Vi a José Vicente, Después Vi el Otro Programa que Vino, Después Sentí Pánico

José Vicente entrevistó a Schemel el domingo 22 quien reveló de manera clara y sin pinzas la realidad que el país está confrontando. Una realidad que no es solamente económica, no se trata de “llenar los anaqueles” dijo, sino de que “hay que reconfigurar la cultura nacional, hay que reconfigurar los repertorios simbólicos, lingüísticos, porque sobre eso es que trabaja las fuerzas reaccionarias, sobre eso es que trabaja la guerra psicológica”. Y eso es más que cierto y no es de ahora sino que ha sido una necesidad en todo el tiempo que la revolución ha estado al mando. Recordemos que en el 2012 el presidente Chávez llamó a la eficiencia comunicacional, a la autocrítica. Después pasó de todo; pero a los pocos días, los comunicadores del proceso, se olvidaron de la solicitud. Después de algunos defenderse atacando a una gran cantidad de artículos que aparecieron en Aporrea, que analizaban el sentido y la dirección de varios programas estelares, lo que hicieron estos comunicadores fue ignorar el mensaje presidencial y hacer como si no era con ellos.

Han pasado tres años de aquel llamado de atención que se quedó en nada. Para el momento hasta cambio de ministro hubo y más tarde desaparecieron programas, pero no se hizo un análisis científico del problema. Una se pregunta si será posible hacerlo ahora en estos momentos terribles en que fuerzas internas y externas tienen al país en la mira y lentamente pero con estrategias transnacionales tratan de aniquilar al proceso revolucionario.

Después de José Vicente vi el programa que vino. Cómo se puede cambiar la rutina  cansona y sin objetivos ni contenidos de un programa sobre la Nada, sólo para sonreír y para que los animadores demuestren que han leído y que están presuntamente enterados de todo lo que pasó en este país y en el mundo desde los años sesenta. Cómo se puede desperdiciar el tiempo en un escenario inmodificable, diálogos que no enriquecen a nadie y una jocosidad descocida de la realidad, inocua, así como una pretendida erudición, que no es tal. Si los animadores de este programa  tiene tienen algún talento es hora de ponerlo al servicio de lo que se está necesitando y dejar ya de hacer un programa para ellos y desde ellos, que no son músicos para seguir tocando cuando el barco se está hundiendo. Creo que ese tal programa está grabado, porque de hacerlo en vivo no comprendo cómo después de escuchar a Schemel hablar de reconfigurar los repertorios simbólicos podían estos amigos salir a pretender hacer sonreír  a una audiencia que se quedó con el corazón en el suelo.

El programa que cree desmontar matrices, es un caso digno de analizar, después de aquella alusión negativa directa de Chávez a ese programa en el 2012. Después del cúmulo de críticas que se le hicieron, todo lo cual el aludido evadió como una anguila, llamando arribistas e hipócritas a las personas que se atrevieron a criticar SU programa; él ha echado raíces profundas. No ha modificado un ápice su forma y estilo. No ha aprendido nada, sigue haciendo, ahora con más edad y la misma irreverente vestimenta, un programa que ya es su propiedad, su sello su espacio, su casa. Los receptores no salimos del asombro. Si VTV tiene alguna responsabilidad sobre la comunicación oficial, debería ver cómo y qué hace ante un programa en el cual se  pretende evaluar hechos con profundidad y desmontar  matrices con seriedad a través de una lectura balbuceante de artículos y repetición fastidiosa de noticias viejas. Todo muy bien estudiado, por supuesto, porque después de no saber pronunciar el nombre de un profesor, reconocido diputado, ahora no hay día en que no lo cite y no lo trate como harto pana, formas estultas de ganar apoyo.

Para muestra dos botones, con lo cual queremos puntualizar que parecería que  la constante en la comunicación oficial es que cada quien tiene su espacio y su programa y cada uno hace lo que puede y lo que sabe, es decir no hay objetivos, no hay mancomunidad, no hay reforzamiento, no hay crítica y apoyo mutuo. Electrones libres, planetas y  estrellas solitarias, sin constelación. Qué se puede hacer para cambiar la comunicación, para refrescar esa pantalla aburrida y alienante. Qué se puede hacer para explicar a la gente lo que está pasando y que comprendan y que sientan a la vez que se analiza y se dice la verdad.

Cuando Chávez vivía, él era la voz y la comunicación; lo fue hasta el último instante. El comandante sentía lo que decía, un abrazo era una esperanza una ilusión, verlo era ver la vida y saber que sí podíamos. Ya no está. Ya no está esa voz de la verdad, que podía hacer pensar a la gente dos veces y a los corazones latir apresurados; no está. Qué puede hacer el presidente Maduro para modificar sus mensajes y su forma de informar  y comunicar. Qué se puede hacer para desmontar del fuego la gran olla de cocimiento lento en la cual estamos todos.

No es un problema simple. Pero se debe actuar en todos los sentidos comunicacionales, por un lado en el canal oficial, por otro lado en la comunicación que ejerce el gobierno desde el presidente Maduro hasta cualquier persona relacionada con el gobierno bolivariano, no sólo en el discurso, sino en la imagen, en el imaginario. No podemos aceptar y dejar que nos destruyan  lentamente en la mentira y la calumnia con apoyo internacional.

Necesario es vencer, inventamos o erramos.



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Maruja Romero Yépez


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