La tobillera de Cristina

Nos preguntamos ¿Cuántos ciudadanos argentinos privados de libertad mediante prisión domiciliaria llevan una tobillera electrónica?

Para ubicarnos en contexto, nos vamos a la Argentina donde gobierna el desquiciado de Javier Milei quien disfruta del reciente lawfare forjado contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y la consecuente condena a seis años de prisión e inhabilitación política perpetua.

Justo al redactar estas notas miles de simpatizantes se agolpan frente a la residencia de la ex mandataria para mostrar su apoyo y solidaridad ante la desproporcionada e injusta condena. Parece que el peronismo recuperó la capacidad de movilizarse y actuar políticamente, mientras el Gobierno montó un operativo ilegal colocando vallas para intimidar a los militantes que se acercan a condenar la detención.

Las protestas frente al balcón de Cristina no dejan de ser creativas, muchas damas lucían tobilleras hechas con flores para expresar su solidaridad. Mientras la estupidez mediática parece alcanzar su récord histórico. "La tobillera es para asegurarnos de que no escape con rumbo a Cuba", "Le tendrían que poner cámaras dentro de la casa. Pincharle los teléfonos e intervenirle la línea de Internet, demasiados privilegios tiene la latrocida" aseguran los odiadores seguidores de Milei en redes sociales.

La tobillera quedará para el anecdotario.

Ninguno de los militares y torturadores que cumplen prisión domiciliaria en Argentina llevan puesta una tobillera electrónica. Los agentes de seguridad se apresuraron a visitar el domicilio horas después de que le fuera concedida por orden judicial el cambio de la mazmorra por casa, solo querían asegurarse de buena cobertura de la señal electrónica.

Es insólito. La crueldad de estos monstruos es inagotable. Ahora el problema consiste en como prohibirle salir al balcón.

Los jueces han declarado que la condenada no puede "perturbar el vecindario", sin definir que se entiende por perturbación. ¿Acaso no puede disfrutar de todas las áreas de su residencia? Y si se asoma al balconcillo ¿no puede hablar, discursear, bailar, agitar los brazos y mucho menos gritar: ¡VIVA PERON CARAJO!?

 



 



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Ismael Noé


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