No hay que bajar la guardia

Mañana precisamente se cumplen 8 años de aquel día, cuando el aciago clima político llegó a su cenit para llenar de incertidumbre y hasta de llanto al bravo pueblo venezolano, que a lo largo de un año había soportado las provocaciones y las actitudes delictivas de una oposición, que desenfrenada y alimentada por el odio visceral en contra de un pueblo que cometió la osadía de romper las cadenas de dominio que por siglos le había colocado la oligarquía, se fue por la calle del medio intentando reeditar, aquel 18 de octubre de 1945, cuando los mismos actores derrocaron al primer demócrata venezolano, el General Isaías Medina Angarita.

Fueron 48 horas de vigilia, soportando aquellas escalofriantes fanfarrias de los canales de televisión privados, que paso a paso, cual sádico que se recrea en el sufrimiento de su presa, nos anunciaban los avances del gas fascista que contaminaba la atmósfera de la patria socialista y que estremecía el alma rebelde de los herederos de Guaicaipuró, Tamanaco, Paramaconi, Aramaipure, Francisco Javier Pirela, Gual y España, José Leonardo Chirinos, Miranda, Bolívar, Sucre, Piar, Zamora y otros tantos indomables guerreros, que regaron montañas, sabanas y senderos de la patria con su sangre, derramada por la libertad.

Ese sublime recuerdo de nuestros antepasados pudo más que la escoria fascista que desde la gobernación de Miranda y las alcaldía de Baruta, Chacao y El Hatillo, el generalato del estamento militar corrompido, la cúpula de la Policía Metropolitana y otras instancias de poder en manos de la IV República, sembraban la muerte y el terror en las calles caraqueñas. El pueblo venezolano, que ha hecho suyo el emblema de crecerse en las dificultades, se encrespó y echó de Miraflores a Pedro Carmona Estanga y a su jauría de salteadores, que había profanado el templo del pueblo y la libertad.

Pero el comando de esa intentona continúa intacto. Allí está el imperialismo, con sus dólares, sus criminales espías de la CIA y del MOSSAD, trabajando para enrolar más lacayos nacidos en Venezuela, a la causa contra el proceso bolivariano.

Este viernes observamos a nuestro Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, reunido con representantes laborales del sector eléctrico, en una jornada más por mejorar la conciencia del trabajador venezolano y advertía sobre la presencia de factores de oposición dentro del sector energético y que pudieran estar tramando lo mismo que hicieron sus pares en la industria petrolera.

El Comandante está en lo cierto, lo hemos dicho reiteradamente y también hemos insistido en que se trata de un sector más sensible que el petrolero.

Pero también hemos advertido que hay que mantener la lupa en alto para detectar a quienes vestidos de rojo rojito, se rasgan las vestiduras como bolivarianos y son más “chavistas” que el maestro Hugo de los Reyes, pero que no han tenido empacho para coincidir con la oposición llamando a manifestaciones en contra de Corpoelec, como institución e intentar debilitarla a través de la guerra mediática generalizando al calificar la gestión del sector.

Allí están agazapados herederos de Carlos Ortega Presidente de la CTV, capturado en un Casino de Bello Monte, “donde se sacrificaba por la clase obrera”. Estos son los que al menor descuido, saltan como la liebre. Porque tienen los mismos vicios con que se formaron y por eso algunos se aprovechan de su condición para obtener beneficios personales, tal es el caso de un “líder” en Guayana, que tuvo que firmar un convenio con Cadafe para devolver 18 millones que por “equivocación” le había cobrado a la empresa. Por eso no hay que bajar la guardia, aún cuando cundan fluyan los aplausos y los vivas al comandante. En esto los trabajadores de a píe tenemos que estar mosca. Debemos ser pensantes, críticos, analíticos. Observar bien la conducta de quienes pretenden dirigirnos, para hablar en nombre

de nosotros. Repetimos hay que dar al traste con los reyezuelos del movimiento que al más rancio estilo del sindicalismo de la IV República, con violencia, calumnias y gritos altisonantes pretenden labrarse liderazgos entre la clase trabajadora. No hay que perder de vista la reciente historia de como se forjaron algunas estructuras sindicales.

Las prácticas nada democráticas de algunas estructuras sindicales, nos alertan que debemos buscar organizaciones alternativas, que estén libres de las “familias” que bajo la escuela de la CTV tanto daño le han hecho al sector laboral venezolano.

Los trabajadores tenemos que ser la vanguardia en la lucha contra la burocracia, la corrupción y contra la pasividad que es el principio de la derrota.

El enemigo al que nos enfrentamos no es un niño de pecho. Allí está la canalla internacional, la jauría desatada contra Venezuela y Cuba, porque son los flancos que el imperio cree que al ser atacados se cae la rebelión suramericana, craso error, porque el acero de los pueblos cada día está más templado y no hay vuelta atrás.

Pero ciertamente los ataques de la CIDDH, no son gratuitos, tampoco es gratuita la “preocupación” del país más terrorista y agresivo del mundo, que tiene junto a sus aliados la mayor existencia de armas nucleares, por la compra de armas por parte de Venezuela a Rusia y China, con la finalidad de actualizar su defensa, puesta en peligro por el embargo norteamericano contra nuestra FAN.

Claro han visto, como cada día se aleja más el proyecto de Ronald Reagan, de acabar con los ejércitos suramericanos y sustituirlos por policías antinarcóticos, porque de la seguridad del continente se ocuparía el Gran hermano, EE UU de Norteamérica. Es proyecto está allí, lo alimentó George W. Bush y lo sigue perfeccionando Barack Hussein Obama, porque es la punta de lanza para apoderarse de los recursos energéticos, acuíferos y de otros renglones que tiene la América Aborigen y que la anglosajona requiere para mantener su voraz consumismo.

En esto tenemos que estar claros los trabajadores y tener presente que la peor influencia en el movimiento obrero han sido los dólares. Mucho guillo con los papelitos verdes. Esa advertencia la hizo hace más de 40 años Alberto Agüero Gorrín. Por eso camaradas, no hay que bajar la guardia.

(*) Periodista CNP 2414

cadiz2021@yahoo.es

cd2620@gmail.com


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Cástor Díaz (*)

Periodista CNP 2414

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