El Valor de la Libertad para Guillermo Zuloaga (El Globo se desinfla)

¿Cuál es el valor de la libertad?, ¿Cuál es el precio de la libertad? Dentro de una lógica económica la libertad vale lo que se está dispuesto a pagar por ella y porque no por cuanto se está dispuesto a venderla.

Pero previamente cada quien debería pensar que entiende por libertad o de qué tipo de libertad se está hablando, ya que las constituciones políticas y las declaraciones de derechos refieren a varias libertades, por ejemplo: la libertad de expresión o la libertad de empresa. Por supuesto también se podría estar hablando de aquella libertad que es consustancial con la dignidad humana, aquella por la que algunos están dispuestos a matar y claro a morir, en fin a cualquier sacrificio.

Han venido a mí estas reflexiones y la necesidad de escribir sobre ellas: la sensación previa de una guerra civil y un hecho curioso en el mar de los acontecimientos, como lo es: la venta de GLOBOVISION. Hecho este que también requiere varios comentarios y preguntas; por ejemplo: ¿qué es GLOBOVISION?

El común dirá que es un canal de televisión; pero un ferviente opositor dirá que es un bastión de la libertad de expresión; pero GLOBOVISION es también una sociedad mercantil por acciones, es decir es un negocio; un negocio con dueños y como todo negocio al igual que libertad tiene un valor, en este caso un valor de mercado y es este último valor el que en verdad le importa sus dueños.

Pero: ¿cuál es el valor de mercado de GLOBOVISION? No lo sé, es decir no sé por cuánto se lo vendió el defensor de la libertad don Guillermo Zuloaga a don Juan Domingo Cordero, pero lo que sí sé es que el valor de mercado de GLOBOVISION baja y baja cada día, y en un año valdrá la mitad de lo que vale hoy, y en año y medio la cuarta parte, hasta tender a nada, a cero, mientras se aproxime la fecha del vencimiento de su concesión sobre el uso del espectro radio eléctrico, y se cierne la posibilidad que dicha concesión no sea renovada, si no cambia el gobierno.

Eso lo saben los que participaron en su reciente compraventa. Para quien no lo sepa, una concesión es un permiso para explotar o usar a cambio de una retribución algo que es de otro, en este caso el espectro radio eléctrico, el cual en Venezuela al igual que el petróleo forma parte del demanio, es decir es un bien público que administra el gobierno, por lo tanto este último es quien decide si lo da en concesión o no.

Por tanto GLOBOVISION sin concesión vale lo que valdría una empresa petrolera sin petróleo o una nevera en el Polo Sur. A GLOBOVISION le quedan dos (02) años de una concesión de veinte (20). En dos años el común opositor piensa que también los números se pueden invertir y que el gobierno seguro va a cambiar y con ello GLOBOVISIÓN podría obtener una nueva concesión, pero el señor Zuloaga de seguro no está tan seguro…, y se encuentra ante un riesgo….

Afortunadamente para él, en el mercado el riesgo también tiene un valor y se puede vender, y él ha decidido vender ese riesgo o más bien vender GLOBOVISION, y con ello ha entregado al enemigo ese bastión de la libertad de expresión, de los venezolanos que están en contra del régimen. Digo esto porque se rumora entre los mismos opositores que el comprador de GLOBOVISION es un empresario afecto al gobierno.

Ya seguramente los venezolanos que están contra el régimen (en un alarde de candidez poco consecuente con la viveza criolla y más bien rayando en la estupidez) maldecirán al comprador de GLOBOVISIÓN y no al vendedor que los ha vendido y entregado a la Dictadura; por el contrario más bien justificaran el derecho del señor Zuloaga de salvar sus reales. Porque para mucho de ellos, de las libertades y derechos que ha logrado la humanidad las que más importan son la libre empresa y la propiedad. Y por eso, aun cuando algunos no tengan los reales ni su abolengo se identifican un poco con él.

La operación de compraventa de GLOBOVISIÓN ha puesto en evidencia que en Venezuela existen libertades económicas y de propiedad, de no ser así el gobierno habría podido impedir dicha operación y hacer perder al señor Zuloaga lo invertido en su canal. Impidiéndole además el vender la posibilidad de defender la libertad de los venezolanos durante dos años más.

El señor Zuloaga ha tenido la posibilidad de elegir lo que realmente más le importaba. Sus antepasados fueron dueños de esclavos que trabajaron en tierras usurpadas a los indios, sus abuelos y padres fueron concesionarios de las dictaduras de Gómez y Pérez Jiménez; el que también especulaba con vehículos, ha demostrado como buen heredero de ellos, que la dignidad y la libertad le importa un carajo.


edgargild@hotmail.com



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Edgar Gil Díaz


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