Preámbulo de la Carta dirigida a la Ministra del Ambiente y los Recursos Renovables Ing. Jacqueline Farías:

Para que la procedencia esté incluida en el destino


“Así como cronistas y misioneros en épocas de la conquista y la colonia registraron el asesinato de indígenas y la reducción de sus territorios, así mismo la prensa local y la antropología contemporánea recogen el genocidio y ecocidio que las empresas petroleras norteamericanas, inglesas y holandesas y algunos ganaderos de Perijá ejecutaron contra los indígenas Barí y Yukpa y sus hábitats. A manera de ejemplo, según los estudios realizados se calcula que el territorio de los indígenas Barí para 1700 era de 35.00 km2, para 1900 16.000 km2, para 1983 1942 km2 en Venezuela y 840 km2 en Colombia.

El modelo depredador primario exportador del carbón que se inicia al Noroeste del estado Zulia a través de Corpozulia/Carbozulia conjuntamente con las multinacionales del carbón RAG Coal International, Anglo-American Coal (quien compra las acciones a la Shell) [Carbones del Guasare, S.A.] e Inter-American Coal [Carbones de La Guajira, S.A.] hoy amenaza no sólo con extenderse a lo largo de todo el piedemonte de la Sierra de Perijá sino por todo el estado convirtiendo así al Zulia en Zona de Sacrificio”.

(En: “Algunos obstáculos para lograr la demarcación de las tierras y hábitats de pueblos y comunidades indígenas”; Lusbi Portillo)

“Desde el convencimiento de que sólo la infinita multiplicidad de las aspiraciones humanas construirá un futuro a disfrutar. Por eso se enfrenta con descaro, y hasta con la rabia del dolor, a la sistemática erosión de la pluralidad cultural, al acabamiento de los que pusieron sus fines por delante de sus intereses, al imperialismo de la desertificación anímica, a la creciente fealdad de los horizontes, a la huída de la ternura, a la opacidad de las miradas…Creo que la procedencia debe estar incluida en el destino”.

(Joaquín Araújo. XXI: Siglo de la Ecología)


Creo pertinente establecer una plataforma discursiva desde la cual asomar algunas de las tantas inquietudes que desde hace ya varios años se vienen gestando en la colectividad (cada vez más creciente) del Estado Zulia en relación con el tema de la explotación carbonífera en el piedemonte perijanero.

En primer lugar debemos considerar aspectos básicos de la ubicación (latitud, longitud, relieve, diversidad biológica, ecológica y cultural) del Parque Nacional Sierra de Perijá y lo que, en extensión hacia el norte y hacia el sur del Parque, también sigue formando parte del ramal o apéndice de la cordillera oriental andina proveniente de Colombia. Vale decir pues que nos referimos a una misma unidad ecológica que ha estado sometida a similares procesos geomorfológicos y biogeográficos.

Diversas líneas de investigación, desde diversas aristas han abordado este espacio en diferentes momentos, de allí que su historia natural, su estudio científico ha legado importantísimos documentos, muchos de los cuales permiten aun hoy entender a sus seres vivos y a sus cosmogonías sin deslindes con los aspectos abióticos también allí presentes.

Cuando estemos centrados en la verdadera geografía física y espiritual será mucho más fácil entender el porqué de las inquietudes actuales de la colectividad zuliana que, líneas atrás, señalábamos.

Perijá ha sido más que un espacio de diversidad biológica, fuente de cinco cosmovisiones indígenas ancestrales que en el presente ven mermadas sus esperanzas de vida ante la paradójica importación de un modelo minero exógeno y terrofágico que socava literalmente la vida allí presente.

Este discurso es aliado de documentos que ya previamente han sintetizado de manera entendible y acuciosa la realidad social y ecológica de la Sierra de Perijá, tanto en su porción más septentrional como en su porción más austral, ambas de incuantificable valor, toda vez que allí convergen los ríos de mayor caudal e importancia ecológica que a su vez fluyen hacia el Sistema estuarino conocido por la colectividad como Lago de Maracaibo.

