Y, todo estuvo calladito entre Putin y Trump

¡Habla Trump! Y, ¿qué digo? Di algo que hayas pensado o, que creías que ibas a imponer después de tu ultimátum o, te volviste cobarde en mi presencia. Qué va: bocón seré, pero cobarde yo, nunca -¿verdad, Marco Rubio?-. Y las horas pasaban y los equipos se fastidiaban y, silencio oportuno con Trump rascándose la pierna izquierda y, de vez en cuando se tocaba sus pelotas y estaban yertas.

El mundo loco de ironía. Nadie lo creía después, ni lo imaginaba tampoco que Trump hubiera enmudecido frente a Putin y los otros.

En Rusia todo seguía igual. No así en Ucrania con Selensky bocabierta sin balance corporal con las ondas sonoras perdidas y los radares bostezando por más millones de Europa a la guerra.

Algo pasa. Pero qué y, el qué en qué. Nadie carraspeaba.

A veces se veían sin verse como el que está y no está, pero se está que es lo importante. No había monólogo ni desplantes. Caras serias y feas que ni reían y, Marco Rubio inflexible.

Cómodos no estaban ni incómodos tampoco. Y entonces, se ha perdido el Norte, se ha perdido el Sur. Ya Don Rafael en Venezuela hubiera hablado.

Habla mijito. Anjá. Y por qué no hablas tú. ¿Yo?

¿Esto parece un velorio de pobre o, acaso somos mudos de impaciencia? Quién dijo eso, si nadie hablaba.

Por lo menos pensaban -lo más seguro- y cómo adivinarlo si las palabras no salían de adentro para fuera, ni de afuera para dentro.

¡Horror!

Ellos hacen con nosotros los oyentes, lo que les venga en ganas, pero ahora no. Y era no.

Por fin Putin hablo. Y solo dijo: aquí hace mucho calor que hasta miedo me da, no -lo dijo- solo lo pensó.

Trump por su parte se puso más serio y, pensó: si salgo bien de esta me cagaré en el alma de Maduro que me quiere meter un contrabando de frijoles por caraotas con los tumbaranchos que encontró Diosdado y, se la pasa de chismoso con Putin. Qué si el pato que si la guacharaca.

Y las seis horas esperadas se convirtieron en tres. En solo tres.

Y lo más triste como emocionante en ese recinto es que no entraba ni salía nadie. Y Trump no dejaba de rascarse las pelotas que, si hubiera estado un argentino allí: hubiera dicho, pelotudo.

Los presentes sudaban, ¿no? Solo Trump lo hacía, le gusta sudar y, más por los migrantes a quienes ama con toda su apariencia de salvador de sálvese el que pueda.

¿Hubo acuerdo histórico? Parece que no. Y parece que hay que esperar. Que la masa no está para bollo en Alaska y, no lo estaba.

Entonces, señora y señores. "No hay acuerdo hasta que haya acuerdo". Acaso en Alaska llovió sobre lo mojado.

En la reunión de Alaska hubo de todo. Menos acuerdo. Hasta alfombra roja hubo.

Hablaron de Maduro, hablaron de Lula, hablaron de Cuba, pero de Ucrania vaya usted a saber, se quedaron sin fuego al cañón. Unos se odian y otros se quieren y esa es la vida que hay que arrastrar quiérase o no. Unos se matan para que otros vivan y además sacar provecho, claro, provecho para ti que para mí no. Para ellos sí.

Después de finalizada la susodicha reunión. Dos de los implicados hablaron informalmente y, uno le dijo al otro: te has fijado que antes Maduro cuando era revolucionario mandaba a hacer casas al pueblo y, ahora lo que manda a hacer son sindicatos para que le hagan huelga de hambre y no le pidan aumento para el pueblo al que mantiene a fuerza de bonos y de sueldos nada, ni nai ni nai.

¿Se verán Trump y Putin pronto? Posible parece y posiblemente en Rusia. Y otra vaina es que el que no habla Dios no lo oye



Esta nota ha sido leída aproximadamente 898 veces.



Esteban Rojas


Visite el perfil de Esteban Rojas para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: