La subyugación de Europa

No soy ningún experto en política internacional, ni pretendo descubrir el agua tibia sobre las relaciones de dependencia con el imperialismo estadounidense de la Unión Europea en general y sus integrantes en particular. Se entiende que existan contradicciones entre todos los países del mundo, pues cada uno de ellos trabaja, o debería trabajar, en función de sus intereses particulares. No son iguales los intereses de Alemania a los de España, por no decir Hungría, pero todos están en la Unión Europea, pues los intereses compartidos supuestamente son más importantes que las diferencias. Dicho de otra forma: es más lo que los une que lo que los divide. Lo inentendible es que se abandonen los intereses propios para favorecer los ajenos. En América, estas asociaciones han existido por mucho tiempo: el Pacto Andino, la Comunidad del Caribe, la CELAC. Otro tanto ocurre en África y en Asia.

EEUU, por su parte, como principal potencia del mundo, ejerce su decisiva influencia sobre países individuales y sobre las asociaciones de los mismos, independientemente de que no sea parte de éstas. Sustituyó a Inglaterra como potencia dominante desde la mitad del siglo XX, luego de la Segunda Guerra Mundial, y más adelante, a partir del derrumbe de la Unión Soviética en los noventa del siglo pasado, ellos y muchos otros pensaron que se convertirían en hegemónicos, en el poder mundial único, al desaparecer el contrapeso que significó la súper potencia del socialismo real. Poco les duró este sueño, al insurgir económica y políticamente varios otros países, en su mayoría asiáticos, China entre ellos, y al recuperarse Rusia del traspiés sufrido a inicios de los noventa.

Europa, por su parte, es un continente plurinacional, por lo que su historia está teñida del enfrentamiento permanente entre esos grupos nacionales, cuyas identidades no se han resquebrajado en forma importante con el tiempo transcurrido. A lo mejor, lo harán en el futuro, sin poderse precisar cuándo. Pero es que la situación es mucho más complicada, pues al interior de los países integrantes de la Unión existe plurinacionalidad, que sigue siendo muy evidente. España es un ejemplo de ello, y lo fue Yugoeslavia hasta que se fragmentó, o fue fragmentada por las acciones militares de la OTAN, algo que siempre han querido hacer con Rusia, que es una federación de naciones, y algo que les gustaría hacer en Hispanoamérica, aquélla descrita por Bolívar, como la que tiene un mismo origen, un mismo lenguaje, una misma religión y unas mismas costumbres, reforzando las diferencias e inventando unas nuevas no existentes.

Pero esa Europa, que había logrado una unidad estable, que hacía pronosticar un futuro luminoso de suficiencia y bienestar social, ha sido lamentablemente víctima de posiciones absurdas contrarias a los intereses de sus propias naciones. Esa Unión, o sus dirigentes y la mayoría de sus integrantes, han privilegiado el interés de la potencia anglosajona americana sobre los legítimos intereses de sus nacionales, de sus pueblos. En una actitud claramente ideologizada, se han sometido a los dictámenes y decisiones militares de la OTAN, en su interés por cercar a Rusia, por rodearla de bases militares, por acortar las distancias entre estas bases y sus principales ciudades, y con un discurso además que plantea las cosas como si se estuvieran defendiendo y no fueran realmente los agresores, violentando desde 1997 los acuerdos con Gorbachov, y desatendiendo los llamados rusos a la cordura y al cese de la expansión de la OTAN.

Con la excusa de la guerra en Ucrania, han preferido renunciar a los planes, programas y trabajos de años, para lograr el suministro estable, a través de gasoductos, del gas natural ruso, diez veces más barato que el vendido por los estadounidenses, sin importarles el daño a sus connacionales, a sus industrias y a sus países. Han permitido el sabotaje impune de los gasoductos North Stream I y II, en el mar Báltico, y trataron de acusar a la propia Rusia de auto sabotearse. Están destinando a la "defensa militar", que no es tal sino agresión descarada de la OTAN, recursos presupuestarios adicionales, restringiendo programas sociales de salud y educación en sus distintos países. Inentendible esta entrega a los intereses de EEUU, quien, para completar la escena bochornosa de la sumisión, hoy amenaza a Dinamarca con sanciones arancelarias, si no le venden la isla de Groenlandia.

La razón, pp A-3, 2-2-2025, Caracas;



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Luis Fuenmayor Toro

Médico-Cirujano, Ph. D., Ex-rector y Profesor Titular de la UCV, Investigador en Neuroquímica, Neurofisiología, Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Luchador político.

 lft3003@yahoo.com      @LFuenmayorToro

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