Reelección presidencial lenguaje aceptado

Una civilización política corrupta, decadente, prácticamente destruyo el más avanzado de los modelos de organización política, la democracia. En un mundo apretado por una salvaje transformación económica, en donde la pobreza y el hambre representan la decadencia del sistema globalizado, a pesar de ello, Latinoamérica pudo conservar sus características culturales no borradas por la cirugía estética del capitalismo. También, al esfuerzo proyectado para conservar y mejorar la originalidad latina desde principio de siglo.

América Latina vivió una época de dictaduras militares, respaldadas por los Estados Unidos, avaladas por las oligarquías y con la aceptación de amplios sectores populares. Los derechos humanos fueron constantemente violados, hasta ahora se recuerda con estupor y tristeza lo sucedido en Chile, Argentina, Paraguay, El Salvador, prácticamente en toda la región.

Los latinos no tenemos excusa para la pasividad, para la complacencia, por el análisis crítico de esa experiencia, queremos hacer de Sudamérica una sociedad humanista con rostro propio. Entre iniciativas, equipos colectivos, poder privado y poder publico, se construye el equilibrio social para que las naciones puedan ser dueñas de si mismas y puedan estampar su propio sistema en la trama política.

Este esfuerzo empezó a aplicarse en Venezuela, en donde Chávez gano 15 veces entre elecciones y referendos, excepción democrática, permitió creer en el milagro social, la historia demuestra que es fruto de una idea fija de los pueblos, presente en todas las elecciones que ya moldean el pensamiento latino. Inmediatamente después de Chávez siguió Evo Morales, luego Correa, los dos con más de 6 votaciones triunfantes. Daniel Ortega, igual que lo hizo Lula, busca la reelección.

Esta voluntad de auto determinación de los pueblos esta respaldada por la llegada de Lugo en Paraguay, Cristina en Argentina, y el paso a la segunda vuelta de Mujica en Uruguay, un tupamaro preso por la dictadura durante 13 años, hoy con grandes posibilidades de acceder a la presidencia, sin duda son un gran aporte para que nuestras sociedades no se debiliten y eviten que los EEUU continúe manipulando nuestro camino o quebrando nuestro impulso, como se quebró anteriormente la civilización árabe, india y europea.

Para Latinoamérica, el fracaso debe ser el telón de fondo sin caer en la miseria, siempre nos hemos recuperado de la fatalidad, propuesta por la depresión colectiva provocada por la explotación y la impotencia, por eso, los pueblos seguimos votando por quienes consideramos nos ayudaran a practicar la verdadera democracia.

Las reelecciones en EEUU, las patrañas legales e ilegales utilizadas por Berlusconi para mantenerse en el poder, la reelección de Ángela Merkel en Alemania, lo hacen a nombre de la democracia y con el pretexto de rechazar los sectores de izquierda, factor constitucional utilizado por la política de preferencia. Dentro de este lenguaje surge un hecho muy grave en Colombia, pueblo que sufre por mas de 60 años una guerra civil y cuyos gobiernos de una u otra forma se codean con el narcotráfico y los escuadrones de la muerte paramilitar, afectando todos los poderes del estado para legalizar por segunda vez, la reelección de Uribe y las tropas y equipos norteamericanos alojados en toda Colombia.

La constitución de Colombia prohíbe esta figura jurídica, pero, igual que en el 2005, la corte constitucional apoyara la reelección y de un plumazo quebrantara otra vez la constitución. Luz verde para provocar desestabilización en la región desde suelo colombiano, es la otra cara del lenguaje aceptado en la reelección presidencial que invade el mundo.


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Raúl Crespo


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