-salvo algunas voces-

La OEA: cocina de salsa

 La salsa es un agregado que complementa una comida que tiene la capacidad de poder ser elaborado con todos juntos o por separados los componentes de fauna y flora que sirvan de alimento para el ser humano. Lenin llamó a la Entente cocina de ladrones y no se equivocó. La ONU nació no para buscar y aplicar resoluciones a favor de la independencia de colonias ni solidarizarse con las revoluciones que se batían en campos de batalla de la lucha de clases por la redención social. No, surgió para salvar el capitalismo de cualquier ataque demoledor y aniquilador de las rebeliones socialistas, luego de la demostración de fuerza dada por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en la Segunda Guerra Mundial. Esta es la verdad y no otra. Lenin opuso a la Entente y al campo capitalista en su conjunto lo que se conoció como la III Internacional Comunista. De ésta, hoy día, ni siquiera circulan libremente los textos que recogen todas las intervenciones de sus representantes en sus congresos.

 La OEA nació en 1948 como una organización intergubernamental, según argumentos iniciales, para solucionar las problemáticas comunes al conjunto de los Estados del continente América. Debe tenerse por entendido que un embajador no representa integralmente el conjunto de una sociedad determinada. Esto es una verdad irrefutable. Existen casos en que un embajador representa a un gobierno repudiado por la mayoría de la población de su nación, pero como la diplomacia capitalista se fundamenta en la defensa de los intereses económicos de la oligarquía burguesa –y por encima de ésta la imperialista-, aceptemos –como una verdad política concreta- que todos los embajadores representan gobiernos o Estados, y dejemos la categoría “pueblo” para otra circunstancia. No olviden que el pueblo más homogéneo de América y que respalda por encima del 90% a su gobierno, Cuba, no tiene representación en la OEA.

 ¿Por qué la OEA se parece más a una cocina de salsa que a una organización que recoja las voluntades de las naciones en busca de una solución concertada a las diferencias por la vía del diálogo político?

 Tomemos como hecho o ejemplo para analizarlo lo recientemente acontecido en que fue violado flagrantemente el territorio ecuatoriano por el gobierno colombiano, y que, además, produjo el genocidio de dieciséis guerrilleros de las FARC, donde destaca la muerte del comandante Raúl Reyes, reconocido mundialmente como el principal vocero de la política internacional del movimiento insurgente antes mencionado.

 Todo el mundo reconoce, incluso a regañadientes el mismo Presidente colombiano Alvaro Uribe, que el gobierno de Colombia violó con descaro, alevosía y premeditación el territorio ecuatoriano y realizó una operación militar de genocidio; es decir, la violación a la soberanía ecuatoriana de parte del gobierno colombiano se expresó de tres maneras: por tierra, por aire y de violación a los derechos humanos cometiendo una vulgar masacre. La obsesión de violencia que lleva por la sangre el gobierno colombiano no respeta soberanías de otros países, porque la fijación espiritual de sus altos funcionarios es disfrutar de crímenes de lesa humanidad. De allí que le resulte fácil, al gobierno colombiano con el apoyo absoluto del gobierno estadounidense, violar todas las cartas (de la ONU, de la OEA) escritas y por escribir de los organismos internacionales regidos por la diplomacia capitalista, porque ésta suprema los intereses de la propiedad privada del monopolio por encima de lo estatal y lo social. Para Uribe, por creencia y obediencia a Bush, no hay más razón que la fuerza de las armas de la guerra. La paz, le importa un comino. Si se burla de Dios, ¿por qué no esputarse a la OEA? 

En la reunión de la OEA todos los representantes o embajadores no sólo reconocieron la violación del territorio ecuatoriano por el gobierno colombiano, sino que de manera unánime lo condenaron y lo rechazaron. Sin embargo, el representante  colombiano leyó una fastidiosa lista de hechos que el gobierno de Colombia le imputa al comandante Raúl Reyes, tratando de desviar la atención y que el mundo olvide también el terrible genocidio y la acción de terrorismo de Estado colombiano. Asesinar a un enemigo es causa suficiente para que el gobierno colombiano pisotee todas las normas del derecho internacional y las cartas que regulan las relaciones de la diplomacia entre países o Estados. Y de forma grotesca, cínica y repugnable, desde todo punto de vista político o de cualquier otra naturaleza, el vocero del gobierno colombiano agregó, de última hora y muy asqueroso pero risible por cierto, el supuesto delito de trata de blanca o de personas menores, con fines sexuales de prostitución, al comandante Raúl Reyes; y, de pasada como si el mundo careciera de todo síntoma de memoria, nada dijo del resto de quince guerrilleros más que fueron vilmente masacrados por el ejército colombiano bajo el mando estratégico del ejército estadounidense. Sin el aval del gobierno de Bush, jamás Alvaro Uribe se hubiese atrevido dar el paso tan alevoso y de tanto descaro de violación, al mismo tiempo por tierra y por aire, del territorio ecuatoriano con el resultado de genocidio que toda la opinión mundial ya conoce con lujo de detalles.

