En Costa Rica también se cuecen habas

La avalancha de noticias que inunda el quehacer periodístico colombiano le resta tiempo a uno para ocuparse de asuntos bien importantes que pasan en la vecindad.

Quizás esto no excuse la ignorancia analítica que acusamos sobre los muchos problemas económicos, políticos y sociales que sacuden la cotidianidad de nuestra patria latinoamericana, como por lo visto sucede en Costa Rica, país al que quiero referirme en honor a una corresponsal, Leda Méndez (lmendezar@gmail.com), que lucha por aumentar los decibeles de su denuncia en medio de, según nos dice, circunstancias muy difíciles.

Pretendo con este testimonio, y encarezco a todos los que puedan irse ocupando del asunto, echarle una manito a Leda a ver cómo podemos ayudarla a conformar una masa crítica de opinión nacional e internacional que le permita a sus conciudadanos sacudirse el yugo de este otro icono de la cleptocracia latinoamericana que se abate sobre las clases más pobres y necesitadas de su país.

Dice Leda que el régimen del otrora gloriado Nobel, Oscar Arias, se ha convertido en un Leviatán de lo más pérfido y corrompido que equipara bien al colombiano Álvaro Uribe Vélez.

Su denuncia insiste en que Arias se hizo reelegir de manera fraudulenta presidente de Costa Rica, comprando conciencias negras y voluntades débiles. Hasta la Sala Constitucional está manchada de dinero corporativo y los magistrados sólo sirven para asentir lo que propone el gobierno, siervo de las multinacionales gringas que explotan los más rentables renglones de la economía costarricense.

“Quiero divulgar esta situación en todo lado pero no tengo los medios”, clama Leda desde Costa Rica, y pide ayuda; ayuda que en su nombre pido a todos los colegas, pues, uno que sabe lo duro que es esto, inclusive para quienes, en virtud de nuestra profesión periodística, tenemos acceso a medios, especialmente estos medios virtuales que de momento y ojalá por siempre, escapan al asfixiante abrazo del pulpo capitalista, entiende bien la angustiosa situación por la que debe estar pasando la apreciada corresponsal en Costa Rica.

Leda, igual que nosotros, nos quejamos de la falta de atención de la gente sobre su propia circunstancia que enmarcó bien en su gloriosa frase el mártir Luther King cuando dijo: “Más que la maldad de los malos me aterra el silencio d e los buenos”.

“Yo he estado trabajando muy duro contra la venta de nuestro país, pero siento y sentimos que no avanzamos. La gente sigue metida en sus casas y en sus cosas como creyendo que no les va a pasar nada, y que nada pasa, mientras poco a poco y a pedazos el gobierno desgarra nuestro sistema social de derecho hasta convertirlo en piltrafa”.

Cuando podría estar cómodamente viviendo de su pensión de abogada y políglota, Leda lucha contra el gobierno “bi-acéfalo” de los hermanos Arias… “aunque Oscar es la mampara de Rodrigo quien es el que manda y vende nuestras instituciones.

“Amalgamaron los poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y todos a una obedecen, ni siquiera al Presidente y sus secuaces, sino al capital corporativo, amo y señor de los destinos costarricenses.

“Esto es un desastre y no veo salida, excepto que este régimen caiga ante la crisis mundial de alimentos que en nuestro país se abate  sin prevención ni previsión a la vista. No tengo una idea que haremos Nadie sabe tampoco qué diablos va a hacer.  El arroz y todo es importado porque desmantelaron el sistema  productivo agropecuario nacional hasta destruir la cultura agrícola, y a los hijos  de los agricultores los mandaron a los "call centers".

“Ahora comemos microchips hablando inglés”.

Colofón de esta denuncia es la actitud de la prensa “en contra del pueblo” y de la Iglesia, salvo 90 sacerdotes que se han manifestado en contra del régimen de los Arias.

Quizás ayude a Leda saber que la lucha de los pueblos por su emancipación es larga. En mi libro ‘La mentira organizada’, se encuentra una perla del poeta nicaragüense Joaquín Pasos, quien, en medio del crac de 1930, fruto también de la avalancha capitalista que por entonces denunciaba el hoy abatido Keynes bajo el empuje del neoliberalismo decía:

Allí se comercian las ideas, se comercia el honor; se comercia el gobierno, el amor, la mujer, el hombre, el voto, el sentido común… Se comercian el pensamiento y la caricatura; el odio, la Ley, el Senado y el beso. Se comercia la juventud , la policía y el prestigio, etc.; se comercian los etcéteras”.

Y parodiando a Pasos podríamos decir que mientras todo se vende y se comercia… Costa Rica está en quiebra. 

oquinteroefe@yahoo.com


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Octavio Quintero


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