No pidamos ¡recuperemos nuestros valores y dignidad!

Escuchando por casualidad una vieja canción mejicana – Méjico lindo y querido-, en la voz de un cantante emblemático de esa gran nación -Jorge Negrete-. Se me vino a la mente como nuestra región latino – sur- caribeña, a pesar de las arremetidas brutales del imperio naciente, norteño, anglosajón; se defendía a patadas y mordisco para mantener su identidad y honor.

Al calor de esas luchas, surgieron hombres como: Pancho Villa, Emiliano zapata, y en el resto del continente Julio Cesar Sandino, Farabundo Martí, Eliecer Gaitán, José martí, y otros grandes luchadores emblemáticos, representantes de nuestra dignidad. Eran los tiempos en los cuales Méjico se instituía en la vanguardia de las luchas del continente Sur Americano, muy a pesar de haber sido despojado de casi la mitad de su territorio original por el monstruo imperialista, la nación “manito”, supo mantener con hidalguía su identidad. El cine y las obras de arte moderno, eran una demostración del arte identificativo de la originalidad del pueblo azteca. Las demás naciones del continente, veían en Méjico el ejemplo de coraje y orgullo de un pueblo que se presentaba ante el mundo como independiente y libre de toda injerencia foránea.

Pero como siempre las oligarquías entreguistas, vieron en las luchas liberadoras de ese pueblo un peligro para sus intereses, formaron alianza con las fuerzas opresoras foráneas, para asesinar de cuajo el ímpetu liberador y justiciero de las clases oprimidas. De esa manera se definieron estrategias para desarraigar las costumbres del pueblo de su propio entorno como método de debilitamiento, poco a poco fueron minando sus costumbres y leyendas e imponiéndole costumbres foráneas gringas, acorralaron el espíritu de lucha. La miseria, la injusticia y la represión desmedida se hicieron constantes en el trato ante los reclamos por los derechos populares. Sus lideres fueron asesinados o encarcelados. Se inventaron legislaciones que justificaran el crimen colectivo contra una población civil, inocente, a la cual le mataban impunemente la bravura que lo caracterizaba.

Mediante un partido único, le secuestraron definitivamente a ese pueblo noble, sus derechos a elegir al presidente que defendiera sus conquistas sociales.. De nada valió la sangre derramada en los campos de batalla reclamando libertad, trabajo y tierra, poco pudieron hacer Pancho Madero, Pancho Villa, Emiliano Zapata, el general Carranza. Los estafadores de sueños se impusieron y, después de agotadas las fuerzas de resistencia popular y sus lideres, los campesinos y los obreros son sometidos a un régimen de explotación que en nada envidia al esclavismo.

Hoy la otrora orgullosa nación mejicana, es sometida a los designios de otro país que la domina. Su agricultura es organizada en bases a los intereses del estado yanqui. Su cine declinó en pro del fabricante de prostitución y drogadicción establecido en Hollywood. Las costumbres intervenidas y desplazadas por las fiestas de halloween, la comunión y convivencia colectiva, fue cambiada por el egoísmo y la codicia personalista, ya no van de compra, ahora tienen días de shopping. Las semillas del adorado maíz – base de su alimentación- , cambiadas por transgénicos, que en vez de alimentar al pueblo, es usado para hacer combustible para los autos de la nación invasora. En lugar de industrias para el desarrollo y el bienestar de la población, establecieron la industria del narcotráfico, trata de Blancas y trafico de emigrantes hambrientos. Quienes la corrompieron y destruyeron moralmente, para evitar las consecuencias, erigen un inmenso muro a lo largo de su frontera, adiestra hombres armados para que cacen a los hambrientos desesperados que buscan trabajo, como si fueran bestias peligrosas. Todo el dinero de esas industrias malditas, van a parar a las arcas de los grandes bancos Norteamericanos. La otra industria colateral del narcotráfico, la de la muerte, rinde tributo a los fabricantes de armas imperiales. Por cada mejicano muerto o lisiado, producto de las armas de guerra de procedencia yanqui, son miles de dólares que alimentan a la bestia industrial asesina.

Los últimos 4 gobernantes que ha tenido la desdichada patria Mejicana, son el más claro reflejo de la ignominia, entrega y cobardía a que puede llegar ser humano alguno. Han entregado el destino de su pueblo a las fauces de imperio criminal mas dañino de la historia de la humanidad. A cambio de privilegios personales y familiares, vendieron todos los derechos humanos de un pueblo que siempre fue grande, pero que de tanta traición lo han sometido a la limosna de unos avaros pervertidos. De todos ellos los dos últimos son el colmo de los colmos (Vicente Fox, Rafael Calderón).

Pero algo es seguro, el espíritu bravío y guerrero del pueblo mejicano se le impondrá a la desdicha de tener gobernantes tan magros. Los vientos de libertad y soberanía que soplan en la América sur latino caribeña, pronto han de llegar a la tierra de Benito Juárez, habrán de romper las cadenas de sometimiento que las atan a una carreta cargada de corrupción y odio por el pueblo. La libertad de los hombres y mujeres de nuestro continente del sur, pasa por la libertad definitiva del querido y amado pueblo mejicano, y la destrucción de las fuerzas imperialistas y sus aliados. En ello se nos va la vida. Desde el sur del río grande, hasta la Patagonia. América del sur debe ser una sola patria. Es nuestro destino.

javiermonagasmaita@yahoo.es


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Javier Monagas Maita


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