Perijá hace décadas es víctima (sin la menor pretensión de abstracción generalizada de un escenario natural muy particular) no sólo de inapropiados planes de manejo integral en lo contentivo a la gestión ambiental, sino también adolece de un mayor esfuerzo institucional que sistematice la información socioecológica allí presente y que fomente la ordenación demográfica, económica, militar, política por parte del Estado.

Estudios por tanto de la cosmovisión indígena allí presente, datos cuantificables que se tiene de la degradación ambiental y de los cambios en el uso de tierra (analizadas inclusive desde herramientas de análisis espacial) deben dejar de estar aislados e inconexos y deben ser puestos a la orden de las comunidades asentadas a lo largo de la serranía para la promoción de alternativas paridas de manera originaria y endógena.

Entonces es pertinente asumir de manera didáctica (y no por ello menos cruda) la realidad que se viene sucediendo en la zona de la cuenca del río Guasare, zona ésta que está destinada a convertirse en un inmenso lote minero desde el cual se explora, se explota y se condena la vida que allí ha visto desde hace cientos de miles de años los innumerables procesos evolutivos propios de su dinámica.

¿Dónde está Guasare ?, ¿qué idioma da forma a esta voz? Son interrogantes necesarias para el acercamiento a esta localidad geográfica que nos interesa defender toda vez que allí se encuentran las más importantes reservas hídricas de la costa occidental del Lago de Maracaibo.

Bajo qué contextos históricos se produce el descubrimiento de las reservas del mineral. ¿Quiénes aprovechan en un primer momento este descubrimiento? ¿Qué repercusiones se vienen dando desde que se da inicio a la explotación de manera más tecnificada? ¿Se plantea algún sistema de compensación o regalía al colectivo que ancestralmente ocupaba ese espacio? ¿Cabe alguna compensación basada en el capital y no en el restablecimiento de las condiciones ambientales presentes en un principio?

En otros ámbitos de la Sierra de Perijá, ¿qué está sucediendo con el carbón?, ¿quiénes avalan las concesiones?, ¿quiénes sistematizan y se hacen dueños de la información una vez que se estudia y se cuantifica (en términos de toneladas métricas) el carbón allí encontrado?

Es pertinente indagar las consecuencias de este modelo terrofágico; sin duda acá caben todos los estudios que desde La Universidad del Zulia fundamentalmente, se han venido desarrollando con la idea de entender el impacto (lástima que no haya sido para minimizarlo o mucho más, detenerlo) que ecológica y socioculturalmente tiene este modelo de extracción en la zona del Guasare.

En el ánima colectiva se activan tensiones e incertidumbres asociadas a la completa desinformación que se tiene del tema hídrico.

Siendo víctimas de un sistema educativo ya conocido (por padecido) en su atentatoria mediocridad, no resulta difícil imaginar la más completa de las ignorancias relacionadas con el tema vital del agua y su ciclo natural. No existe la capacidad en muchos ciudadanos de este estado regional, de poder vincular la deforestación extensa que se suscita en nuestra serranía de Perijá, el uso de grandes cantidades de agroquímicos en las cada vez más crecientes haciendas ganaderas del área, con las desequilibradas manifestaciones del ciclo natural del agua.

Por ende el tema de Guasare, el tema de la Cuenca Hídrica versus Cuenca Carbonífera debe ser replanteado, debe ser llevado a la luz de las importantes discusiones que se contrabandean por tantos hilos invisibles y tantas indiferencias colectivas de parte del Estado que todos casualmente conformamos y construimos de manera cotidiana.

El informe que se presenta abraza la poética ancestral de los resistentes pueblos indígenas que desde Perijá se oponen decididamente al modelo minero negador de la esperanza. El informe tiene apoyado sus decires y exigencias en las investigaciones serias y altamente dignas efectuadas por científicos del área de la ecología acuática así como de representantes de líneas de investigación socio antropológicas.

