Las manos de Uribe

¿Hasta donde es capaz de llegar el actual gobierno colombiano?

De la Cumbre de Río pudiéramos decir que el triunfo lo alcanzaron todos. Triunfó la dignidad de los pueblos y gobiernos del Ecuador, Nicaragua y Venezuela; por el reconocimiento que hace el gobierno colombiano de haber transgredido las fronteras y de la internacionalización de su guerra. Este reconocimiento resultó en un éxito diplomático sin parecidos en la historia de nuestros pueblos y en una lección para el mundo. Como lo dijese el Comandante Fidel en una de sus últimas reflexiones: "el gran derrotado de la contienda ha sido el ausente, el mismo imperialismo norteamericano".

Por esta cumbre se logró frenar, al menos momentáneamente, las pretensiones del imperio de extender su israelizado “conflicto colombiano” a toda la región, pero no se alcanzó un acuerdo para la paz de Colombia; ni siquiera un compromiso para un acuerdo concreto de intercambio humanitario. De allí a decir, que el otro victorioso de esta contienda haya sido el mismísimo Uribe, por haber encubierto, en una disfrazada posición de soberanía e independencia política, su verdadero papel de lacayo del imperio norteamericano, no es una exageración.

¡Pero Uribe se jodió!... –esa fue la expresión de un buen camarada al valorar las expresiones desvalidas del solitario presidente colombiano en la Cumbre de Río-Pero la realidad es otra, a menos que se produzca un despertar del pueblo colombiano. Veamos.

En más de 50 años de guerra interna y de intromisión imperial en el hermano pueblo de Colombia, la clase política de la burguesía (la oligarquía) del vecino país ha degenerado a niveles delincuenciales y genocidas sin parecidos. La narco-oligarquía colombiana y la para-política es el papel al que ha degenerado la lumpen-burguesía colombiana que ha entregado el país a las transnacionales bananeras y petroleras norteamericanas. Hoy, son de las migajas del imperio y el botín de guerra (por el financiamiento norteamericano al Plan Colombia) y del narcotráfico de donde se lucran estos verdaderos carroñeros.

Uribe es producto de esa historia. Un personaje muy ligado al narcotráfico y al paramilitarismo -tal como se devela en documentos desclasificados del Pentágono, y en varias publicaciones de documentados y serios periodistas colombianos y extranjeros, entre ellas: “Biografía no autorizada de Uribe”, de Joseph Contreras (corresponsal de Newsweek).

La actuación de Uribe no expresa el mínimo de arrepentimiento por su delito de guerra (la masacre) perpetrado en el Ecuador, sino una verdadera astucia de serpiente diplomática.

Como todo delincuente y calculador sabe hasta donde puede llegar; cuanto puede ganar o perder, arriesgar, y cuando retirarse de su "trabajo". Pero cuando se trata de mafias las cosas son otras, y sus leyes muy distintas.

Las ganancias y las perdidas están calculadas y dirigidas en beneficiar solo a los grandes jefes de los carteles. Un peón como Uribe, puede ser útil mientras siga rindiendo beneficios, cuando no, se desecha. Cuando se esta dentro ya no se puede salir. Pierdes o ganas, no es importante. Tienes que cumplir o mueres.

El imperialismo norteamericano es el mayor cartel de la mafia internacional, pero de otro tipo muy distinto al que conocemos.

La élite política de las grandes transnacionales son los verdaderos capos quienes se lucran de los conflictos mundiales. El complejo Militar-Industrial, las transnacionales Petroleras, el poder financiero, etc., representan el verdadero poder político del imperialismo, y por tanto, la mafia imperial. Las guerras; el control de las industrias petroleras (la privatización) y las grandes reservas energéticas del mundo -especialmente, las más cercanas, abundantes y seguras-; el control del mercado de las drogas; el mantenimiento del dólar como moneda de reserva y para las transacciones comerciales mundiales (la continuación de los acuerdos de Bretton Woods), son los grandes negocios de estas mafias.

Uribe sabe medir los beneficios y las perdidas por sus actuaciones, y reconoce el grabe problema en que anda metido. Uribe, como dice el pueblo: “sabe que tiene el rabo de paja cuando se acerca a la candela”. Comprende su peligro de ser un nuevo Noriega (ex presidente de panamá, ex colaborador del imperio hoy encarcelado por ellos mismos), o un nuevo Saddam Hussein o Isaac Rabin (ex colaboradores del imperio norteamericano, este último sionista, ambos asesinados por la mafia).

Uribe, con su mano hipócrita, se adelantó en detener una condena regional aun mas perjudicial para los intereses usureros de su oligarquía y del imperio; Uribe comprendió los cambios subjetivos que se experimentan en toda la región, y especialmente dentro de la misma Colombia, por la comprensión y la alerta que representa para los lideres regionales los develados objetivos que se esconden tras los infames "Plan Colombia", "Plan Patriota" y el plan de "Seguridad Democrática", del actual gobierno colombiano y la mafia internacional.

Uribe es el mismo “Rojas”, un inescrupuloso traidor que fue capaz de vender a su camarada de lucha (Iván Ríos, de las FARC-EP) y cortar sus manos por dinero.

Uribe no dudaría en traicionar el espíritu de paz que prospero en la Cumbre. Este hipócrita tampoco dudaría (como “Rojas”) en cortar las manos de los Presidentes Chávez, Daniel y Correa en el momento que el imperialismo se lo exija.

Pero Nerón nunca se dio cuenta que su casa también se incendiaba.

basemtch@gmail.com


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Basem Tajeldine

Marxista. Investigador de temas geopolíticos internacionales en el Centro de Saberes Africanos. Moderador del programa VOCES CONTRA EL IMPERIO, RadiodelSur y RNV.

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