El Frente Amplio y los errores de la campaña

De Mujica tal cual es… a Mujica tal cual NO es

El domingo 25 de octubre, al conocer los resultados de las elecciones nacionales, pensé en aquel artículo de Eduardo Galeano en el que describe a Uruguay como el país de las paradojas. Entre sábado y domingo el contagio colectivo nos llevó a muchos incrédulos a creer lo imposible si se analizaban las encuestas previas. No se necesitaba ser experto en ciencia política para ver la realidad.

Sin embargo, estas elecciones dejan muchas lecciones. Una es la evidencia del absurdo sistema electoral uruguayo. La paradoja de que el candidato más votado todavía no pueda ser Presidente. Con 48.2 % de los votos emitidos (casi 50 % de los válidos, sin blancos y nulos) y 20 % de diferencia sobre el neoliberal Luis Alberto Lacalle, segundo más votado, Mujica tendrá que disputar un balotaje. En cualquier país para ganar en primera vuelta se necesita superar el 50 % de los votos válidos o tener una diferencia del 10 % sobre el segundo.

En Uruguay la  legislación electoral fue hecha para que la izquierda no llegara nunca al gobierno. Cuando la ley anterior comenzaba a ser pasada por arriba debido al crecimiento del Frente Amplio, se inventaron una reforma constitucional para robarle el triunfo, creando una segunda vuelta absurda, que solo sirve para gastar dinero y arrebatarle el triunfo al FA en 1999. También de esa zancadilla se repuso el FA, pero postergó la esperanza. En esta elección, aunque ganará en segunda vuelta, sigue sufriendo la legislación electoral.

Del absurdo del sistema electoral es necesario pasar al absurdo de la campaña del Frente Amplio, que tuvo muchos errores y demostró falta de profesionalismo en su planificación y en el desarrollo de su estrategia. Si no fuera por la gente en los barrios, por los jóvenes, por la militancia de algunos sectores empujando la movilización, esos errores hubiesen quedado en evidencia.

Si vemos desde el punto de vista comunicacional y publicitario, la campaña del FA fue muy pobre, sin un mensaje claro, o mejor dicho con un mensaje que no tenía mensaje (¡vaya paradoja!) Un país de primera suena casi trivial. La idea de anclarse en los logros del gobierno no es mala, pero si no se fortalece el mensaje de que esos logros serán profundizados la idea queda a medio camino. La propuesta de continuidad sin profundización, sin cambio, muestra simbólicamente estancamiento.

Hay otros, pero el error más importante fue haber sacado del primer plano a José Mujica en las últimas semanas. Algunos argumentan que debía perder protagonismo tras el descontextualizado libro Pepe Coloquios, un texto hecho con mirada comercial desde la editorial que lo publicó, y después de las también descontextualizadas declaraciones del Presidente Tabaré Vázquez, cuando se refirió a Mujica sin estar informado del contexto en que se originó el libro. Del error del libro se pasó al error mayor de las declaraciones del Presidente, y de estos dos errores se pasó al error mayúsculo de restarle protagonismo a Mujica

Pensando electoralmente en la segunda vuelta es fundamental un mayor protagonismo de Mujica a todo nivel. Es fundamental reivindicar al José Mujica estadista junto a un estadista de la talla de Luiz Inácio Lula Da Silva. No haciendo viajecitos a Estados Unidos o España, para reunirse con funcionarios de segunda. Un Presidente, porque Mujica ya es Presidente, solo puede reunirse con mandatarios. Solo así queda en el imaginario de la gente la idea de liderzazo. Es fundamental reivindicar al Mujica que recupera la mejor historia del país desde, la historia de Artigas, de Leandro Gómez, de José Batlle y Ordoñez, de Aparicio Saravia. Es fundamental reivindicar al Mujica que irradia sabiduría entre estudiantes universitarios o en laboratorios. Es Fundamental reivindicar el Mujica popular, con una capacidad de comunicación con los de abajo que no tiene nadie en el FA, nadie. Es fundamental reivindicar al Mujica que maneja el sentido común como pocos conversando con el paisanaje en el interior. Es fundamental ver al Mujica que camina de barrio tomando mate con los montevideanos, siendo parte de la gente como siempre.

Si algo le ha dado credibilidad a José Mujica es el hecho de haber sido siempre él mismo. Si alguien le aconsejó callar por un libro y unas declaraciones presidenciales descontextualizadas, le aconsejo muy mal y demostró saber muy poco de campañas electorales. Ese grave error desdibujo al Pepe en los últimos días. Da la impresión que quisieron pasar de Pepe tal cual es a Pepe tal cual NO es. Esa grave equivocación no se puede volver a cometer en la campaña para la segundo vuelta.

La gente no quiere a Pepe tal cual NO es, quiere a Pepe tal cual es. La gente quiere a ese líder que ha demostrado ser José Mujica, no quiere un maquillaje. Para maquillaje esta Luis Alberto Lacalle, a quien su asesor de marketing le recomendó ponerse camisas sin corbatas con saco sport, aprender a decir la palabra chorro enfatizando y una palabritas populares para demostrar que puede bajar de una decadente aristocracia al pueblo.

La gente quiere un líder, que trabaja en colectivo sí, que sabe nutrirse de los equipos sin duda, que sabe complementarse con el vicepresidente obvio. Pero la gente en cualquier país, en cualquier departamento, en cualquier clase social, en cualquier barrio de Montevideo, quiere tener la certeza que quien dirige al país tiene capacidad de liderazgo por encima de quienes lo secundan, quiere tener la certeza de que el Presidente es el Presidente.

Los números indican que José Mujica ya es el nuevo Presidente de los Orientales y Orientalas. La segunda vuelta electoral confirmará esa realidad, pero es bueno no dormirse en las cuerdas y no volver a cometer los mismos errores…

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Kintto Lucas


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