De allí que aunque hablamos de notoria desinformación del ciudadano común, muchos otros se han dado a la tarea de proveer la organicidad necesaria para el arribo de las alternativas sanas y en nada negadoras del significado de la Sierra de Perijá para el planeta entero que habitamos.

Y luego de la historicidad, luego de las cifras qué se ofrecen como anhelo de consideración lúcida y revolucionaria, ¿qué posiciones tomar ante la insistencia de un Estado que en ningún momento ha consultado de manera democrática al soberano del Estado Zulia sobre la pertinencia de este proyecto minero-ferroviario que amenaza la supervivencia generacional de los pueblos indígenas barí, yukpa, japreria, wayuú y añú?

Apelar a la sensibilidad de la Ministra desde la información recabada y sistematizada se erige como la última posibilidad de fraguar un cambio (pese a lo injusto que resulta el hecho así planteado).

Acá a la par, pareciera estarse reconociendo la incapacidad de asumir la debacle de la gestión ambiental del Estado Zulia desde la participación y el protagonismo popular, toda vez que este documento simplemente recoge el latido de las angustias y el grito de las gargantas de seres preocupados por el agua y la vida mas no las suplanta bajo ningún concepto.

Asumimos este avance y abogamos por la implementación de un sano ejercicio democrático que reconozca dignamente las necesidades socioecológicas reales que tenemos los habitantes y ciudadanos del Estado Zulia todo. Pues más allá de la problemática gubernamental que representó la superfloración de la Lemna sp. en aguas del Lago de Maracaibo, existen otras voces muy respetables que desde hace años vienen denunciando gravísimas dolencias y cicatrices para con el ambiente de la región zuliana.

No asumimos una petición abstracta de compromiso, queremos una real y justa respuesta que permita conversar de manera concertada estas realidades, para, con su aval y con su sapiencia demostrada ligada al tema del agua y su defensa popular, nos sintamos partícipes de los cambios que tantas veces hemos propuesto desde diversas voces.

Ministra, no somos “mafia verde”, no elucubramos ninguna intención “ecoterrorista”, sencillamente somos almas y cuerpos felices de creer en la defensa del agua y la vida de la Sierra de Perijá, en sus seres vivos y en la dignidad y resistencia de sus pueblos originarios.

Esto es digno de revisarse en juntez y en abrazo sostenido, de allí que no debe resultarle extraña la petición de conversa, de diálogo, pues usted representa en este mismo momento la garantía de decisiones más sabias y menos duras para con el agua, el suelo, el aire y el alma de Perijá.

Todo pasa por la información oportuna, de allí que deseamos acercarle este informe para que se sumerja en la humedad y en la clorofila de este universo natural llamado Sierra de Perijá, llamado Lago de Maracaibo.

Ya se ha demostrado que los minerales y su extracción solo dejan exhaustos espacios, desiertos de sequedad que solo a muerte huelen. Deje Ministra que le untemos de sonidos y de luciérnagas. Deje pasar sus ojos por las páginas que a continuación siguen para que la discusión sea simétrica y para que los que creemos en la vida y en la defensa popular de la Serranía Perijanera no estemos en desventaja ante su autoridad y capacidad de decisión.

Sirva pues este preámbulo de soplido y chasquido, sirva este documento que ahora lee, de demostración fehaciente del cariño que nos inunda y de las ganas que tenemos de hacer de Perijá un espacio modélico de desarrollo verdaderamente endógeno, como siempre ha sido, hasta que llegó la muerte y sus armatostes a cuantificar el subsuelo y a contaminar las venas de la Serranía.

Biól. Nicanor A. Cifuentes G.

Licenciado en Biología. Egresado de la Facultad Experimental de Ciencias de La Universidad del Zulia. Maestrante en Ecología Acuática.
Docente del Programa de Formación de Grado en Gestión Ambiental.
Universidad Bolivariana de Venezuela- Sede Zulia.

Maracaibo, Agosto de 2005.


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