 Aun cuando todo el acontecimiento de agresión al territorio ecuatoriano que le transgrede su derecho inalienable de soberanía; aun cuando el mismo gobierno colombiano no pudo modificar, con el cinismo de sus mentiras y falsificaciones de documentos, la realidad del gravísimo suceso de carácter internacional; aun cuando todos los representantes reprocharon la acción violatoria de la soberanía ecuatoriana de parte del gobierno colombiano, en la OEA (salvo pocas voces de protesta contundente y de exigencia de condena fehaciente, inmediata y efectiva al gobierno de Colombia) se buscó desesperadamente –se notaba en el rostro y los movimientos del señor Insulza y otros para quedar bien con Dios y con el Diablo- una salida de oportunismo pragmático que pudiera ser del agrado del embajador estadounidense, por lo cual se decidió el nombramiento de una Comisión que verifique el hecho de violación a territorio ecuatoriano en el propio teatro donde se produjo la acción, como si el sistema de organización y de identificación de países no estuviese definido, fundamentalmente, por fronteras especificas y determinadas. ¿Cómo puede creerse en la efectividad y seriedad de una organización internacional que represente a todos los países o naciones de un continente, si en ella siempre habrá un embajador que se da el lujo de decir que luego de las seis de la tarde en su cancillería sólo quedan los porteros y los trabajadores del aseo, lo cual hace imposible que se comunique con el vocero principal de la diplomacia de su país?

 Tal vez lo que le falte a la OEA -y de seguro el Presidente Insulza estaría absolutamente de acuerdo al igual que los voceros de los gobiernos de Colombia y Estados Unidos- sea aprobar que los integrantes de la Comisión Investigadora o de Verificación del hecho de violación flagrante a la soberanía de la República de Ecuador, sean los siguientes personajes: Alejandro Humbolt, para que explore y determine la exactitud de ubicación y expansión de la geografía del suceso, el estado climático del mismo, los vegetales y animales existentes en la zona, las materias que forman la tierra donde se realizó la operación militar colombiana, si en el lugar existe un volcán al cual se le pueda achacar la explosión que aturdió a los guerrilleros para que luego –estando muy cerca del lugar del suceso- avanzara el ejército colombiano y los masacrara, y la atracción terrestre del escenario en la que se realizó la “supuesta” violación al territorio ecuatoriano de parte del gobierno colombiano. El caballo de Atila, para que haga la autopsia a la hierba ensangrentada y determine la causa de la muerte de los quince guerrilleros más la del comandante Raúl Reyes. Holmes Sherlock y Columbo, para que con su insistencia y perspicacia investiguen todos los indicios de pisadas de botas militares, desde la línea fronteriza hasta el escenario de la acción, que puedan servir de indicios a determinar alguna culpabilidad de violación al territorio ecuatoriano de parte del gobierno colombiano. Tarzán, como guía de la selva ecuatoriana por lo intrincado e inhóspito de la zona, y, además, para que controle la furia de sus animales salvajes de manera que la Comisión de la OEA no sufra del canibalismo de la fauna. Pero ya antes, el gobierno estadounidense habrá enviado a Superman y la Mujer Maravilla, para que desaparezcan todas las evidencias que comprometan la felonía terrorista y genocida del gobierno colombiano, y, de esa forma, algún jurista especializado en derecho marítimo determine que ese pedazo de territorio que dicen ser violado pertenece, por herencia de hacendismo colonial, a Colombia. Y tampoco faltará un “pacifista” que, soltando lágrimas de cocodrilo por los camaradas asesinados, invoque el olvido a la violación territorial y el genocidio del gobierno colombiano para que no muera la posibilidad de una “paz” concertada en diálogo al conflicto político armado que vive Colombia.

 Una vez que la OEA tenga en sus manos el informe de verificación del suceso elaborado por la comisión, será entregado a un Tribunal Internacional para que dicte su veredicto final e irrevocable. Para ello tienen la siguiente composición: Tony Blair como Fiscal “acusador” y defensor, al mismo tiempo, de la culpabilidad o de la inocencia del gobierno colombiano; Garzón, como Secretario; y Bush, como Juez. El único testigo que sería citado en el juicio: Infiernito, el perro del Diablo, para que nadie entienda los ladridos de su convicción jurídica. Adivina adivinador ¿cuál será el veredicto final?

 Aun con la condena de la OEA al gobierno de Uribe por violación al territorio ecuatoriano, las mafias de grandes y poderosísimos monopolios imperialistas, seguirán dictando los comportamientos a la mayoría de los embajadores de los organismos internacionales que sirven de pantomima a las políticas del capitalismo salvaje. La acción terrorista y genocida del gobierno colombiano no pasará, para un alto porcentaje de los embajadores, de una mera señal de violencia donde –aunque no lo digan, lo pensarán- las FARC son también culpables. Sólo las revoluciones socialistas crearán una organización internacional, para la solidaridad y el desarrollo combinado de los pueblos, que tendrá vigencia hasta el día en que ya no exista ninguna necesidad de gobierno o Estado alguno. Cuando se gobiernen los pueblos por sí mismos, la ONU, la OTAN y la OEA, junto a todos los mamotretos que se organizan en nombre de naciones para vulnerar los derechos de los pueblos, serán sepultadas sin que nadie levante una voz de solidaridad para velarlos. Es necesario, ¡por ahora! crear una V Internacional Revolucionaria que responda a los verdaderos intereses de los pueblos explotados y oprimidos por el capitalismo salvaje. Amén.



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Freddy Yepez


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