El meollo del conflicto colombiano

Si de algo ha servido la intervención del presidente Chávez y la senadora Piedad Córdoba en las gestiones para el intercambio humanitario, es el haber puesto sobre el tapete de la opinión internacional el conflicto colombiano que permanecía ajeno, lejano y olvidado. El conflicto en Colombia no le interesaba ni a los propios colombianos. El desarrollo y desenlace de la “operación Emmanuel” ocupa la atención de tirios y troyanos y saca de quicio a la oligarquía colombiana.

Pero así como en Colombia hay un minoritario sector que vive del conflicto, de otro lado hay un denso y mayoritario sector de obreros reprimidos y campesinos desplazados por los militares y paramilitares que utilizan las masacres para atemorizar la base social de la guerrilla. La guerra que realiza el gobierno asesorado por el imperio gringo, ha estado dirigida a destruir esa base social de la guerrilla tanto en la ciudad como en el campo. Pero es tal el arraigo y respaldo que existe en el pueblo colombiano, que las masacres, bombardeos y arremetidas contra las zonas campesinas y organizaciones obreras durante cuarenta años de guerra implacable, no ha podido romper el vínculo.

Las mayorías nacionales colombianas ven en la guerrilla el instrumento armado de lucha que comenzó como defensa de la vida (guerrillas liberales) y conquista de la tierra. En los últimos años la lucha se ha transformado en guerra de liberación nacional contra la invasión de una potencia extranjera (EE.UU.) que pisotea la soberanía de Colombia con la anuencia del gobierno oligárquico.

El respaldo a la guerrilla no sólo está en las zonas campesinas, también en poblaciones y ciudades de todo el país así como en el ámbito internacional.¿Por qué decimos esto? Porque la lectura de los más elementales textos sobre guerra de guerrillas (Mao Tse Tung, el general Bayo, el Che Guevara, la experiencia vietnamita, etc,.), enseñan que la guerrilla para subsistir necesita de la base social de obreros y campesinos, tanto en la ciudad como en las zonas rurales. Esto es lo que le permite moverse “como el pez en el agua”.

En las dos terceras partes del territorio colombiano está presente la autoridad de la guerrilla: forma un Estado dentro del Estado. De no ser así ¿Como mantener veinte mil o más guerrilleros en armas si no se existieran hilos o bandas estrechas de comunicación con las mayorías nacionales?. Si el guerrillero permanece metido en las cordilleras, en lo profundo de las selvas ¿Quién realiza la labor cotidiana de suministro de alimentos, uniformes, medicinas, armas, proyectiles, información, inteligencia guerrillera, etc.?. Este suministro es posible por la gran base social en la ciudad y el campo.

Vivir en el frío de las cordilleras o las inclemencias de la selva húmeda tropical durante años y años, con toda la secuela de peligros, enfermedades (paludismo, fiebre amarilla, leismaniasis, digestivas), unido a la persecución y acoso constante de fuerzas militares, requiere de una alta dosis de conciencia ideológica y mística revolucionaria, cuyo modelo puede estar en el Che Guevara. O el caso ejemplar de renuncia a la vida de privilegios, lujos y comodidades que tenía Simón Trinidad en la sociedad de Valledupar. Es así como hay que ver a los miembros de la guerrilla y no con la visión de agravios, propia del discurso que conforma la campaña mediática de los personeros del gobierno, los jefes militares, la jerarquía católica y el imperialismo.

En Colombia no es posible otra forma de lucha política que no sea la lucha armada. Las formas cívicas no están permitidas. Así ha ocurrido desde el nacimiento de la República con el asesinato del mariscal Sucre, luego el de Uribe Uribe, de Gaitán, de 5.000 miembros de la Unión Patriótica y está en cierne la amenaza contra el Polo Democrático, ante los triunfos obtenidos en las dos últimas elecciones habidas en Colombia.

Para entender la extensión en el tiempo del conflicto colombiano, es necesario tener presente estas cuestiones elementales de la lucha guerrillera y de la lucha cívica. Ante el estallido de masas que avanza por Latinoamérica, la lucha armada como una forma de lucha del pueblo colombiano, es la vanguardia, es el ejemplo a seguir si el imperialismo persiste en derrocar a los gobiernos elegidos democráticamente en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. El pueblo colombiano no está sólo en la guerra por la soberanía nacional, contra la oligarquía y contra la invasión gringa. ¡Patria o Muerte!


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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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