Cuando sólo la lógica salva...

Por qué Dios se ha olvidado de Haití

Voy a tratar de darle respuesta de una vez por todas a esta pregunta que ronda desde hace algún tiempo en la mente de mucha gente, y que un compañero ha formulado recientemente en un foro de la siguiente manera: "Si es verdad que hay alguien muy superior, omnipotente y poderoso, que es al mismo tiempo muy justo, muy bueno, muy sabio y que puede predecir, anticipar y modificar el futuro.. pregunto... ¿por qué eso en Haití?". Lo haré tal vez insuficientemente y con mucha prisa, pero la intención principal es la de explicar a los camaradas creyentes que quienes no lo somos no andamos perdidos en la existencia, confundidos en la vida, enfermos del alma ni ciegos del corazón ni del espíritu:

Eso que ocurre en Haití —y en tantos otros lugares del planeta— ocurre porque simplemente

NO HAY UN TAL DIOS.

¿Por qué no lo hay? Pronto vamos a saberlo.

Para comenzar, preguntémonos qué es eso que entendemos por Dios, y veremos por qué algo como eso, simplemente no puede existir.

¿Qué es, o cómo es, la idea que tenemos de Dios?

Tal como la pregunta del comienzo lo ha descrito ("alguien muy superior, omnipotente y poderoso, que es al mismo tiempo muy justo, muy bueno, muy sabio y que puede predecir, anticipar y modificar el futuro"), este Dios no es más que una idea nos remite ante todo a un ser, a un ente, a un individuo o individualidad que tiene o tendría la facultad de decidir qué cosas crea, y cómo éstas son, o cómo habrían de ser, y cómo deberían funcionar. Se trata, pues, de alguien —o algo— con completa libertad para crear, con poder absoluto sobre la creación; de alguien —o algo— para quien Poder y Libertad de creación serían una sola y misma cosa.

Esa es la idea básica que tenemos de lo que llamamos Dios, vista detalladamente. Pero prosigamos detallándola.

Ocurre que esta capacidad operacional de Dios no puede estar sujeta ella misma a leyes (ni morales ni de ningún tipo), pues Dios, en su poder absoluto, es precisamente quien crea las leyes, y no puede, por lo tanto, depender ni estar sujeto a ellas. Eso que consideramos "leyes" (de todo tipo: de la naturaleza, morales, jurídicas, físicas, matemáticas, etc.) representa cosas que son o han de ser creadas por Dios y que están destinadas a regir el funcionamiento del Universo creado por él, no a regir al Dios mismo que lo hacreado; es decir, las leyes creadas no pueden indicarle a su creador cómo éste habrá de crearlas.

Por lo tanto, este Universo creado por Dios no es Dios, ni puede ser Dios mismo. En todo caso, es —o sería— sólo su creación. Pues al crear el Universo, Dios dispone de toda la libertad y poder absolutos propios de un Dios, y éstos no han de estar sujetos —en ningún Dios que se respete— a ninguna prerrogativa.

Pero, ¿de dónde le vienen a Dios tales poderes, tales privilegios?

Ese es el gran misterio, muchos dirán. Sin embargo, a luz de la lógica, sólo puede haber una posibilidad para este hipotético ser: puesto que antes de su creación no existía nada, excepto sólo él mismo, le han de venir pues de sí mismo...

Mmm...

Con lo cual, en esta grandísima... mejor dicho... infinita soledad... sólo había Dios... y también sus poderes absolutos...

Y es así como llegamos al verdadero problema:

Un Dios con poderes de creación, pero aún sin creación alguna, no es todavía un Dios, pues un creador sin creación no es todavía un creador.

En otras palabras:

Hablar de "Dios" antes de nadie haber creado el Universo, es hablar de algo que aún no es.

Es decir, que antes de la creación no podía existir tal Dios, ni mucho menos sus poderes. ¿O es que sus poderes absolutos también incluyen el ser Dios sin serlo?

Si no obstante insistimos en su pre-existencia al Universo por él creado, en su vida pre-universal, en su antigüedad pre-histórica, y no contentos con omitir la lógica más elemental le atribuimos además a este Dios características humanistas, tales que una voluntad de bien, una moral positiva, un sentido de justicia y de igualdad, y otros rasgos del mismo orden, entonces nos veremos, también, forzosamente invitados a suponer que dicho Dios hubo creado el Universo a su imagen y semejanza. Es decir, que Dios era bueno antes de crear al Universo, y que, como tal, sólo quiso y pudo crearlo igualmente bueno...

Osea, no sólo Dios era Dios antes de poder serlo (puesto que no había todavía creado nada), sino que era además bueno...

Pero sigamos indagando los fondos lógico-estructurales del credo popular —que es lo que hemos estado indagando hasta ahora—, el cual afirma condicionalmente que para existir "Dios es necesariamente bueno y creó un Universo bueno, a su imagen y semejanza". Digamos que este razonamiento responde al supuesto de que... claro, un creador siempre se verá reflejado en su obra; que parecerse a ella es algo inevitable; que provocar lo contrario sería casi tan improbable como querer traicionarse, etcétera, etcétera, etcétera. Claro... siempre y cuando haya un creador...

Yo pensaba que Dios, disponiendo de una libertad y un poder absolutos no tenía obligaciones allá en la soledad de su limbo pre-imperial, pero vaya que por ser bueno... sí que las tenía...

Entonces, quedamos con que Dios quiso crear un Universo que se le pareciera. Ahora, podemos preguntarnos: ¿estaría Dios interesado en crear a otro Dios?

Si así fuese, y si pudiese realmente hacerlo (me imagino que no le faltarían poderes —absolutos, recuerden— para ello), entonces Dios se vería de pronto, ni más ni menos, que frente a otro Dios; el cual, tanto como su creador, no obedecería a su vez a ninguna ley, pues siendo Dios él mismo estaría encargado de crearlas (a su vez...), no de someterse a ellas.

Pero este segundo Dios se encontraría —de forma irremediable— con que ya existe una creación anterior a la suya; de la cual, además, él mismo sería parte y cuyas leyes lo afectan —y le limitan su poder— en tanto que Dios. De modo que no sería en realidad un Dios; o mejor dicho, él mismo sería... no un Dios, sino todo lo contrario de un Dios: una creación...

El verdadero Dios sería, pues, ese que lo hubo creado; el cual sólo creó un Universo que tal vez era parecido a él mismo, pero sin duda no otro Dios. Parece pues que un Dios no puede —por un simple conflicto de auto-anulación poderes— crear a otro Dios. Y un Dios que no puede algo (esto es, que no es omnipotente), que tiene limitaciones (es decir, que no es omnisciente), que no lo puede todo (en fin, que no es "Todo Poderoso"), no es ni puede ser verdaderamente un... Dios!

Haití lo sabe...





Esta nota ha sido leída aproximadamente 2820 veces.



Xavier Padilla


Visite el perfil de Xavier Padilla para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Xavier Padilla

Xavier Padilla

Más artículos de este autor