La guerra en Ucrania entra en una fase de creciente tensión tras un nuevo ataque masivo sobre Kiev y las sospechas de sabotaje con drones en aeropuertos de Dinamarca, lo que alimenta las dudas sobre una posible implicación rusa. El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, ha pedido endurecer las sanciones al gas y petróleo ruso, mientras desde EE. UU. el senador JD Vance insta al Kremlin a sentarse a negociar. Aunque el diálogo aparece como objetivo común, el camino hacia la paz sigue estancado, y cada vez se vislumbra con más fuerza un posible choque directo entre Rusia y Europa.
Alemania vive un giro histórico en su mentalidad defensiva, lo que antes parecía una broma como almacenar lentejas y salchichas, hoy refleja un temor real ante una posible escalada del conflicto con Rusia. El país se aleja de su tradicional postura pacifista y asume que debe prepararse para escenarios extremos, incluyendo el posible retorno del servicio militar obligatorio. Mientras crecen las reservas alimentarias y la inversión en defensa, el debate se traslada a si una sociedad moderna, individualista y desmovilizada está lista para sostener una nueva etapa de militarización.
La compañía Fast Brand ha presentado su quiebra con un pasivo que podría alcanzar los 50.000 millones de dólares, generando pánico en los mercados y dudas sobre el estado real del sistema financiero estadounidense. El temor ahora es que existan más "Fast Brands" ocultos, reviviendo los fantasmas de una burbuja financiera provocada por la mala gestión del riesgo.
