. Pero el monopolio de empresarios que acumulan medios tiene un cómplice aún más peligroso, la Universidad, llámenla privada o pública, la corrupción disfrazada de autonomía convierten al estudiante en mercancía. Profesores piratas, desidia, pesum de estudios anacrónicos, escandalosas mensualidades, ausencia de fiscalización de los profesores para garantizar si son aptos para dar clases y si cumplen con su función de enseñar. Las escuelas de comunicación en estas condiciones, desarman al futuro periodista, incluso al pasante expuesto como carne de cañón. Son cómplices de la deformación más aberrante del periodismo.

Ya graduado, ya periodista, existe otro cómplice cuya cobardía o impotencia vendan los ojos del comunicador a ser fusilado. El gremio, o eso que llaman sindicatos, en el mundo de la prensa no existe, es una herejía, una ingenuidad que se paga con desempleo e indiferencia de los colegas. CNP, son solo las siglas de un colegio cuya principal característica es la apatía de sus miembros y la pasividad de sus representantes, quienes se molestan con la autocrítica. Bueno, si quieren responsables, me inscribo como único responsable, para que no vengan a señalarme cuando termine este punto y aparte.
Otro factor determinante es la ausencia de instrumentos jurídicos e instituciones reguladoras. Dónde se ha visto que la regulación de los medios sea compartida entre el Ministerio de Información y el Ministerio de Infraestructura, y donde la segunda entidad tenga la mayor responsabilidad. Por otro lado, es hora de replantearse CONATEL y reubicarla en el MINCI, es urgente revisar la Ley de Telecomunicaciones y cómo se deciden las concesiones a los grupos económicos que mantienen el monopolio mediático. La Ley de Responsabilidad Social o ley Resorte es un avance jurídico, pero con algunas contradicciones en cuanto a la competencia de los entes que deben aplicarla. Un estado cuyas instituciones desconfían entre sí o que en el mejor de los casos la coordinación de las mismas es tardía y apática, hacen de la ley un instrumento limitado para avanzar a la velocidad requerida.

En fin, tenemos a los periodistas, la mayoría mal pagados, sobornados por políticos, por empresarios, sin gremio que lo defienda, sin sindicato, sin ley que lo proteja. Periodistas que tienen que competir con analfabetas que se dedican a extorsionar a través de la radio, que fácilmente son despedidos y sustituidos por una pasante con menos exigencias. La sociedad no debería sorprenderse cuando el periodista miente, se subordina, hace palangre o resignado se dedica a otra profesión. Periodismo, que profesión tan atacada y deformada en estos días. ¿Cómo sobrevivir y mantener el nombre y la credibilidad intacta, teniendo en cuenta que se puede llegar más bajo en la deformación del periodismo?.

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David Javier Medina


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